Análisis

Los primeros resultados de la práctica política de Leonel

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Felipe CipriánSanto Domingo, RD

Cuando Leonel Fernández alcanzó el gobierno en agosto de 1996 con el respaldo de Joaquín Balaguer, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) tenía menos fuerza organizada, menos experiencia de Estado y menos dirigentes ricos que el Reformista Social Cristiano (PRSC) y el Revolucionario Dominicano (PRD).

¿Qué fenómeno sociopolítico ocurrió en el país para que en tan poco tiempo el PLD se convirtiera casi en hegemónico, se colocara por encima de la sociedad, copara las instituciones y la mayoría de sus dirigentes se convirtieran en grandes magnates poseedores de inmensas riquezas?

Tenía yo justo dos años, uno como jefe de Información y otro como jefe de Redacción de El Caribe, dirigido en ese momento por el maestro Germán Emilio Ornes. Esa condición, entre otros factores, me daba acceso a abundante información -publicable alguna- que me permitió descubrir rápidamente la gran transformación que había sufrido el PLD y el abandono de sus objetivos originales, con tan solo llegar al gobierno.

Superar a Bosch Sin ser exhaustivo porque el espacio no lo permite, desde el primer gobierno Leonel se dedicó a recomponer la vieja dirección del PLD que se había ido fraccionando en sucesivas divisiones y perdiendo empuje por la enfermedad que afectó a Juan Bosch.

En ese proceso retornaron al gobierno -y la mayoría al propio PLD- gran parte de los dirigentes que había quedado fuera por renuncia o por expulsiones motivadas por diferencias políticas.

El retorno al PLD de dirigentes que fueron forjadores de ese partido junto a Bosch y otros formados en las organizaciones de izquierda, significó una suma de experiencia, que puesta al servicio de los objetivos originales de esa organización política y la pulcritud demostrada por Bosch en el manejo de recursos públicos, hubiesen significado un salto sin precedentes para hacer de este país un modelo democrático, con libertad, justicia social y sólidas instituciones.

Pero esas metas fueron sustituidas rápidamente por Leonel y la mayoría de los dirigentes del PLD -unos por comisión y los otros por omisión- y en su lugar vinieron sus hechos de gobierno a demostrar con toda elocuencia lo contrario de lo que venían diciendo de palabra.

Sueldos y “piñata” La primera señal vino cuando los secretarios de Estado que ganaban un sueldo de menos de 10,000 pesos, les fue elevado a 90,000 que entonces era una suma considerable. Los médicos, profesores, soldados, policías, bomberos, conserjes, obreros y asalariados en general, no merecieron reajuste de salarios.

La segunda señal llegó con la “piñata” al patrimonio industrial, comercial y agroindustrial que dejó consolidada la tiranía de Trujillo, expresada en los complejos del Consejo Estatal del Azúcar (CEA), Corporación Dominicana de Electricidad (CDE), Corporación Dominicana de Empresas Estatales (CORDE) y Corporación de Fomento de la Industria Hotelera y Desarrollo del Turismo (CORPHOTELS).

A nombre de una capitalización que se tornó en privatización a favor de corporaciones extranjeras y nacionales, ese inmenso patrimonio estatal pasó a manos privadas y hoy no se ha cuantificado el beneficio neto que ha dejado esa operación para la mayoría de los dominicanos.

El caso de la CDE, triturada y negociada en gran parte al capital extranjero, no puede ser más elocuente: veinte años después de la “capitalización” y la recuperación por parte del Estado, el saldo no tiene madre, pues en apagones y subsidios, se ha ido una fortuna.

Fuera del gobierno Salvo algunas medidas de modernización que ya se habían iniciado en el último gobierno de Balaguer, la realidad es que el PLD, con esa práctica, fue sacado del gobierno en las siguientes elecciones, porque no pudo contar con el respaldo del pueblo, ni de Balaguer y los reformistas.

Sustituyó a Leonel-PLD en el poder Hipólito Mejía-PRD, quien amagó con “un cajón de expedientes de corrupción”, pero en los hechos se limitó a hacer enviar a la cárcel a cuatro exfuncionarios peledeístas, mientras ponía su mirada en la reelección siendo de un partido anti-reeleccionista.

Es materia conocida que Hipólito, que iba gobernando relativamente bien, que había hecho recuperar una parte de la CDE privatizada (comercialización), se embarcó en reformar la Constitución en 2002 para habilitarse para la reelección, lo que logró con el préstamo de un senador y una docena de diputados del PLD, pero al alto costo de dividir al PRD.

Con ese desaguisado del PPH, Leonel pasó a la ofensiva, denunció que el gobierno de Hipólito estaba poniendo en riesgo el sistema bancario con múltiples presiones y manipulaciones, vino la corrida, tres bancos se fueron a pique, quienes tenían ahorros o inversiones comenzaron a sacar su dinero al exterior o simplemente a convertirlos en dólares, se disparó la tasa de cambio, se aceleró la inflación, se perdió la confianza, frenó la inversión y el país entró en una crisis.

Colapso de la confianza, desmadre de la estabilidad macroeconómica y división del partido en el poder, daba derrota por los cuatro costados para la reelección de Hipólito y el pueblo votó masivamente contra él, favoreciendo a Leonel y al PLD.

Acabó con oposición En su discurso de juramentación, Leonel agradeció al pueblo devolverle la confianza para regresar al gobierno y prometió que “sería imperdonable” no satisfacer las aspiraciones de la sociedad.

¿Qué hizo desde el gobierno? Fallecido Balaguer en 2002, Leonel lideró la cooptación de los dirigentes reformistas, tornó su discurso mucho más neoliberal y conservador (se declaró “Balaguer joven”), les dio cargos en el gobierno y provocó divisiones sucesivas en ese partido hasta quedar en apenas 5% del electorado. ¡Listo!

Después tocó el turno al PRD, que bajo el liderazgo de Miguel Vargas Maldonado tras el fiasco de Hipólito y el declive de otros dirigentes, se dedicó a competir con Leonel por la franja del electorado conservador, abandonando aun más las esencias populares del PRD.

Ese disparate político de Vargas lo condujo a una derrota frente a la reelección de Leonel que fue candidato gracias a que “el Estado” se impuso en el PLD frente a la aspiración de Danilo Medina.

A mediados de su tercer período, año 2009, mientras conducía al país a un endeudamiento excesivo, Leonel impulsó un proceso de reforma constitucional con una amplia consulta ciudadana. Hubo casi un consenso de la necesidad de la reforma mediante una Asamblea Constituyente elegida por el pueblo. ¿Qué hizo Leonel?

Desoyó el reclamo generalizado de Asamblea Constituyente, pactó una reforma vía Asamblea Revisora con Vargas Maldonado (Pacto de las Corbatas Azules) luego de fracasar negociaciones con el PRSC e hizo consignar la reelección diferida (un período sí y otro no) para evitar quedar fuera con la Constitución de Hipólito que estipulaba una reelección y nunca más. ¡Tremendo anti-reeleccionista y respetuoso de la Constitución!

Los resultados fueron que como la reforma rehabilitó a Hipólito y este ganó la candidatura a Vargas para enfrentar a Danilo, el jefe del PRD (Vargas) no subió a la patana de Hipólito -quien cometió absurdos de aficionado en política- y el PLD siguió gobernando, desde entonces con Danilo, mientras el PRD se dividía en una lucha de dos años.

Conclusión: Primero Leonel rehízo la dirección del PLD, después condujo al descalabro al PRSC y al PRD (lo que son hoy), los jefes peledeístas son tutumpotes llenos de dinero y copan las instituciones.

Pero como Danilo le salió al frente a su aspiración de adueñarse también del PLD para ser su candidato en cada elección, ahora tiene dificultad para ser el candidato y los Sicarios del Honor Ajeno a su servicio se están encargando de sabotear cualquier apoyo del danilismo y opinantes independientes, en el poco probable caso de que se haga con la candidatura morada.

Si fuera de nuevo Presidente, ¿a qué viene Leonel? ¿A erigirse monarca?

¡Gracias a todos los que confían en mi integridad, y hasta luegoÖ a quienes quieren igualarme, inútilmente, a su podredumbre moral!

Cuando pase la tempestad, contaremos las estrellas.

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