LA ARRANCADA
El reto de escribir sin cobrar
En 2013, un editor de The Atlantic se puso en contacto con el periodista freelance Nate Thayer. Le pidieron que readaptara uno de sus artículos de forma gratuita. “Lamentablemente no podemos pagarte por ello”, le dijeron, “pero tenemos hasta 13 millones de lectores al mes”. Estas palabras probablemente suenan familiares a periodistas y autores de todo el mundo.
Thayer decidió publicar la correspondencia completa entre él y el editor, lo que reavivó un debate permanente dentro de la comunidad periodística: ¿Hay que trabajar gratis alguna vez?
No, dijo Thayer en su respuesta. En un correo electrónico a The Atlantic, contestó: “Soy un periodista profesional que se ha ganado la vida escribiendo durante 25 años y no tengo la costumbre de prestar mis servicios gratuitamente a medios de comunicación con ánimo de lucro para que puedan ganar dinero utilizando mi trabajo y mis esfuerzos, quitándome la posibilidad de pagar mis facturas y alimentar a mis hijos”.
Muchos estarían de acuerdo con Thayer sobre las consecuencias económicas de ofrecer y aceptar escribir sin cobrar, ya que eso crea y perpetúa un sistema que quita a los autores la posibilidad de pagar sus necesidades básicas.
Sin embargo, las condiciones en torno a la escritura no remunerada son complejas, y la discusión no puede resolverse con una simple dicotomía, con un firme sí o no.
¿Qué ocurre, por ejemplo, cuando la perspectiva de trabajar gratis se ofrece a un estudiante sin experiencia y no a un reportero con 25 años de antecedentes? Para explorar los matices de este debate, hablé con los periodistas freelance Alex Moreland, Beth Kirkbride y Sirin Kale sobre sus vivencias con el trabajo no remunerado.
¿Deben los periodistas sin experiencia escribir gratis? Los tres reporteros consultados escribieron sin cobrar cuando entraron en el sector. “Yo sí escribí gratis al principio de mi carrera porque no tenía experiencia, ni fui a la escuela de periodismo ni nada parecido. Solo diría que hay que escribir gratis si no tienes artículos publicados ni experiencia”, dice Kale.
Escribir sin cobrar le permitió tener un portafolio que mostrar a futuros editores, lo que le llevó a tener un trabajo remunerado. Sin embargo, cree que nadie debería acostumbrarse a escribir gratis. “Creo que una vez que se ha creado una cartera de trabajos para mostrar, quizá cinco o 10 artículos, se debe dejar de escribir sin cobrar. No hay que hacer carrera de forma gratuita, ni tampoco deben pedírtelo”.
Kale da un ejemplo perfecto del “hope labor”, un fenómeno ampliamente estudiado por Kathleen Kuehn y Thomas F. Corrigan, quienes investigaron a blogueros y a críticos digitales, descubriendo que muchas personas invierten voluntariamente su tiempo y su creatividad en la escritura no remunerada como un posible trampolín para conseguir un trabajo futuro. El “hope labor” consiste, por tanto, en un trabajo no remunerado o poco remunerado, que a menudo se realiza a cambio de experiencia y exposición con la esperanza de que el trabajo futuro llegue.
Conseguir insertarse es claramente un gran incentivo para los jóvenes periodistas, especialmente cuando se trata de información especializada. “El periodismo musical es especialmente conocido por la dificultad de conseguir oportunidades de trabajo remunerado”, afirma Kirkbride. “Para mí fue como un rito de paso escribir para sitios que no podían pagarme por mi tiempo, pero que en cambio me ofrecían la oportunidad de reseñar algunos de los lanzamientos de mis artistas favoritos antes de que salieran, o me facilitaban pases de prensa”.
Por un lado, escribir sin cobrar puede beneficiar la carrera de un joven reportero gracias a las redes sociales, la experiencia laboral y la confianza que puede adquirir al hacerlo. Escribir sin cobrar también plantea la cuestión de hasta qué punto son accesibles los puestos de trabajo en el periodismo. Al recordar su experiencia, Moreland dice: “Cuando empecé a escribir gratis, era estudiante, lo que en parte hizo que me sintiera capaz de hacerlo. No se lo recomendaría a nadie que no sea estudiante o esté en circunstancias similares”.
Escribir sin cobrar lleva tiempo, explicó Kirkbride: “Cuando era redactora jefe de mi periódico estudiantil, me ocupaba fácilmente hasta tres o cuatro tardes/días de mi semana”. Aunque lo recuerda como una experiencia positiva y enriquecedora, es importante señalar que una tarea que requiere tanto tiempo puede representar una barrera insuperable para los estudiantes y los periodistas de clase trabajadora que están comenzando su vida profesional, o para quienes tienen otras responsabilidades.
Los tres periodistas coinciden en que hay que rechazar los trabajos no remunerados que ofrecen las grandes publicaciones. “Creo que nunca hay que escribir gratis para una publicación que tiene mucho que pagar”, dice Kale. “Creo que eso está bien en el caso de fanzines muy pequeños. Por ejemplo, yo solía escribir para algunos blogs feministas. No tenían presupuesto para pagar, pero tampoco ganaban nada”.
The Indiependent, un medio comunitario para aspirantes a autores fundado por Kirkbride en 2014, es una de esas plataformas. “Mientras que algunas personas pueden pensar que nuestro modelo es explotador, yo duermo tranquila sabiendo que estoy ofreciendo un espacio para que los jóvenes periodistas ganen experiencia, y que nadie se beneficia económicamente del sitio”, dijo.
Independientemente de la procedencia, explicó Moreland, si uno decide trabajar gratis, debe ser consciente de ello. “Si escribes gratis, debes hacerlo con un conjunto específico de objetivos y metas para que no te convenzas de seguir haciéndolo más allá del punto en que te es útil”, dijo.
Al fin y al cabo, Kirkbride agregó, “solo se necesitan uno o dos notas firmadas antes de presentarte ante algún medio. Creo que hay un punto en el que la gente debería dejar de escribir gratis y centrarse en cobrar por su trabajo”.
Conseguir tu primer encargo remunerado puede ser una empresa desalentadora, que se estropea fácilmente con el síndrome del impostor. Sin embargo, el periodismo es un trabajo y debes ser compensado por tu tiempo y esfuerzo, sin importar tu nivel de experiencia. La única manera de crear un gran contenido es a través del ensayo y el error, y aprendiendo en consecuencia. Todos los grandes periodistas tienen que empezar en algún sitio. Piensa en tus primeras experiencias de escritura como tus primeros pasos para convertirte en un mejor profesional.