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LA GENERACIÓN Z

“Ojalá se diera música en las escuelas como materia principal”

Son muchos los niños que descubren en la música su pasión, como por ejemplo lo hizo José David Paredes, quien siguió los pasos de su tío, José Bujosa, un veterano de la trompeta.

La periodista Ivelisse Villegas descubrió su caso mientras conocía el proyecto Fiesta Clásica, impulsado por los franceses Corinne Bouygues Gobbi y Dominique Mey, siendo el director musical Eduardo Abi Harb, instalados en la zona oriental, específicamente en el Colegio Mahatma Gandhi. Al igual que José David, son muchos los niños de la generación Z que quieren aprender a tocar un instrumento y ampliar sus conocimientos musicales, pero no tienen las facilidades para ello.

En ese sentido, la Tía Nancy, quien desde el 2007 dirige la Escuela de Música DoReMí, considera oportuno que abran más espacios donde los niños puedan aprender música y tengan contacto director con diferentes instrumentos.

“Partiendo de los beneficios que aporta la música a los niños, ojalá se diera música en las escuelas como materia principal, más que cualquier otra, los resultados serían otros. Estoy convencida de ello”, comentó a LISTÍN DIARIO, a propósito de la violencia que se vive hoy día.

Su amor por la música la ha llevado a adoptar la frase siguiente: “Me encanta hacer de lo difícil algo sencillo”, partiendo de esa motivación puso en marcha el programa “Música para todos”, a través del que enseña a personas con capacidades distintas, aquellas con alguna condición como el síndrome de Down, autismo y parálisis cerebral, entre otros.

Beneficios Según los expertos, la música provoca en los niños un aumento en la capacidad de memoria, atención y concentración; es una manera de expresarse; estimula la imaginación infantil; al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio y el desarrollo muscular.

Aunque hay muchas escuelas en el país, para la Tía Nancy son insuficientes. “Hacen falta mucho más escuelas de música, en los barrios, hacen falta instituciones que se encarguen de que nuestros chicos reciban una buena educación musical”, añadió.

Tomando en cuenta los beneficios que la música produce en los pequeños de la generación Z, piensa que el estado hace lo que puede, pero tampoco es suficiente. “No dan la milla extra, no están atacando el problema como debe ser, lo hacen de forma superficial, por arribita”, sostiene la representante infantil en el país.

Para Ángel Mejía, director de Escuelas Libres, no hay una política de Estado definida de formación musical temprana.

“Yo creo que no, la única política que está definida y establecida en el Estado es la educación artística especializada, que se da por la dirección de Bellas Artes”, la que según él no es inclusiva, porque se eligen los mejores.

Señala que la estimulación a través de las artes se maneja a través de programas alternos y pone como ejemplo el de la primera dama de la República, Candida Medina, que se llama Ángeles de la Cultura.

En algo coinciden Mejía y Tía Nancy, con la posición que planteó la investigadora Tahira Vargas Garoia en uno de sus artículos cuando cita: “A pesar de que existe esta intensa relación entre la música y la vida cotidiana de nuestra gente, el currículo que se imparte en los centros educativos no tiene la música como una disciplina relevante”.