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Ensayo

Julio en la historia dominicana

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Homero Luis Lajara SoláSanto Domingo, RD

Echando una ojeada a las efemérides históricas que se celebran en el país en este mes de julio, algunas olvidadas y otras no conocidas, entiendo como un deber sacar a colación esos hechos que han marcado nuestra historia, y comienzo con el 16 de julio de 1838, fecha en que el eterno Juan Pablo Duarte, Padre de la Patria, fundó la Sociedad Secreta La Trinitaria, sembrando con ello la fecunda semilla de nuestra República Dominicana.

Cinco años después, el 30 de julio de 1843, el general Juan Pablo Duarte, tuvo que salir del país con la ayuda de los marinos dominicanos Juan Alejandro Acosta, Juan Luis Duquela y Juan Evertz, en la balandra inglesa capitaneada por el capitán Findlay, para evitar ser apresado por el presidente haitiano Charles Herard, quien llegó a Santo Domingo para detener el movimiento de dominicanos que pretendía su separación de Haití.

Fusilan a Sánchez

Igualmente, el 3 de julio de 1861, uno de los tres padres de la Patria, el abogado y político Francisco del Rosario Sánchez y varios de sus compañeros, fueron hecho prisioneros, después de caer en una emboscada en el municipio de El Cercado y conducidos a San Juan de la Maguana, donde fueron fusilados al otro día por orden del general Pedro Santana, debido a su lucha contra la Anexión. Dos años más tarde, el 16 de agosto de 1863, se inició la guerra restauradora.

Cuatro años después, el 10 de julio de 1865, tuvo efecto la declaración del final de la “Guerra de Restauración”, estableciéndose la Segunda República, que restauró la soberanía en todo el territorio nacional, después que el general Pedro Santana proclamara la anexión a España, empañando una vez más su gloria pretérita como espada de la independencia dominicana.

En otro julio, esta vez el día 15 (1876), falleció en Caracas, Venezuela, Juan Pablo Duarte, decano de los fundadores de la República y Primer General en Jefe de nuestros Ejércitos, quien a pesar de ser recibido por el general Benito Monción, a su retorno al país por Monte Cristi el 25 de marzo de 1864, fue relegado a un segundo plano y tuvo que aceptar un cargo diplomático como exilio disfrazado, a sabiendas de la trama urdida en su contra, organizada por los mezquinos e intrigantes, quien partiendo en ese momento de su terruño -según sus propias palabras-, daba un ejemplo de desprendimiento cuando se trata de servir a su nación, para no ser “piedra de escándalo ni manzana de la discordia”.

Concepción Bona

Continuando con las efemérides, recordamos a la educadora Concepción Bona, quien falleció el 2 de julio de 1901. Esta ilustre dama dominicana, junto a María Trinidad Sánchez, confeccionó la Bandera dominicana, convencida de que los emblemas patrios son la esencia de la identidad nacional. En su fecundo magisterio se dedicó a profesar entre sus alumnos el amor por la libertad, la grandeza de la dominicanidad y la necesidad de mantener puro el idioma español entre sus alumnos.

Finalmente, el 21 de julio de 1932, murió en Santo Domingo, a los 75 años, don Emilio Prud’Homme, puertoplateño, y uno de los grandes propulsores de la identidad nacional, autor de las letras de nuestro Himno Nacional, de cuyas letras originales extraemos: “Más hoy tiembla convulso, leyendo/de los cielos la justa sentencia/y amenazan su odiosa existencia/diez mil lanzas que afila su honor”. El mismo fue corregido en 1897, cantado en los actos oficiales y consagrado en 1934 como símbolo nacional. Emilio Prud’Homme se opuso a la ocupación militar norteamericana (1916-1924), acción nacionalista que le ocasionó serios problemas. Inspirado en estas fechas gloriosas, recordando los sagrados vínculos duartianos, resaltando la Restauración que selló el espíritu de libertad de los dominicanos, debemos rechazar tajantemente las influencias foráneas que fisuran nuestros valores y tradiciones que nos crean identidad propia.

En ese contexto, preciso que la identidad dominicana no tiene nada que ver con que en los liceos dominicanos haya niños haitianos estudiando, provenientes de un país practicante del vudú (sincretismo religioso), y por tal virtud, dizque, no se puede leer la biblia, según expresó recientemente el ministro de Educación.

A estas inexactitudes del ministro se adiciona una ordenanza de política de género, emitida por ese mismo ministerio, sobre la cual, aunque estoy de acuerdo con el principio de igualdad, de acuerdo con los datos que he recibido, inserta conceptos de otras latitudes -los cuales no comparto-, que en vez de orientar, confunden a nuestros jóvenes en formación.

Que quede claro a las autoridades educativas que hay que respetar el derecho de los padres de educar conforme a sus convicciones y principios morales. Ese es un derecho que debe ser innegociable.

Estos desempeños no propios de un miembro de un gabinete presidencial, y más el que tiene que ver con la educación de nuestros jóvenes, solo serán erradicados cuando los gobernantes, fuera de intereses partidistas y personales, seleccionen siempre personas dignas, capacitadas, responsables y de experiencia para dirigir las instituciones del Estado.

El momento actual

Este mes de julio, momento en que la efervescencia partidista obnubilada por la ambición y la arrogancia de muchos que disfrutan de las mieles del poder, amenaza la paz social y el desarrollo económico de un país que debe continuar el rumbo del desarrollo sostenido, es oportuno que los políticos del gobierno mantengan un espíritu institucional y democrático, dentro del marco que establecen la Constitución y las leyes, pensando siempre en el bien común y que lo legal debe ser siempre legítimo.

Es imperativo que se respeten las opiniones de los demás, sin que se utilicen los medios de comunicación, sobre todo las redes sociales, para ofender, chantajear y extorsionar, utilizando un lenguaje soez, descalificando sin pruebas a todo el que piensa diferente, ya que el 17 de mayo del 2020, el sol saldrá por el Este, igual que siempre.

Nuestro Himno y nuestra Bandera con el libro de los Evangelios en el centro de su escudo, y su lema inmortal: Dios, Patria y Libertad, unidos indisolublemente a la memoria de Duarte, deben ser honrados siempre: Per omnia saecula saeculorum.

El autor es miembro fundador del Círculo Delta. Correo: Fuerzadelta3@gmail.com

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