Penurias de Alan no terminan con el regalo de una tablet
El drama de Alan Mercedes, el niño que solo pidió una tablet para poder seguir estudiando de forma virtual, no concluyó al recibir este aparato tecnológico. Las vicisitudes prevalecen.
Alan, quien es el mayor de cinco hermanos y vive junto a su madre, Aura Esmirna, y dos hermanitos de 11 y 7 años de edad, dijo tener dos hermanos más, pero que actualmente estos están viviendo con su papá por la situación calamitosa de la familia
“Tengo cinco hijos, todos menores de 12 años, el más grande es Alan”, expresó la madre.
No cuentan con internet, ni energía eléctrica permanente para poder hacer realidad el sueño de estudiar sin interrupciones.
“Un vecino fue que me pasó la clave del internet, para mientras tanto, porque él sabe que la situación no está fácil”, manifestó.
Aura dijo ser huérfana de madre y padre, además de ser hija única. Contó a esta periodista que solo tiene como familia cercana a sus vecinos y a un primo hermano que a veces pasa a saber de ellos, ya que sus demás familiares viven en el campo.
También agregó que está separada de su esposo desde hace dos años. Ella vive del “chiripeo” producto de la venta ambulante de medias y ropa interior.
El lugar donde vive Alan, su progenitora y sus dos hermanitos, es un pequeño cuarto alquilado, donde ella paga RD$3,000 mensual de lo poco que la dan de manutención de los niños y la escasa venta de sus artículos.
Carencia
Con una mirada entristecida Alan, al igual que sus hermanos acostados en una desvencijada cama que casi toca el suelo, miraban fijamente el foco de la cámara. Si llueve, lo mismo da estar afuera que adentro, debido a la cantidad de perforaciones en el zinc, que los protege del sol durante el día, pero no evita que los tiempos de lluvias sean estresantes.
A mí me cae agua de ahí cuando llueve”, dijo Kelvin, de 11 años, hermano de Alan, mientras señalaba un agujero en el techo y justo sobre la cama donde duerme cada noche.
La nevera está llena de polvo tanto dentro como fuera, ya que está dañada. El abanico que ya no le cabe más reparación, la puerta delantera colgando de una bisagra, son muestras de las tantas insuficiencias que se observan en este hogar y que marcan las vicisitudes de esta disfuncional familia.
Las ayudas
Tras el reportaje publicado por el Listín el pasado 12 de enero, en el cual Alan Mercedes pidió una tablet para poder seguir estudiando virtualmente y que le fue concedida por el señor Luis Beato, llegaron otras ayudas a la humilde familia.
Personas conmovidas por el relato y la humildad del pequeño, se acercaron y le llevaron una estufa, un tanque de gas, una computadora de mesa para sus demás hijos, esta última donada a través del programa meridiano El Show del Mediodía.
Además de un inversor, el cual ella dijo no ha po dido mandar a instalar porque le cuesta RD$2,000, dinero que no ha podido juntar debido a que no está vendiendo muchas mercancías.
Pide asistencia
Aura Esmirna dice con tristeza que tenía la tarjeta Solidaridad, pero hace unos tres meses se la suspendieron “sin saber el porqué”
“Yo tengo desde noviembre que no me ponen nada en la tarjeta, esa era mi ayuda de RD$2500 y ya ni eso”, señaló.
Explicó que, por no tener esposo, ni recursos para sostenerse, hay semanas en las que apenas encuentran para comer algo una vez al día, situación que le lacera el alma al ver a sus niños sin poder alimentarse adecuadamente. “Yo le hago su arrocito para comer, cuando hay, Dios es que sabe”, dijo.
La madre de Alan pide al presidente Luis Abinader y a su esposa Raquel Arbaje que acudan en su auxilio y la ayuden a obtener una de las viviendas utilitarias que construye el gobierno y un empleo con el cual pueda sacar adelante a sus hijos.
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Precariedades
En el “cuarto” donde reside Alan Mercedes, su madre y sus dos hermanitos apenas hay espacio para dos pequeñas camas, una donde duerme ella y otra para los niños, ambas, por el paso del tiempo, en pésimas condiciones, por lo que también necesitan una ayuda para cambiar su forma de descansar por las noches.
Feliz.
A pesar de las condiciones en que viven, los integrantes de esta humilde familia dicen sentirse felices y agradecidos de Dios, porque en medio de las dificultades siempre aparece una mano amiga que les ayuda. “Estamos agradecidos de que Alan tenga ya su tablet y que nos haya llegado esta estufa, el tanque de gas y la computadora de mesa. Esperamos que Dios siga intercediendo y manos solidarios vengan a concluir esta obra”, dijo a Listín diario Aura Esmirna, madre de Alan.