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Enfoque

Reapertura después del virus

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Luis Álvarez RentaSanto Domingo, RD

Ha llegado la “desescalada”, la reactivación de las activi­dades económicas después de la pandemia. En el caso dominicano, es una reaper­tura que parte de un supues­to cierre total, aunque la rea­lidad ha sido muy distinta: En gran parte de los barrios del país, el cierre ha tenido muchas excepciones.

Tenemos algún optimis­mo de que nos ha afectado menos de lo esperado. Ba­rrios marginales, como “El Dique” en la margen occi­dental del Ozama, donde han sido ausentes las nor­mas de salud, no han mos­trado casos graves de co­ronavirus, quizás por la combinación de altos niveles de temperatura y humedad, variables que el Laboratorio de Seguridad Nacional de Estados Unidos ha determi­nado vitales. Esperemos que así sea.

En este y otros artículos daremos sugerencias para este proceso, señalando pa­sos y elementos necesarios para la misma, y examinan­do mitos y realidades.

Hemos diseñado 6 pasos en base a criterios empre­sariales (McKinsey, HBR y otros) pero dándole un en­foque de estrategia nacional.

En orden de ejecución

1. La definición y selección de líderes para gestionar la reapertura, y la elaboración de estrategias, ambos críti­cos para salir de la crisis.

2. La ejecución de proto­colos de salud que den con­fianza a la población, como actores económicos (clien­tes, proveedores, emplea­dos, inversionistas), para re­integrarse a la producción y el consumo, y esmerarse en crear mecanismos estrictos para cuidar la salud en las áreas de producción.

3. Establecer medidas, privadas y públicas, para re­vivir la demanda, a la par con el aumento de la oferta.

4. Reiniciar las operacio­nes y las cadenas de aprovi­sionamiento y de valor de las empresas.

5. Aceptar y asentar cam­bios tecnológicos que nos ayuden a la recuperación.

6. Reiniciar operaciones con cautela y preservar las lecciones y cambios aprendi­dos durante la pandemia que representan mejoras o inno­vaciones en los procesos pro­ductivos y el mercadeo, tanto a nivel público como privado.

Revisemos ahora los pre­rrequisitos de la reapertura y dos importantes dilemas:

Primero, las prioridades de salud versus la economía y, segundo, el uso de las prue­bas. Los gobiernos han di­señado las reaperturas con condiciones de salud, que la pandemia sea manejable pa­ra los sistemas de salud, y la disponibilidad de medios y pruebas, bajo el supuesto de que el objetivo primordial es salvar vidas. Se han destruido supuestos para tomar decisio­nes, pero hay que iniciar con un marco para la acción den­tro de la incertidumbre. Por ello proponemos tres prerre­quisitos adicionales a los de salud: 1ro. Liderato, quién y cómo se gestiona la reapertu­ra; 2do. Prioridades, adonde vamos, hacia donde se harán los esfuerzos; 3ro. 2 Realida­des, cuáles son nuestras limi­taciones, de salud y económi­cas, fortalezas y debilidades, con relación a la pandemia, y donde son útiles las pruebas.

La respuesta será el mapa estratégico, detallado sector por sector, producto por pro­ducto, para priorizar oportu­nidades de recuperación, y guiar la asignación de recur­sos, la producción, las cade­nas de suministro, y el regre­so de la oferta y demanda.

Los sectores público y pri­vado determinarán un crono­grama de recuperación para cada área y sector que, inte­ractuando juntos a través del dialogo nacional, tomarán decisiones de inversiones y gastos.

La prioridad será EL EM­PLEO, quizás sorprenda a los lectores que no sea LA SA­LUD; esta es una prioridad, subyacente en los prerrequi­sitos descritos, pero hay que aceptar que mientras muchos países continúan en cuaren­tena, surgen cada vez más vo­ces públicas que cuestionan si medidas tan estrictas real­mente causan más daño a la economía que los beneficios recibidos en materia de salud pública.

Los efectos psicológicos, el parón económico, y los ho­rribles niveles de desempleo, crean secuelas (hambre, dro­gadicción, suicidios, quie­bras) que también impactan grandemente la salud.

Lo que queremos enfatizar aquí es que “salud versus eco­nomía” es una dicotomía fal­sa. Para pelear contra el virus, se han escogido respuestas, el cierre total de España e Italia (países que aun así tienen en­tre las más altas tasas de in­fectados y muertes) o la sua­vidad de Suecia y otros países nórdicos (los cuales han te­nido buenos resultados), y otras estrategias ente ambos extremos; Sin embargo to­dos han recibido fuertes gol­pes en su economía, lo cual ha hecho dudar a los expertos sobre si el coste de parar un país compensa los beneficios que puede recibir en la salud pública. También es evidente que no hay sistema que fun­cione al 100% para suavizar los efectos de la pandemia en la economía.

En República Dominicana hay una clara realidad: So­mos un país en desarrollo con fuertes limitaciones de recur­sos humanos, económicos y de infraestructuras.

Por tanto, así como en la fase de confrontar el virus la salud era primordial, y la eco­nomía secundaria, para la re­apertura se invierten los fac­tores, nuestra prioridad es reactivar y proteger el em­pleo, dentro de un ambiente de salud que reduzca un re­brote virulento del virus; pe­ro sin vacuna, el virus vivirá entre nosotros y el objetivo es que nos afecte lo menos posi­ble, económicamente, hasta que aparezca una solución de salud o nos inmunicemos na­turalmente. También para la reapertura que se cita la nece­sidad de pruebas del virus.

Tengamos sentido común: ¿Para qué sirven las pruebas? Simplemente hacer pruebas sin criterios no tiene valor, son costosas y a veces inne­cesarias. En la reapertura po­demos darles uso priorizado, una encuesta que indique la penetración del virus, con én­fasis en áreas que, por su acti­vidad económica y empleos, tengamos interés en abrir. Los datos del mercado de trabajo son un primer indicador, nos revelan cuales son los sectores con mayor empleo, para lue­go determinar cuáles pueden ser abiertas con la mejor rela­ción costo/beneficio, porque tienen menos costos de con­trolar la salud.

Los sectores que más em­pleos abarcan, dentro del co­mercial con algo más del 20% del empleo (Un millón de per­sonas), quizás puedan ser rei­niciados los salones de belleza (Más de 150 mil empleados), los talleres (Más de 100 mil), los comercios menores mó­viles(200 mil) y los profesio­nales o técnicos; La agricultu­ra/ganadería, con el 12% del empleo, sigue abierta y debe ser promovida para mante­ner la cadena alimentaria; La manufactura y zonas francas/call-centers, casi un 15% del total de empleos, y la cons­trucción, son fáciles de reini­ciar.

Más complicado es el turis­mo (Hoteles y empleos rela­cionados) y la hostelería (Ba­res, discotecas, restaurantes, cafeterías), pero por su nivel de empleo, las grandes inver­siones de sus infraestructuras, y es el sector que más divisas aporta al país, merecen un es­fuerzo inmediato para reini­ciar sus actividades lo más rá­pido posible.

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