Los dominicanos en Haití echan pie de regreso al país

Muchos criollos con trabajos fijos en el país vecino lamentaron la crisis de inseguridad allí, pero afirman sus vidas tienen más valor para ellos.

Las bandas son responsables de muertes y secuestros en Haiti, y han paralizado el suministro de combustible durante varias semanas

Las bandas son responsables de muertes y secuestros en Haiti, y han paralizado el suministro de combustible durante varias semanas

Avatar del Listín Diario
Ricardo SantanaSanto Domingo, RD

Dominicanos residentes en Haití co­mienzan a abandonar ese país por la inestabilidad social, económica y políti­ca, mientras haitianos que viven aquí de manera irre­gular no quieren regresar a su tierra, siendo esta la ra­zon de su ausencia en calles y avenidas, para evitar ser arrestados por inspectores de Migración.

Por igual se quejan de la lentitud de las autoridades haitianas para dotarlos de actas de nacimiento y cédu­las y así gestionar visas do­minicanas para no emigrar ilegalmente.

La dominicana María Jo­sefina Filpo dijo que des­de hace dos años trabajaba para una empresa de zo­nas francas en Pentión Vill, pero hace dos días decidió regresar a Laguna Prieta, su comunidad, en Santia­go, por causa de los secues­tros, asaltos, crímenes, la inseguridad, falta de com­bustibles, alimentos y otros males. “Me sentía cómoda porque me pagaban bien, pero mi seguridad está por encima de todo y los secues­tros en Haití están a la orden del día; si sales a las calles es con miedo a que te atraquen a plena luz del día”, dijo.

Eso mismo declaró Leo­nardo Martínez, un mecáni­co dominicano residente en Cotuí que laboraba en un ta­ller de mecánica del subur­bio de Delma, cerca de Puer­to Príncipe, quien alega que a pesar de que le iba bien económicamente, decidió hacer un receso y regresar a República Dominicana hasta que la situación mejore en la nación vecina.

Lamentó que las cosas en Haití se han puesto muy difí­ciles y que no podía estar en medio de un sobresalto”, en­fatizó.

“Estudié mecánica auto­motriz en Infotep y me ofre­cieron trabajo en Haití, me quedé porque el trabajo era remunerado, pero regresé al país, voy a buscar trabajo aquí, para eso me preparé”, añadió.

Igualmente, peluqueros y mujeres que trabajan en sa­lones de belleza y barberías de Puerto Príncipe, Cabo Haitiano y otras ciudades de

Haití, explicaron que están retornando, debido a que se ha producido una baja estre­pitosa de clientes por la fal­ta de combustibles, energía, los secuestros y la inseguri­dad.

La mayoría de los centros nocturnos de Puerto Prínci­pe, Cabo Haitiano, Delma, Pentión Vil, Jacmel, Sn Mar­cos y otras ciudades turísti­cas y de atracción económi­ca de Haití, están a punto de hacer lo mismo, debido a la falta de clientes, contó al Listín Diario, una dominica­na que trabajaba en uno de esos lugares y que hace 12 días retornó a este país.

Dominicanos que acos­tumbran a entrar a Haití a realizar trabajos de plome­ría, electricidad, pintura, ebanistería y de otras manos de obra suplidas principal­mente por obreros criollos, se están absteniendo de en­trar a la vecina nación, por los secuestros y la inseguri­dad.

No solo los dominicanos están regresando al país. También los esta hacien­do personas poderosas y de clase media, están emigran­do a este país, pero con la diferencia de que contrario a como lo hacen los de cla­se media, estos vienen con documentos. Comerciantes haitianos dicen que, apar­te del terror que están infun­diendo las bandas armadas a la población, ellos tienen que pagar mucho, cada semana, a los pandilleros, o estos les queman o saquean sus nego­cios y los secuestran.

SIN SALIDA Se complica más la crisis Taponamientos. La crisis de carburantes se agrava en Haití y ayer se formaron largos tapo­namientos en el puente binacional que separa a Dajabón de ouanamin­the, debido a que con­ductores, comerciantes y haitianos comunes, des­esperados, cruzan a este lado, tratando de suplir­se de gasolina y gasoil.

Algunos tanqueros han sido desviados por los bandoleros, quienes venden el producto en el mercado negro, agra­vando aún más la crisis.