Medioambiente

Día Mundial de los Océanos

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Homero Luis Lajara SoláSanto Domingo, RD

Para los seres humanos que habitan en territorios insulares, como nosotros, resulta de suma importancia conocer su relación con el mar, por lo que el 8 de este mes de junio, se conmemora el “Día Mundial de los Océanos”, fecha propicia para recordar que una parte del globo terrestre está cubierta por aguas marinas que rodean los continentes, conocidas con el nombre de Océanos-El Ponto-, que ocupan el 71% de la tierra. Estos cuerpos se diferencian del mar por ser este último cerrado, de menos extensión y profundidad, por lo que se considera parte de los océanos.

Es importante recordar que existen cinco océanos: El Pacífico, que con sus 161.8 millones de Km2, es el más grande, y ocupa la tercera parte de la faja terrestre, seguido del Atlántico, con 106.5 millones de km2, que separa a América de Europa y África; el Índico, con 70.56. MM de km2; Antártico con 20.33 MM de km2 y el Ártico con 14.06 MM de km2. Siendo la parte más profunda del mar ubicada en el “Abismo Challenger”, en la Fosa de las Marianas, al este de las Islas Filipinas.

El mar siempre ha sido fuente esencial de las economías mundiales, por lo que los primeros movimientos de mercancías se realizaron vía marítima, siendo los fenicios sus precursores, y posteriormente, con el descubrimiento de América, el océano soltó las barreras del mundo, abriendo la tierra en toda su extensión y las vías de comunicación marítima se convirtieron en las arterias del intercambio del comercio desde Europa al Continente Americano.

Los océanos absorben el 25% del CO2 que se agrega a la atmósfera por causa de la actividad humana, acción que merma considerablemente el impacto de este gas con efecto de invernadero en el clima. Por eso son los pulmones del planeta- un conjunto de organismos marinos (fitoplancton) que producen la mitad del oxígeno de la atmósfera por medio de fotosíntesis, ya que generan la mayoría del oxígeno que respiramos, constituyendo una gran variedad de vida en la flora y la fauna, motivación que nos debe crear consciencia sobre las consecuencias de las actividades humanas inapropiadas.

Tomando en cuenta estas condiciones, entiendo que es necesario propugnar por una gestión sostenible de los océanos, los cuales han sido explotados por el hombre en apenas un 10% y son fuente de alimento, medicina y elemento fundamental de la biosfera, además de valorar la belleza, riqueza y potencial energético de los océanos.

En estudios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los manglares y las marismas salinas, estas últimas zonas costeras entre la tierra y el agua salada, dominadas por plantas halófilas (tolerantes a la sal), son muy importantes para la exportación de nutrientes a aguas costeras que, además de protegerlas, alimenta las aves, llegando a contener una cantidad de carbono cinco veces superior al de los bosques tropicales, por consiguiente, deben preservarse.

Además, los océanos contribuyen a regular el tiempo y el clima, siendo muy beneficiosos para el medio ambiente y la economía mundial. Lo que se conoce como Economía Azul del Océano, es parte esencial de nuestras vidas, ya que una de cada cuatro personas en el mundo utiliza los productos del mar como fuente de proteína.

Pero paradójicamente, el 80% de la contaminación del mar la produce la mano del hombre. Se calcula que unos ocho millones de toneladas de plástico al año terminan en los océanos, ocasionando daños severos a la vida silvestre, a la pesca y al turismo. En un año la contaminación por plástico ha causado la muerte de apróximadamente un millón de aves marinas y de 100,000 mamíferos, en una cadena mortal donde el pez come el plástico y los humanos nos comemos al pez contaminado.

Por esta razón, la Unión Europea está proponiendo la prohibición de productos plásticos como el hisopo, y los soportes para globos, como medida para reducir a mitad la basura que llega al mar, y evitar en los próximos doce años un daño ambiental estimado en más de 250,000 millones de dólares. En el 2017, Francia fue el primer país en prohibir platos desechables de plásticos, y utilizar bolsas de tela para transportar las compras, incentivando al usuario al reciclado y reutilización de las botellas.

A los que gustan visitar o acampar en la playa, la lógica y el respeto indican que deben dejar el contorno limpio, colaborando de esa forma con el Medio Ambiente, como parte de nuestra propia existencia, educando con el ejemplo.

La crítica situación del Medio Ambiente nos indica que es hora de “crear consciencia” de cómo cuidar los océanos, de reducir las emisiones de CO2 y el consumo de energía para disminuir los efectos del cambio climático. Asimismo, la pesca excesiva ha mermado considerablemente las poblaciones mundiales de peces, debido a una demanda sin controles que no respeta las vedas o prohibiciones temporales de pescar determinadas especies, para evitar su extinción.

Es oportuno empezar a orientar de una manera más efectiva a las personas, para que rechacen comprar productos derivados de la vida marina como: la joyería de coral, accesorios hechos con la concha de tortuga carey, productos del tiburón, ni arrojar peces de una región marina a otra, porque se podrían introducir especies no autóctonas que afecten el ecosistema.

La Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), soporta la Red Océano Mundial, la cual se dedica a patrocinar eventos que sensibilizan al público sobre la importancia de los océanos.

En República Dominicana existen fundaciones como Mar Azul, que si accionan en conjunto con la Armada Dominicana, el Ministerio de Medio Ambiente y los Auxiliares Navales Dominicanos, podrían emprenderse alianzas estratégicas Estado/ Sector Privado, que abarquen no solo la limpieza de las playas, sino capacitación, entrenamiento y difusión de mensajes orientadores de una manera sostenida para preservar los hábitats y la fauna marina, pero sobre todo creando consciencia del papel de los océanos en nuestras vidas y la forma en que podamos protegerlos.

El autor es miembro fundador del Círculo Delta.

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