Enfoque

República Dominicana y Haití

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Víctor Gómez BergésSanto Domingo, RD

Generalmente cuando en nuestro país se toca entre dominicanos el tema de Haiti, se pierde el sentido común, unos vuelven el rostro atras por ignorar la historia y otros, por conveniencias particulares ajenas al interés nacional.

Las diferencias en todos los ordenes entre ambos pueblos, no necesitan ningun análisis.

Obsérvese tan solo que en el Continente Latinomericano entre todos los países imperan relaciones armoniosas, de acercamiento económico, de intercambios culturales y académicos, religión y todo porque tienen un origen común.

El distanciamiento que nos ha separado siempre de Haiti, son las profundas diferencias en todos los órdenes que tienen ambos pueblos.

Comencemos por los idiomas, la religión, las costumbres, la educación, el trato personal y otras mas.

La super poblacion de Haití es résultado de su origen, y la manera informal de la convivencia entre ellos.

El término “haitiano” que para muchos se usa de forma despectiva, viene del nombre con que fue llamado el territorio Occidental de la Isla de Santo Domingo, donde desembarcaron y establecieron sus poblaciones, cuando España trajo los primeros esclavos de África y los asentaron en esa parte de la misma, que tiene altas montañas y le llamaron Haiti.

Haiti significa “tierra montañosa” de ahí el nombre.

La llegada de los primeros esclavos africanos a América fue a finales del siglo XV, fecha en que la Corona de Castilla autorizó licencia para trasladar unos cuatro mil africanos a las Indias, para dedicarlos al cultivo de las tierras y explotación de las riquezas de la Isla.

A medida que pasaba el tiempo y las exigencias de los descubridores aumentaban para obtener un mayor rendimiento del cultivo de la tierra, el desmonte en las montañas y la búsqueda de yacimientos de metales preciosos, especialmente oro, los indígenas no acostumbrados a ese tipo de trabajos forzados, se ocultaban o escapaban.

Los españoles no solo descubrieron un Nuevo Mundo, sino que donde llegaron por primera vez fue a nuestra Isla, bautizada como Santo Domingo, donde comenzaron la exploración y explotación de sus riquezas naturales, advirtiendo rápidamente que los indígenas de la Isla no tenían la capacidad de los esclavos, para trabajar con la rudeza que demandaban esos tiempos.

Y a medida que fueron adentrándose en sus montañas encontraron trabajos, que solo esclavos podían realizar. Los indígenas no respondían tampoco, ni rendían como los esclavos importados de África.

La convivencia entre los españoles y los indios nativos se fue debilitando, llevando a la disminución de esa raza y la facilidad con que la raza negra se reproduce, aumentó esa población, convirtiéndose en la fuerza de trabajo que prefirieron los españoles.

Pero esta razón y la facilidad con que se reproducen, ésta fue relegando a los nativos y como el objetivo principal de los descubridores de estas tierras era aumentar las riquezas que cada día aumentaba y robustecía, la colonia de esclavo fue aumentaba vertiginosamente.

Todo esto ocurrió hace quinientos años, en ese lapso todo ha cambiado en el mundo, pero en Haití muy poco, lamentablemente.

En el alma de ese pueblo de hoy, se observa la continuidad de la violencia, con ribetes de modernidad.

Solo hay que leer los cables de prensa o escuchar los relatos provenientes de ese pueblo, los que revelan ese comportamiento.

Veamos tan solo las diversas informaciones procedentes de la capital de Haití cada día, para que observen las últimas protestas que alcanzan sin receso un mes, solicitando la renuncia del Presidente Jovenel Moise, sin advertirse que ese cambio de gobierno no garantiza la mejoría de vida del pueblo haitiano.

Eso es parte o el problema principal que enfrenta permanentemente el pueblo dominicano.

Hace un mes que el ministro de Defensa, teniente general Rubén Darío Paulino Sem, ERD, y el mayor general Estanislao Gonell Regalado, ERD, están en la frontera con un gran número de efectivos de nuestro ejército, aviones y helicópteros de la FAD, evitando una masiva entrada ilegal de haitianos a nuestro territorio, lo que además demanda enorme sumas de dinero para el Estado dominicano para el sustento de esas tropas, defendiendo nuestro territorio de una masiva invación, huyendo los haitianos de más muertes y del hambre que esa situación viene provocado.

“Alrededor de 8,600 militares vigilan la frontera por tensión en Haití”, citó un diario nacional.

Cuánto le cuesta a nuestro país en gastos, solo para defender nuestra soberanía, es una pregunta obligada.

Es inconcebible que la Organización de las Naciones Unidas, que tiene entre sus mandatos proteger y auxiliar sus países miembros, ante situaciones de esta naturaleza, retirara sus tropas hace solo unos días en medio del desborde que se está viviendo en el vecino Haiti.

Los dominicanos a quienes nos duele nuestro país, debemos elevar nuestra voz de protesta ante situaciones como esta. Aprovechemos para llamar a todos nuestros compatriotas, mantenernos unidos en defensa de nuestra soberanía.

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