Lecturas

Confesiones de un vicioso

Anton Chejov.

Anton Chejov.

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Sergio RamírezManagua, Nicaragua

En una conversación de días pasados con Elena Poniatowska, mediada por Antonio Ramos Revilla, director de la Casa del Libro de la Universidad Autónoma de Nuevo León, hablamos del universo infinito de las lecturas, empezando por aquellas de la infancia que se recuerdan siempre con el gusto de la nostalgia.

Para Elena su primer libro, leído en francés, fue Heidi, la novela inmensamente popular sobre la huerfanita de las montañas alpinas, de la escritora suiza Johanna Spyri, famosa en muchas lenguas a partir de su publicación en 1880, y que lo sigue siendo al punto de que ha pasado a convertirse en una historieta ánime en Japón.

Yo, por mi parte, recordé que había hallado el sentido de la aventura en los personajes de las historietas cómicas de identidad oculta, que actuaban bajo disfraces, como El Fantasma, creado por Lee Falk en 1936, “el duende que camina” sentado en el trono de la Calavera en una cueva en lo profundo de la selva, desde donde salía a vérselas con sórdidos malandrines.

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