Panorama político
El gobierno no pudo evitar que le salpicara la crisis electoral
Sin mencionarlo por su nombre, el presidente Danilo Medina, hizo un discreto endoso al candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Gonzalo Castillo al pedir a los dominicanos “no dar marcha atrás”.
De paso, el gobernante en su última presentación de memorias ante la Asamblea Nacional, reafirmó con la frase su deseo de que no retorne al poder el ex presidente Fernández y sus alianzas manteniendo la línea irreconciliable entre los dos políticos.
Quizás Medina está muy al corriente de que Castillo, quien era su ministro de Obras Públicas antes de que el PLD lo escogiera candidato, necesitará apoyarse en la obra que ha llevado a cabo el gobernante la cual continuará hasta que entregue el 16 de agosto.
Nunca en los casi ocho años de gobierno del presidente Medina, su mensaje a la nación había estado antecedido de los problemas que se suscitaron el 16 de febrero cuando la Junta Central Electoral (JCE), tuvo que suspender las elecciones del 16 de febrero por dificultades desconocidas. La crisis electoral que ese acontecimiento produjo, llevó a una ola de beligerancia pacífica sobre todo entre la juventud, que se reunió en principio por decenas y más tarde millares en la plaza de La Bandera. El gobierno manejó con tacto la aglomeración de críticos.
Sin poder echar la culpa al régimen de Medina por el complejo problema de la JCE, que al principio se atribuyó a un coronel de la Policía de la escolta del candidato opositor, Luis Abinader en combinación con un técnico de la empresa Claro, se decidió una investigación.
El paso de Medina al disponer personalmente que el caso, ya en manos de la Procuraduría General de la República, fuera suspendido hasta que técnicos de la Organización de Estados Americanos (OEA) y otras entidades examinaran el sistema automatizado utilizado, calmó los ánimos.
Con la disposición las autoridades fiscales dispusieron la libertad del oficial de la Policía, lo que llevó tranquilidad al Partido Revolucionario Moderno (PRM), que no tomó el caso con algarabía y del técnico cuya empresa lo defendió. El gobierno no pudo evitar que le cayera encima parte del problema y menos a la JCE de la cual se pidió a gritos la renuncia de sus miembros en manifestaciones que se produjeron de manera espontánea en todo el mundo, en lugares tan distantes como Oslo, capital de Noruega. Lo que nunca había ocurrido en previas entregas de memorias fue el retiro de los senadores y diputados de la oposición, quienes lo hicieron antes de que el presidente Medina se presentara ante la Asamblea, dándole menor gravedad al repudio que le hacían.
En una declaración pública tras dejar el palacio del Congreso Nacional los senadores y diputados opositores dijeron que se ausentaban debido a “la grave alteración del orden institucional y democrático en perjuicio del pueblo dominicano”.
Medina se defiende
Como era de esperarse el presidente Medina se defendió con todas sus armas para recordar las obras que ha llevado a cabo su régimen en los últimos dos cuatrienios, que incluyen como relevantes la construcción y reparación de hospitales entre ellos la apertura próxima de la Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar.
Dijo también que de aquí al 16 de agosto cuando terminará el presente mandato serán inaugurados 14 hospitales en proceso de remodelación y construcción, así como la mejoría en las condiciones laborales y salariales de los médicos.
Entre los datos del discurso está que el 80% de la población está asegurada en la salud, el incremento de coberturas de enfermedades de alto costo de 150 mil a un millón de pesos, el ahorro del gasto en medicamentos a través de las farmacias del pueblo y la mejoría en el sistema hospitalario.
En una indirecta a la campaña del candidato opositor Abinader quien preconiza “el cambio”, Medina aseguró que los cambios que ha introducido no tienen vuelta atrás, como la educación, el acceso al crédito para los productores, el sistema 9-1-1, que el crecimiento llegue a todos los sectores y que el país sea próspero de clase media.
Dijo que ese servicio ya ha atendido a 2 millones de personas y que se ha extendido a San Juan de la Maguana, Azua, Barahona y Duarte y este año a Sánchez Ramírez, María Trinidad Sánchez, Hermanas Mirabal, Valverde, la Sierra de Santiago, Jarabacoa y Constanza.
“Ese es el cambio, pero el cambio con mayúsculas. El cambio seguro del que les hablé en el 2012, ya es una realidad. Como ven, muchas cosas han cambiado para mejor y para siempre”, acotó Medina.
Medina dominó el momentum político el viernes 27 aunque millares de jóvenes quizás mucho menos de la muchedumbre esperada que en las redes sociales la preestablecieron en 1 millón de personas, así como varios prominentes artistas reclamaron en la plaza de La Bandera democracia, la solución de la crisis electoral y el fin de la corrupción.
Tras su discurso de más de dos horas que tuvo momentos muy emotivos que hicieron a los congresistas aplaudir y levantarse de sus asientos en numerosas oportunidades, el gobernante, la vicepresidenta Margarita Cedeño, su familia y los ministros fueron a la Catedral donde el arzobispo de la capital ofició un Tedéum y pronunció una homilía sin amonestaciones.