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Doctrina duartiana

Homero Luis Lajara Solá

“El optimista ve lo invisible, siente lo intangible, y logra lo imposible”. -Winston Churchill

Este 26 de enero se celebra el 209 aniversario del natalicio del Patricio Juan Pablo Duarte, resaltando más que nunca su grado de primer general en jefe de los ejércitos dominicanos, director general de la revolución dominicana y decano de los fundadores de la República. Al correr de los años su estrella se eleva al espacio sideral como ejemplo a emular por todos los dominicanos, sobre todo en la fe y esperanza de un proyecto de nación, en una época donde pocos creían que podríamos ser libres e independientes, con una baja densidad poblacional y el vecino del Oeste al acecho, amedrentando con su otrora poderoso ejército que le tomó 12 años darse cuenta que la República Dominicana es y será una nación distinta de Haití, con buenas relaciones para el desarrollo y progreso integral de nuestros respectivos países, pero cada cual de su lado. En estos momentos la fe y perseverancia de Duarte hay que resaltarlas más que nunca, cuando buenos dominicanos han perdido la esperanza y dudan que la República Dominicana ha iniciado un proceso judicial con el tridente de Neptuno, aplicando justicia ciega y se va sintiendo “el indispensable temor a la sanción”, con las deficiencias y errores propios de los inicios en procesos de esa magnitud. Es entendible que tantos años de espera con sueños truncados crean dudas inmensas, pero también hay que entender que los procesos correctos en países donde predomina el clientelismo político, aunque exista la voluntad presidencial, toman su tiempo y conlleva mucho valor y sacrificios, incluso riesgos electorales, romper el maleficio de la “cultura de la corrupción”.

La transculturación ha sido otro factor negativo que ha desmotivado a muchos. Por eso hay que comenzar con estrategias cuyo costo no es elevado, como es el caso de las rondallas fronterizas, las bandas de músicos de las Fuerzas Armadas, sus guardianes naturales, la alfabetización en lenguaje castellano, junto al fortalecimiento de la cultura cívica, y a la vez proporcionar trabajos decentes que motiven a que la frontera sea poblada por dominicanos, cuyos hijos se formen en las aulas, izando el pabellón nacional cada mañana, entonando el himno nacional.

En ese contexto, es primordial el compromiso social corporativo de las empresas privadas, apoyando en la formación de los líderes del futuro y en la creación de fuentes de trabajo, coordinando con las autoridades municipales de las provincias, construcciones y reparaciones de estructuras que sirvan para la salud, educación, seguridad, y el entretenimiento sano, sobre todo en las zonas fronterizas, con un orden de prioridades, alejando el sello político partidista de esa noble tarea nacional.

Es oportuno señalar la reciente publicación en el diario El Mercurio, de Chile, del “Centro de Estudios Internacionales”, sobre un adelanto del “Informe sobre el índice de riesgo político de América Latina para el 2022”. El mismo precisa la tendencia de erosión y colapso del sistema democrático y la inclinación de la opinión pública por gobiernos autoritarios eficaces, afectando la elección por votación popular. Otro de los temas de ese estudio lo constituye el cambio climático, afectado aún más por la sequía, entre otros fenómenos que incidirían en el aumento de la pobreza.

Es preocupante lo tratado sobre las expectativas insatisfechas de la ciudadanía como “caldo de cultivo para manifestaciones sociales”, con el agregado del desempleo, la deuda pública y la inflación sostenida, adicionando las inevitables consecuencias post pandemia, con énfasis en una juventud que no logra satisfacer sus pretensiones laborales.

El fenómeno migratorio no podría estar fuera en la agenda latinoamericana, como es el caso de la invasión pacífica de los haitianos a la República Dominicana, donde se puede observar el empeño del gobierno dominicano en busca de una solución diplomática/legal.

Según este informe, la corrupción y el narcotráfico siguen siendo temas de alta preocupación en América Latina, ya que la elevada producción de drogas y la incursión de corporaciones mafiosas en los estamentos uniformados, partidos políticos y “empresas privadas”, ha creado escudos que son difíciles de penetrar, principalmente por la falta de institucionalidad en países como el nuestro.

A esto se le agrega el mal uso que a veces se le da a las redes sociales, para el chantaje y la extorsión, afectando reputaciones sin la presentación de las pruebas correspondientes, valiéndose de personas sin la “calificación moral” para hacer acusaciones . Esta grave situación que “podría originar tragedias personales”, debe ser tomada por el Ministerio Público como un reto en la defensa de los ciudadanos decentes que hoy se sienten desprotegidos, con la posibilidad de que mañana salga una noticia falsa en las redes que intranquilice a su familia y a la imagen corporativa de empresas consolidadas y de orígenes transparentes. Con respecto a la inversión extranjera, el informe habla de los cambios institucionales, como la redacción de nuevas constituciones como en Chile y la elección de nuevos gobernantes de partidos de izquierda, que impactan negativamente en el traslado de capitales a la región. También se hace eco de la rivalidad entre China y Los EE.UU., que ha creado una competencia en América Latina, originando ciertas situaciones en el ámbito de las inversiones y en lo que respecta a activos estratégicos y la decisión soberana de los Estados.

Y si esto fuera poco, se refiere a cómo los delitos informáticos están arriesgando la ciberseguridad, atacando empresas poderosas, incluyendo el propio gobierno, junto a infraestructuras críticas, fenómeno agravado por la migración a modalidades telemáticas de trabajo.

Con este panorama latinoamericano y los resultados del año 2021 en la República Dominicana, se puede ver con mayor dimensión el daño causado por unos pocos, con la anuencia y cobardía de muchos, creándose corporaciones del mal , de una manera tan grotesca que, según las investigaciones, los tentáculos de contubernios y complicidades llegan lejos.

En un país de estilo decimonónico, donde todavía se piensa que cada vez que un partido político gana unas elecciones sus militantes tienen que servirse del pastel del Estado, sin importar el “perfil profesional y ético”, solo el papel de votante, nunca alcanzaremos el añorado desarrollo, ni seremos el proyecto de nación con que Duarte, con su férvido ideal, soñó.

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