SUJETOS DE DERECHO

El drama por una persona desaparecida es muy dolororoso

El dolor por una persona desaparecida es tremendo, porque no lo ubica, dijo el jurista español Baltasar Garzón.

El exjuez es reconocido internacionalmente por haber validado la jurisdicción universal de los crímenes y la corrupción, en cuyos afanes ordenó el apresamiento del dictador chileno Augusto Pinochet durante una estadía en Londres, precisamente por las acusaciones de crímenes y desapariciones durante la dictadura que presidió en Chile.

Es especialmente dolorosa porque no se sabe físicamente dónde se ha producido la pérdida, agregó.

Aunque se pasen 80 años, explica, “se sigue buscando a la persona”.

“De hecho -expuso-, las doctrinas internacionales de derechos humanos siguen considerando a los desaparecidos como sujetos de derechos”.

“Es que mientras no se dé razón de esa persona, pertenece a la categoría que se le llama delitos permanentes”, insistió, para luego anotar que “hasta que el Estado no haga una investigación, independiente, exhaustiva y que cumplan todos los cánones, es a partir de ese momento en que se puede pensar que el delito podría empezar a prescribir”.

“Lo malo de las desapariciones es el dolor, porque no tiene dónde recordar a las personas”, insistió Garzón.

Aquí hubo un accidente, aquí hubo un asesinato y tal persona murió aquí, inmediatamente refiere a ese lugar, el recuerdo y la memoria, puso como manera de ejemplo.

Pero cuando desaparece, es un desamparo absoluto, porque dónde la ubica, se preguntó.

“Mentalmente piensa que está vivo todavía, sabe que no, pero lo sigue creyendo”, dijo.

“Las víctimas siempre continúan hablando en presente hasta que encuentran los restos, por eso es muy importante la exhumación”, concluyó el jurista español.

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