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Análisis. Perspectiva electoral 2020

En las primarias del PLD el choque es Danilo-Leonel

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Felipe CipriánSanto Domingo, RD

A partir del lunes, la lucha por la candidatura presidencial en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) entra en una carrera meteórica de solo un mes y el resultado de ella definirá el panorama nacional con precisión.

En el mismo período, pasará algo similar en el Partido Revolucionario Moderno (PRM), donde el expresidente Hipólito Mejía y Luis Abinader se disputarán la candidatura presidencial, pero cuyo resultado, cualquiera que sea, no pondrá en peligro la unidad de esa organización política, porque ambos saben perder con humildad.

No tengo duda de que finalmente en la boleta morada que irá a las primarias del 6 de octubre próximo, organizadas por la Junta Central Electoral, estarán los nombres de Leonel Fernández y Gonzalo Castillo.

Tremenda falencia sería pensar que esa formalidad explica la esencia de la confrontación que está por escalarse en el PLD. ¡No! El verdadero pleito es entre Danilo Medina y Leonel.

Más que definir una candidatura presidencial que al final unirá al 90% de los peledeístas de a pie para tratar de continuar en el poder, sin importar el deseo de Danilo y de Leonel, en las primarias de octubre se decide el mando del partido y el control del próximo gobierno, o como mínimo, una parte importante de él.

En esa lucha, Leonel se representa a sí mismo y al leonelismo. En cambio, Gonzalo es solo una pieza -importante sí- en el arsenal que debe utilizar Danilo para emboscar a Leonel que viene de agotar tres períodos de gobierno y busca inicialmente dos más, tiempo suficiente para desde el poder aplastar al danilismo y llevarlo a la tumba en la que ya tiene al PRD y al Partido Reformista Social Cristiano (PRSC).

¿Con qué táctica y con cuál ideología lo lograría? ¡Con el Presupuesto General del Estado y el poder que otorga el viejo Artículo 55 de la Constitución, que en 1844 era el 210 y ahora es el 128!

Ahí es que está consagrada la monarquía dominicana que tanto ansían los politiqueros y tanto babean sus acaudillados, aunque para “engañar a la Virgen María” hablen de un Estado social, democrático de derecho.

Perdonen que repita que entre el 10 de este mes y el 1∞ de octubre pasarán “cosas” en el país lo suficientemente convincentes para aclarar no solo quién será el candidato presidencial del PLD, sino que también debe registrarse a partir de ahí un acomodamiento de fuerzas capaces de perfilar el rumbo que tomarán las elecciones generales del año 2020.

Danilo se comprometió

En el discurso que pronunció al país la noche del 22 de julio pasado, Danilo fue tan claro de que devolverá cada golpe propinado por el leonelismo contra él personalmente y contra su gobierno, que hizo enmudecer a Leonel por 21 días, recuperó el habla cuando el danilismo lo colocó en la lista para que busque la “candidatura”, pero salvo que se engañe a sí mismo con las “encuestas a la carta” o abandone el barco, su destino es la hoguera.

Leonel recuperó el habla el día 11 de agosto tras la reunión del Comité Central del PLD que aclamó a todos los precandidatos presidenciales, pero le atacó carraspera cuando el danilismo borró el acuerdo que establecía que el leonelista Demóstenes Martínez (un caballero él) ocuparía la presidencia de la Cámara de Diputados, que finalmente retuvo el danilista Radhamés Camacho.

Aunque quedó clarísimo que Danilo estaba en reelección como yo sostenía contra todo pronóstico desde octubre de 2017, diversos factores se conjugaron para que finalmente tuviera que desistir de su proyecto reeleccionista para el año 2020.

No creo que Danilo pensara entonces que Leonel era capaz de -aguijoneado por un nuevo fundamentalismo conservador- lanzarse a la calle, acudir frente al Congreso Nacional que domina el partido del que este (Leonel) es su presidente y contra el gobierno que aquel (Danilo), encabeza.

Tampoco debió prever Danilo que el gobierno de Donald Trump se dejara utilizar en la agenda de los contrarios de un gobernante (el mismo Danilo) que estaba haciendo sacrificios anti-históricos -criticados por mí públicamente- como eso de reconocer a Guaidó como presidente de Venezuela, aunque no tiene poder ni siquiera para conectar una manguera en una acometida de Catia, Caracas.

Si esos factores sorprendieron a Danilo y él no dispuso o no quiso movilizar su fuerza política en el PLD para hacerles frente, el aplazamiento de sus aspiraciones de continuar en poder era un “suplicio” que no podría pagar sin una apropiada respuesta política al leonelismo, que lejos de acomodarse, intenta acorralar a Danilo con una campaña de insultos personales por las redes sociales a cargo de los Sicarios del Honor.

Octubre viene duro

Eso es lo que viene ahora y los “ruidos” que salen por las chimeneas del danilismo (renuncia de Amarante y de Reinaldo a sus precandidaturas) son solo una especie de nuevo lubricante para los tanques de pensamiento del leonelismo que sueñan con una dispersión que no parece que se producirá.

Si yo hubiese sido Reinaldo o Amarante, para solo hablar de quienes ya se lanzaron del barco, hubiese hecho una declinación pura y simple porque si después de un año en campaña no marcan ni siquiera el 10% de respaldo popular, persistir en las nuevas condiciones es una testarudez.

Siempre he sostenido que después de dos períodos de gobierno de Danilo con relativo éxito y las carencias comunes de ese y todos los presidentes anteriores, continuar como gobernante no era su prioridad.

Su verdadero desvelo debe ser evitar que Leonel recupere el gobierno por ocho años y aplaste y humille -como sin duda se propone y demuestra ya el leonelismo- a Danilo y a todo el que huela a danilismo.

Por eso es que hay que esperar que tan pronto el sector danilista defina un precandidato único para enfrentar a Leonel, que está claro que será Gonzalo si aquí no nos estamos haciendo los gitanos, la ofensiva que se viene contra Leonel y sus sabuesos, no será convencional.

En ese escenario Danilo le dirá a Leonel, más o menos: “¡Aquí estoy! ¡Yo me retiré al agotar dos períodos y tú tienes tres y quieres venir por más. Llama ahora a Bob Menendez, a Pompeo, a Marco RubioÖ para ver qué pueden hacer para impedir tu derrota! ¡Marcha ahora! ¡Obstruye ahora al Congreso Nacional y desafía a la autoridad!”.

El desenlace de la confrontación en el PLD puede tener un final inesperado. Leonel puede irse por la pendiente de Reinaldo y Amarante, que no quisieron que le contaran los votos, negociar una cuota de poder con el danilismo y un convivium en su partido, para continuar presumiendo ser el Garibaldi que ya no es.

Su otra opción es llegar hasta el día 6 de octubre, cobijarse de encuestas, seguir desafiando “al poder y a la soberbia” como declaró el pasado fin de semana y esperar que lo coronen candidato o lo pasen por la plancha política. ¡El menú es exclusivo para él y sus finos estrategas. Pueden escoger y comer opíparamente, que el empresariado paga!

Para ese desenlace falta poco y entonces todos seremos expertos contando las estrellas, porque habrá pasado la tempestad.