El "manicomio" cedió el paso a un nuevo concepto de trato psicosocial
Las presiones de ingreso siguen siendo constantes en el Centro de Rehabilitación Psicosocial ubicado en el Kilómetro 28 de la Autopista Duarte, donde por 57 años funcionó el hospital Psiquiátrico Padre Billini, que recibía y atendía a todos los pacientes que presentaban algún tipo de enfermedad mental.
Pese a que la transformación ocurrió hace tres años, la población dominicana aún no saca de su cabeza el “28”, como popularmente se le llamaba al hospital Psiquiátrico Padre Billini, el cual ya no es un “manicomio”, sino un centro de corta, mediana y larga estadía donde son recibidas personas con algún tipo de discapacidad mental con condiciones de ser rehabilitados e integrados a la sociedad.
Romper la cultura de llegar allí directamente cuando una persona en la familia presenta algún trastorno mental, o cuando se recoge en la calle a alguien con esas características, no ha podido superarse, por lo que a diario llevan al centro personas con crisis o que son rescatadas deambulando en busca de asistencia.
Criterios de ingreso En proceso de crisis ningún paciente ingresa en el Centro de Rehabilitación Psicosocial, cuyos criterios de ingresos son muy estrictos. Empezando por el hecho de que nadie puede entrar directamente, sino que debe llegar referido de una Unidad de Intervención en Crisis, luego de una rigurosa evaluación clínica para descartar una enfermedad orgánica.
Lo primero, explica el gerente médico del centro, doctor Gino Martínez, es que el paciente debe haber estado en una unidad de intervención en crisis y tener un diagnóstico psiquiátrico en una etapa crónica y que esté en una condición de vulnerabilidad familiar. La unidad debe enviar previamente al centro el récord médico del paciente para revisar que esté completo.
Segundo, deben ser menores de 60 años y mayores de 18 años y los que tengan abuso de sustancias (drogas) no entran a menos que no tenga una enfermedad dual psiquiátrica; si el paciente tiene una enfermedad crónica (diabetes, hipertensión, etc.) debe estar controlada antes de entrar al centro.
Qué ofrece Una vez es aceptado el ingreso, el paciente se encontrará con un ambiente confortable, con espacios limpios y cuidados, con habitaciones de una y dos camas bien tendidas y decoradas con su baño integrado, con lugares abiertos donde las rejas no existen y con un trato humanizado, muy diferente al esquema manicomial tradicional.
A su llegada se le hacen pruebas de actitudes y habilidades para ver por dónde se inclina para desarrollar su rehabilitación y convertirse en una persona funcional, mediante terapias física y ocupacional.
Participan en talleres de pintura, manualidades, en teatro, en programa de alfabetización, en servicio de computadoras, disfrutan de sala de estar con muebles y televisión, salón de belleza, barbería, trabajan en cultivos, limpieza, jardinería y cocina, lavandería y reciben una pequeña remuneración por ello.
Demanda Al mes el centro recibe entre cinco y siete usuarios. Actualmente tiene en total 78 personas, de los cuales unos 40 son residentes permanentes, heredados del antiguo psiquiátrico, que habían perdido total contacto con la familia.
Tiene una Comisión de veedores que vigila que los procesos del hospital se cumplan.
ANTE LAS CRISIS Unidades de Intervención Para la atención de pacientes que presentan crisis, la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud ha instalado 16 Unidades de Intervención en Crisis (UIC) en hospitales donde el paciente es tratado y estabilizado, antes de volver al núcleo familiar.
En Santo Domingo, hay unidades en los hospitales Darío Contreras, Francisco Moscoso Puello, Jacinto Mañón y Vinicio Calventi. Una infanto juvenil en elSanto Socorro y una
para embarazadas o desembarazadas recientes en el San Lorenzo de Los Mina.
También hay Unidades de Intervención en Crisis en Barahona, en San Juan, San Cristóbal, Santiago, Puerto Plata y San Francisco de Macorís. Algunos hospitales tienen servicios de internamientos para casos no complejos, como el de Monte Plata, Monte Cristi, Azua y Felix María Goico, en la capital.
LA OPINIÓN La impresión de un visitante Entrevistado mientras visitaba el centro, el psiquiatra Héctor Pérez, manifestó su satisfacción por la forma en que funciona. Reveló que conocía ese lugar en su época de estudiante en los años 80, y como lo ve ahora no lo reconoce, ya que es comparable y superior a muchos de los que ha visto en otros países. El hospital fue abierto en el 1959.