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Análisis político

Las del 2020 son de las elecciones más complejas post dictadura

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Ruddy L. GonzálezSanto Domingo

El proceso electoral del 2020, que se inició con las votaciones de las primarias de octubre de 2019, es uno de los más complejos, convulsos e inciertos de las convocatorias a las urnas que celebra el país desde la caída de la dictadura de Rafael L. Trujillo, en 1961.

Crisis, tensiones y amenazas de crisis políticas han matizado los procesos electorales que ha vivido el país desde los primeros comicios libres, el 20 de diciembre de 1962, realizados tras la decapitación de la dictadura, desde cuando los dominicanos han ido 20 veces a las urnas, 15 para elegir presidente y vicepresidente y otras cinco para escoger senadores y diputados, sindicos y regidores.

Entre las elecciones más complejas y convulses se citan as elecciones de 1974, cuando la oposición se retiró 24 horas de las votaciones denunciando presiones y amenazas de los militares que apoyaban abiertamente la reelección de joaquín Balaguer; las de 1978 cuando los militares se resistían a entregar el poder ganado por el Partido Revolucionario Dominicano, PRD, y detuvieron el conteo de los votos; las de 1990 cuando Juan Bosch y el PLD denunciaron un fraude de parte del Partido Reformista Social Cristiano, PRSC y Balaguer; y las de 1994, cuando el PRD y su candidato, José Francisco Peña Gómez, denunciaron fraude en el conteo de los votos y tras presiones nacionales e internacionales obligaron a Balaguer a recortarse en dos años el período de gobierno y llamar a nuevas elecciones en 1996, ganadas por Leonel Fernández, marcando la llegada del PLD al poder.

La complejidad del proceso del 2020 ha llevado a que, por primera vez en las historia democrática-electoral dominicana, sean pospuestas dos elecciones: las municipales del 16 de febrero, por razones ‘técnicas’ de los equipos automatizados, y las del 17 de mayo, por razones de la urgencia sanitaria que provoca la pandemia del coronavirus.

Estos dos motivos tienen muchos agregados, como la difusión esta semana del informe de la investigación que hiciera la Organización de Estados Americanos, OEA, sobre los motivos que provocaron la posposición de los comicios municipales del 16 de febrero –informe que carga toda la responsabilidad a la ineficiencia técnica de la Junta Central Electoral, lo que ya costó el puesto al director de Informática del organismo, Miguel Angel García-, pero también el debate jurídico-político sobre la eventualidad de que a consecuencia de la pandemia no pudieran realizarse las elecciones al 16 de agosto, fecha en que cesan en sus funciones las actuales autoridades electas: presidente y vicepresidente, senadores y diputados.

A todo esto se suma la mellada confianza de los partidos y la sociedad en la Junta, altamente cuestionada desde las denuncias y reveses de las consultas del 6 de octubre y del 16 de febrero, lo que generó que las elecciones del 15 de marzo fueran supervisadas por una ‘comisión de notables’ compuesta por representantes de los poderes fácticos de la nación y estrictamente observadas por instituciones internacionales como la OEA, la Unión Interamericana de Organismos Electorales, UNIORE, y la Fundación Internacional para Sistemas Electorales (IFES). La consulta del 15 de marzo fue exitosas y los alcaldes y regidores electos asumirán este 24 de abril. Quedó bien claro, además, que por el momento no se usarán equipos automatizados en los comicios nacionales por lo que se seguirá votando con boletas físicas, como ha sido la costumbre.

Se desencadenan los demonios

Las tubulencias hacia los comicios del 2020 se abrieron desde el momento mismo en que el 20 de agosto del 2018 el presidente Danilo Medina dijo en una entrevista con la comunicadora Jatna Tavarez que en la primavera de 2019 anunciaría su decisión sobre una eventual segunda repostulación para los comicios fijados para mayo de este año. Los leonelistas, adversarios a Medina en la lucha interna del PLD, desataron una agresiva campaña anti reeleccionista que aprovecharon otros sectores de la oposición para montar una gran ofensiva contra el gobierno, que llevó a concentraciones masivas frente al edificio del Congreso Nacional desde donde salían constantes rumores de que se sometería un proyecto de reforma constitucional para dar paso a la repostulación. Ese proyecto nunca se presentó y el 22 de Julio de 2019 Medina anunció que no se repostularía.

En ese marco de efervescencia política se llegó a las primarias del 6 de octubre, en que participaron el PLD y el Partido Revolucionario Moderno, PRM, en dos modalidades diferentes, abiertas los primeros y cerradas los segundos. Esta consulta fue denunciada por Leonel Fernández, quien adujo un ‘gran fraude informático’ en su contra, desencadenando la división de esa organización y la formación de un nuevo partido, La Fuerza del Pueblo, encabezada por el ex presidente y un grupo de hasta entonces peledeistas.

Esas acusaciones contra la Junta provocaron un gran alboroto político que mellaron su credibilidad. El PRM, si bien no impugnó la consulta interna de octubre, aprovechó la situación de debilidad en que se encontraba la JCE para exigir condicionantes sobre los comicios municipales del 16 de febrero, abortados también por las denuncias de irregularidades en los equipos y sistema automatizado.

La oposición y el gobierno se acusaron mutuamente de haber saboteado las municipales. La oposición tomó las riendas de la confrontación al alentar las más agudas protestas sufridas por el gobierno de Medina, que tuvieron como escenario inicial y principal la Plaza de la Bandera, frente al edificio en que está instalada la JCE, a lo que siguieron los cacerolazos nocturnos por toda la capital y otras ciudades del interior que culminaron en una concentración de varias horas, que pretendió hacer competencia, con concierto de artistas incluido, al discurso del Presidente ante el Congreso Nacional, el 27 de febrero.

Elecciones en tiempo de pandemia

Tras los comicios del 15 de marzo -que muchos creen fue un detonante para la expansión del coronavirus en el país- la gente se concentró por varias semanas en el problema sanitario por los efectos de la pandemia, pero el tema político electoral volvió al tapete, con nuevas aristas, ante la imposibilidad de celebrar las elecciones el 17 de mayo debido a la crisis sanitaria. La Junta fijó por resolución y tras una consulta a los partidos, el 5 de julio como nueva fecha de las votaciones para elegir presidente y vicepresidente, senadores y diputados, pero todo dependerá de la situación del momento por los efectos del coronavirus.

La discusión se dirige hoy, entonces, como proceder dentro de lo establecido constitucionalmente si se llega al 16 de agosto sin que se hayan realizado las elecciones debido a los efecgos de la pandemia y las actuales autoridades electas -presidente y vicepresidente, senadores y diputados- queden cesantes