Más allá de la Coyuntura
La paradoja del primer PLD
El profesor Juan Bosch se encargó de dotar al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), desde su fundación, de un amplio y profundo contenido político sobre el cual debían ser definidas todas sus estrategias, planes y programas. Para lograr estructurar una militancia debidamente formada, desde el principio se apostó a la educación política y social como vía de entrada al partido, a través de los círculos de estudios. Como paradigma político partidario el primer PLD experimentó tres grandes momentos durante 27 años: la génesis, desarrollo y agotamiento.
Conforme a los postulados de Thomas Kuhn (Estructuras de las Revoluciones Científicas, 1962), un nuevo paradigma surge cuando logra dar respuestas a problemas existentes, o a nuevos problemas, a lo cual podemos llamar “momento de génesis”. Cuando los métodos y procedimientos del nuevo modelo adquieren mayor aceptación y llenan las expectativas en su campo de actuación, podemos hablar del “momento del desarrollo”. Finalmente, cuando aparecen las anomalías o disfunciones de los métodos para afrontar los nuevos problemas, ha llegado el “momento de agotamiento”, creando las condiciones para una “Revolución Científica” con la génesis de un nuevo paradigma.
El momento de génesis del primer paradigma del PLD se enmarca entre 1973 y 1978, periodo en el cual se conformó todo su cuerpo ideológico, metodológico y estructural. El PLD logró en estos cinco años asentar su “marca” ante el país. Aunque este momento de génesis queda consumado con el Congreso Narpier Díaz González (Nov., 1978), el hecho más significativo del periodo fue la participación del PLD en las elecciones de mayo de 1978, cuyo objetivo más que electoral fue político, tal como lo explica el Prof. Bosch: “Lo que vamos a buscar a las elecciones es el desarrollo del partido; su fortalecimiento cuantitativo o en cantidad de miembros y su fortalecimiento cualitativo o en calidad…” (Vanguardia del Pueblo No. 86, 1977)
El momento de desarrollo del Partido de Cuadros se experimenta entre 1979 y 1990, periodo en el cual adquirió una cobertura y consolidación nacional con el despliegue de todos sus métodos y líneas de trabajo, incluyendo mayor presencia en la diáspora dominicana. Progresivamente el partido va ampliando su presencia en los ayuntamientos y el Congreso Nacional, elecciones tras elecciones, logran do la mayor votación en las de 1990 (653,595 votos), aunque sin alcanzar la Presidencia de la República. Hasta esta etapa, el liderazgo del Prof. Juan Bosch era el único de escala nacional del PLD, aunque ya al interior de la organización venía gestándose un liderazgo emergente que cobró mayor presencia en el Congreso Félix Servio Docoudray y Miguel Soto (Nov., 1990).
El paradigma del Primer PLD llega a su agotamiento en el periodo de 1991 al 2000. Se evidencia el deterioro de la salud del Prof. Juan Bosch y la emergencia de un nuevo liderazgo de escala nacional. Paralelamente, se generan conflictos internos que llevan a la salida de una diversidad de dirigentes, entre 1990 y 1992. La resultante de estos factores se manifiesta en las elecciones de 1994, en las cuales el partido desciende un 40% en las votaciones respecto a las elecciones de 1990. Con esta última experiencia, ese nuevo liderazgo asume una visión más pragmática de la actuación política y de las tácticas de alianzas electorales, cobrando mayor incidencia en la conducción del partido en lo atinente a las elecciones presidenciales extraordinarias de 1996.
En este sentido, se puede identificar una paradoja en el paradigma, pues en el momento de agotamiento es en el cual alcanza su mayor éxito electoral, con el triunfo del PLD en dichas elecciones, gracias a la alianza con el presidente Joaquín Balaguer en el denominado “Frente Patriótico”. Aunque múltiples explicaciones se pueden dar a este hecho, lo cierto es que fue resultado de un nuevo marco estratégico y táctico que ya no respondía a la naturaleza del primer PLD. Aunque el Partido de Cuadros se mantuvo durante la primera gestión gubernamental del PLD (1996 – 2000), nuevas “anomalías” del modelo surgieron tanto al interno de la organización como en su relación con el gobierno y con la sociedad. La derrota electoral del 2000 fue el resultado definitivo de un paradigma partidario ya agotado.