Enfoque
El problema de contener las noticias falsas
En esta era digital y de crisis pandémica global, uno de los grandes problemas que como desafío enfrenta el mundo de la comunicación y el periodismo profesional, lo constituye el auge creciente del uso y difusión de las noticias falsas y la necesidad urgente de limitarlas o contenerlas, con el debido cuidado de no caer en transgresiones al derecho fundamental de la libertad de prensa, bajo cuyo paraguas protector las mismas proliferan y amenazan la buena salud del sistema democrático, sustentado en el reino de las libertades.
Las not i c ias fal sas (fake news), la desinformación y los rumores sin fundamento corresponden a todas las épocas y tiempos, pero surten sus peores efectos en periodos electorales o momentos de grandes crisis, como la que actualmente atraviesa el mundo con la pandemia del COVID-19, durante la cual enfrentamos también una verdadera epidemia de noticias falsas, que la propia OMS ha advertido y define tal fenómeno como “infodemia, pandemia de infofalsedades”, que en palabras del escritor y catedrático español Ignacio Ramonet, constituyen una “tormenta perfecta de noticias tóxicas propagadas con igual o mayor velocidad que el nuevo virus.”
Nuestro país no es ajeno al pernicioso fenómeno de incidencia de las noticias falsas en la construcción de percepciones que configuran estados de ánimos colectivos y crean sentimientos contrarios en una y otra dirección. Será siempre sorprendente constatar cómo en la actual coyuntura electoral dominicana hechos y acontecimientos como la suspensión de las elecciones municipales del pasado 15 de febrero, el incendio sospechoso del vertedero de Duquesa y las dificultades para celebrar las elecciones en el exterior, son manipulados con la finalidad de responsabilizar al gobierno y pretender así sacar ventajas políticas.
Como manifestaciones de falsedades, no hablaremos de tramas de aviones y cargamentos de drogas, porque el colmo o gran premio sí que lo ganó quien en un primer momento, quiso acusar al gobierno dominicano de inventarse el tema del COVID-19 con el objetivo de entorpecer las elecciones. “Aquí se pararon las aguas”, porque la pandemia con su fuerza de realidad de alcance global, estela de muertes y actuación ejemplar del gobierno dominicano en función de resultados obtenidos en comparación con indicadores de otros países, le puso un corte de reversión a percepciones negativas construidas en base a la manipulación en contra del oficialismo, y que ha dejado a la oposición sin discurso.
Sencillamente no tienen propuestas de soluciones creíbles frente a la gran crisis que de forma inevitable sobreviene para todo el mundo, incluyendo a nuestro país, fruto del golpe repentino y multidimensional de esta pandemia y la urgente necesidad de iniciar sin dilación el proceso de recuperación económica que nos devuelva el ritmo de avance y crecimiento que por cerca de dos décadas venía teniendo la República Dominicana bajo los gobiernos del PLD.
Contener o limitar la difusión de noticias falsas en la era digital y de predominio de las redes sociales se mantendrá pendiente como problema sin solución durante buen tiempo, a pesar de los múltiples esfuerzos desplegados en todo el mundo, especialmente en la Unión Europea, y de que las propias plataformas digitales han puesto al servicio de sus usuarios distintos mecanismos gratuitos de verificación, como por ejemplo: Maldita.es, Newtral.es, en el caso de España. Mientras, continuará el debate entre quienes entienden que las medidas deben provenir por vía legislativa o que sean fruto de la auto regulación de los propios medios de difusión de noticias e informaciones.
¿Será posible lograr una normativa que proteja a la democracia de las noticias falsas y la desinformación sin caer en la creación de un “Ministerio de la Verdad”?