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Análisis Político

¡Tenga cuidado Gonzalo, Leonel no está derrotado!

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Felipe CipriánSanto Domingo, RD

Gonzalo Castillo puede ganar las primarias del 6 de octubre para ser el candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). ¡Pero que tenga cuidado porque al día de hoy Leonel Fernández no está derrotado!

Una victoria de Gonzalo frente a Leonel tiene que ser incuestionable y para eso debe tratar de superar al expresidente con al menos diez puntos porcentuales porque ya sus abanderados (de Leonel) están preparándose para gritar ¡fraude, fraude! Si el leonelismo ganara las primarias, la Junta Central Electoral (JCE) sería una especie de Vaticano imparcial, pero si pierde, hay que esperar el pataleo de “fraude, manipulación y uso masivo de los recursos del Estado”, como si fuera la primera y última vez o como si de los fondos de que dispone Leonel provinieran de una herencia familiar.

Por eso Gonzalo no solo debe intentar ganar para cerrar el círculo vicioso de los expresidentes (Leonel, Hipólito y Danilo) que se creen que pueden eternizarse o regresar al poder a conveniencia, sino que debe hacer la tarea para provocar una derrota aleccionadora a Leonel para que cualquier intento de cuestionar el resultado desfavorable para él de las primarias, sea, más que un pataleo recurrente, una ridiculez. Esa tarea no se hace con más de lo mismo, con saturación de imágenes. ¡Otra vez, cuidado Gonzalo, porque a Leonel, además de vencerlo, hay que derrotarlo!

Para que Gonzalo le propine una derrota demoledora a Leonel tiene que utilizar los últimos diez días de campaña por la candidatura con un enfoque centrado en conquistar la fracción del electorado que más acude a votar aunque no sea el más numeroso.

Tiene que saber que está en medio de una tempestad donde vienen hacia él los cartuchos más fuertes para intentar desacreditarlo y hundirlo. Nadie como Leonel cuenta con un ejército de sicarios de honras ajenas que han probado que no se detiene ante nada.

Sépalo o no, Gonzalo necesita un capote para capear el temporal y yo sé que lo tiene a un metro de distancia, pero no lo ha puesto en su lugar. ¿Qué espera?

Estamos en medio de un tsunami de “encuestas” pero resulta que yo no las uso como recurso de análisis. No porque no sean un procedimiento de investigación válido, sino porque conozco cómo funcionan: las hay como menú para el disfrute del cliente y este las utiliza como recurso de propaganda.

Apático a las encuestas, pero quiero ver las de Dorín Cabrera porque tienen un récord casi impecable de acierto y conozco su experiencia de posicionamiento de candidatos.

Conveniencias democráticas

Si en este país aun queda alguna fracción significativa que sabe la importancia de que el sistema democrático -con sus terribles carencias- superviva para hacer frente a los grandes desafíos que tienen los dominicanos, deberían estar orando y trabajando para que Leonel pierda las primarias del PLD e Hipólito caiga derrotado en el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y gane Luis Abinader.

Con los dos expresidentes de la República (Hipólito y Leonel) fuera de las candidaturas por sendas derrotas en primarias -y también Danilo por impedimento constitucional- el país entra en un nuevo escenario donde generaciones más jóvenes lucharán por ganar el poder.

No me importa que tanto Gonzalo como Luis no llenen plenamente mis expectativas políticas y programáticas porque ¿qué cosa diferente plantean Hipólito o Leonel?

Cualquiera de los dos que resulte ser el Presidente de la República en el año 2020 abre una nueva expectativa para la mayoritaria juventud que ahora es este país, que no tiene la obligación de recurrir a viejos bueyes para arar su porvenir.

Cuando un país tiene que requerir a “líderes” del siglo pasado para gobernar en el nuevo milenio, debe revisarlo todo, máxime si esos personajes ya gobernaron para endeudar la nación hasta el tuétano, si no combatieron la corrupción sino que corrompieron las instituciones y destruyeron los viejos partidos e impidieron crecer a los nuevos.

Gonzalo y no Leonel

Si Gonzalo no pudiera vencer a Leonel no hubiese hecho la proeza de echarlo abajo, como lo tiene hoy, en solo dos meses frente a un aspirante, que además de ser expresidente durante tres períodos, lleva dos años de proselitismo constante y que estaba imperturbable frente a los demás precandidatos danilistas.

Si Leonel estuviera por encima de Gonzalo, su mensaje no fuera de desafío al poder danilista, sino de conciliación, de unidad, como era cuando se enfrentaba a los Reinaldo, Amarante, Montás, Domínguez Brito, Navarro y otros, a los que aventajaba claramente y su único temor era la reforma constitucional que habilitara a Danilo.

Por eso Leonel nunca puso caso a esos precandidatos y se concentró en enfrentar la posibilidad de la reforma constitucional que lo confrontaría con Danilo, para lo que su sector dentro del PLD y en su periferia recurrió incluso al gobierno de Estados Unidos para que ejerciera presión para detener el proyecto reeleccionista.

Mientras Leonel participa activamente en el Grupo de Puebla que auspicia un retorno de las fuerzas progresistas al poder en América Latina y se manifiesta en contra de cualquier agresión a la Venezuela que lidera Nicolás Maduro, él y los suyos recurrieron a Bob Menendez para que implorara a Mike Pompeo que detuviera a Danilo.

¿Cómo es la cosa? Leonel apoya a Maduro en el Grupo de Puebla y busca y acepta el apoyo de Pompeo, el verdugo de Venezuela, para favorecer sus propias aspiraciones presidenciales.

El mismo hombre que ahora dice que se apoya en la fuerza del pueblo quiere ponerle simultáneamente a Pompeo como portaestandarte en el país y a Maduro como el representante de la nueva aspiración de América Latina.

Abinader y no Hipólito

Por igual, a este país le conviene que Abinader derrote a Hipólito en las primarias del PRM para liquidar sus aspiraciones y ceder paso a las nuevas generaciones. Cuando el debate en el PRM debió ser si el candidato es José Ignacio Paliza, Abinader o Faride Raful, a los perremeístas los está obligando a incluir a Hipólito.

Naturalmente, yo no voto en las primarias del PLD ni en las del PRM porque yo no tengo militancia política, pero como ciudadano con más deberes que derechos cumplo con la responsabilidad de exhortar a la juventud y a las fuerzas democráticas a colocar las cosas en su lugar.

Un país digital no puede seguir bajo el liderazgo de personas análogas en sus métodos y en sus prácticas comprobadas, salvo cuando quieren manipular a la parte del electorado que han embobado con dádivas estatales, mientras les niegan el derecho a la salud, a la educación de calidad y a la seguridad ciudadana porque ven esas áreas como oportunidades de negocios con los bienes públicos, no como políticas destinadas a dar un salto de calidad a la vida.

Balaguer, Bosch y Peña Gómez concentraron el liderazgo político dominicano desde el año 1963 hasta los primeros del nuevo milenio y murieron en un período de cuatro años.

Si bien el país perdió en ellos el ejercicio de la política con capacidad y honestidad personal y aun no ha recuperado ninguna de las dos, el Sol sigue saliendo por el este y poniéndose por el oeste, porque nadie es imprescindible ni en su casa.

La renovación del liderazgo político del país y de los partidos es la única ganancia que puede salir del actual proceso electoral para las personas que quieren un cambio verdadero aunque haya que esperar sin desesperarse.

¡Cuando pase la tempestad, contaremos las estrellas!

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