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Capital dominicana respeta en gran parte el toque de queda durante celebración de año nuevo

Acostumbrados a festejar por todo lo alto la llegada de un nuevo año, gran parte de la población que vive en la capital dominicana optó por respetar las restricciones impuestas por el Gobierno y prefirió celebrar refugiados en casas o en lugares cerrados.

El silencio y la soledad ofrecieron un condimento atípico para la llegada del nuevo año y solo algunos fuegos artificiales una vez llegada la medianoche y pequeñas celebraciones improvisadas en lugares donde no había vigilancia policial, fueron las excepciones.

Un recorrido realizado por un equipo de Listín Diario a partir de la medianoche, y parte de la madrugada de este viernes 1 de enero del 2021, permitió constatar que las grandes avenidas o los lugares de referencia donde se tienden a reunir las personas para estas fechas, denotaron un aura silente y carente de presencia alguna, a excepción de miembros de los cuerpos castrenses.

El toque de queda que inició a las 7:00 de la noche, impidió que lugares como el Obelisco, la Ciudad Colonial, el Malecón de Santo Domingo o cualquier área pública, pudiera ser usada para los festejos de la llegada de un nuevo año.

No obstante, y a pesar de las restricciones, en barrios como Los Minas, Alma Rosa II, Villa Duarte, Ensanche Espaillat y Los Guaricanos, las personas utilizaron calles internas o callejones estrechos, por donde la policía no suele entrar, para festejar.

Los festejos, además de tener personas juntas y sin mascarillas, también tuvieron un factor común y frecuente: alcohol. Las aceras y los contenes próximos a las celebraciones estaban plagados de botellas de todo tipo de bebidas.

Las cantidades de botellas reunidas iba aumentando con el pasar de los minutos y parecía no tener fin y cuando alguna se acababa, desde la ventana de algunos colmados, que se supone debían estar cerrados, aparecía una nueva bebida.

En dichos festejos, fue notorio como las personas se comportaron como si no hubiese pandemia alguna, ya que en mayoría de casos las mascarillas eran inexistentes y el distanciamiento social nulo.

Pero, en los barrios, también se observaron personas que prefirieron organizar celebraciones dentro de sus residencias, específicamente en balcones y galerías junto a familiares y amigos, respetando así las restricciones por el toque de queda.

En contraste, los sectores clasificados como de “clase alta” mantenían sus calles vacías de personas, pero desde los balcones de diferentes torres, se pudieron escuchar muchas celebraciones ocurriendo de manera simultánea y con ritmos musicales distintos.

Y dentro de ese mismo estrato social, hoteles ubicados en la zona del malecón, aparentemente reservaron algunas de sus áreas para eventos o salones para celebraciones, incluyendo también el Ferry, del cual se escuchó salir música y se vio como dispararon bengalas festejando la llegada del nuevo año.

Por otro lado, la labor policial en los retenes se mantuvo hasta cerca las 1:30 de la madrugada y ya para las 2:00 de la mañana las avenidas principales de la capital dominicana estaban libres de cualquier “obstáculo” policial.