TOCANDO LA TECLA
Emerge atención por nombramientos
La nueva administración de Danilo Medina plantea expectativas en la composición de la burocracia del Estado con la incorporación de figuras independientes y de agrupamientos aliados, en particular del Partido Revolucionario Dominicano que propuso en la campaña “el gobierno compartido de unidad nacional”, la vieja tesis de su líder Peña Gómez.
Discreto, cauto y sigiloso como sólo Joaquín Balaguer pudo serlo en sus 22 años de administración, el Presidente Medina no suelta prendas ni siquiera con aquellos que tal vez tenga preseleccionados para llamarlos a funciones públicas. Lo que sí está decidido es que el 16 de agosto el país tendrá un nuevo gabinete ministerial.
Ni siquiera los más allegados a Danilo saben cuál será su destino, aunque intuyen que no quedarán fuera del gobierno. Se dice en círculos íntimos que el mandatario rotará a algunos de sus más cercanos colaboradores, como José Ramón Peralta y Gustavo Montalvo que probablemente vayan a organismos con sede fuera de Palacio, y a su asistente y escudero Carlos Pared Pérez, que iría como ministro Administrativo por Peralta.
Montalvo suena como ministro de Interior y Policía en sustitución de José Ramón Fadul --Monchy--, que al mismo tiempo pasaría al ministerio de Turismo por Francisco Javier García --un cargo que golosea desde hace años--, que a su vez sustituiría a Montalvo en el Ministerio de la Presidencia.
Montalvo llegaría a Interior con la encomienda de hacer transformaciones impostergables en la estructura del órgano llamado a garantizar la seguridad ciudadana a través de su brazo represivo, la Policía Nacional, que sería sometida a depuración de fondo como exige el surgimiento de una delincuencia incontrolable, rapaz y desafiante con germen interno.
Los mismos decires palaciegos ubican a José Ramón Peralta en la gobernación del Banco Central en reemplazo de Héctor Valdez Albizu que ha dicho varias veces que no quiere seguir en el cargo que ha desempeñado con máxima eficiencia por 16 años en dos períodos --entre 1994 y el 2000 y del 2004 al 2016--, por lo que entiende merece justa jubilación.
Valdez lleva casi cuatro décadas en el Banco Central y se le considera uno de los más excelsos servidores que ha tenido la administración del Estado en la democracia del último medio siglo. El gobierno tendría que despedirlo por todo lo alto, con la distinción condigna a sus servicios.
Se menciona también como posible relevo de Valdez en el Banco Central a Simón Lizardo, actual ministro de Hacienda y cercano colaborador de Danilo desde tiempo inmemorial, y que éste a su vez sería reemplazado por Peralta, que anheló esa posición en 2012 cuando empezó este gobierno. En la ocasión, Lizardo quiso ser ministro Administrativo, un cargo que ocupó entre1996 y 2000 durante la primera administración de Leonel Fernández.
Queda todo el gobierno El cambio de esos seis o siete funcionarios provocaría por sí sólo un movimiento en cascada con implicaciones políticas de mayor calado. Por ejemplo, mandaría un mensaje sobre la alta valoración de Francisco Javier García y sus posibilidades futuras y evitaría la ventaja ostensible que tendrá en la carrera interna peledeista el paso de Reinaldo Pared a la presidencia del Senado, también en la agenda del 16 de agosto.
De paso, Francisco Javier colocaría a su principal alfil, Monchy Fadul, en la heredad de un puesto importante que él ha ocupado por ocho años con alta valoración para el impulso de un sector fundamental para la economía nacional como es el turismo, posición para la que hay una larga cola de aspirantes.
Fuera de esas posiciones al Presidente Medina le quedaría todo el gobierno para introducir cambios y evitar que los cuatro años de su próxima administración se añejen antes de tiempo, como le pasó a Fernández entre 2008 y 2012 por resistirse a cambiar o rotar a sus funcionarios.
Aunque en las administraciones peledeistas los cargos que ocupan los miembros del Comité Político terminan convertidos en santuarios inamovibles, esta vez el propio Presidente Medina ha avanzado por lo menos en cuatro ocasiones que con su nuevo gobierno vienen cambios en todos los niveles.
Lo dijo en dos actividades durante la campaña electoral --una de ellas en la reunión de la Internacional Socialista organizada por el PRD--, y ya electo lo repitió ante los empresarios del CNHE cuando fueron a felicitarlo por su triunfo. Nadie, sin embargo, ni siquiera sus más allegados funcionarios y colaboradores, se atreven a avanzar alternativas posibles. Es el secreto mejor guardado de Danilo.
En terreno movedizo El Presidente Medina tendrá que moverse con suma cautela porque cada movimiento de los cuadros de su partido --en especial si se trata de aspirantes a la candidatura de 2020--, se interpretará como su endoso a ese candidato. El equilibrio tendrá que ser su mayor virtud.
Por eso se habla de que el paso de Reinaldo Pared a la presidencia del Senado --condición que puso para aceptar ser candidato por cuarta vez al mismo cargo en el Distrito Nacional--, implicaría el movimiento de Francisco Javier al segundo puesto de mando político en el Palacio como ministro de la Presidencia.
Sería, además, el parachoques de Danilo ante la eventualidad de que Peralta --que ha tenido que jugar rol tan ingrato a pesar de que nunca antes había estado en la vanguardia partidista--, tenga que despachar desde fuera del Palacio Nacional.
Reinaldo y Francisco Javier, junto a la vicepresidenta Margarita Cedeño, constituyen las tres principales opciones a la candidatura presidencial peledeista en el 2020, fuera del ex presidente Leonel Fernández cuyas fuerzas están menguadas y en este momento luce estar compelido a apoyar a su esposa.
La forma en que se distribuirá el apoyo de las fuerzas danilistas en el proceso de escogencia del próximo candidato presidencial del PLD estará subordinada a la decisión del Presidente --que ha dicho y repetido que será este su último período--, por lo que el mensaje que envíen los decretos del 16 de agosto será pieza clave en un tablero de ajedrez que no tiene jugadores todavía.
En su segundo mandato, Danilo se mueve en ruta despejada para consolidar dominio a lo interno del PLD, pero eso también lo obliga a medir cada paso para lograr el equilibrio de un escenario sin relevo a la vista que plantea cientos de preguntas...
Y ninguna respuesta parece fácil, pero a fin de cuentas es él quien firma los decretos.
Un serio dilema El mayor dilema lo tiene Danilo en el Congreso a partir del próximo16 de agosto.
Primero está la decisión de escoger a los presidentes de ambas cámaras. En el Senado tiene el compromiso para que Reinaldo vaya a la presidencia, pero Cristina Lizardo quiere quedarse en el cargo.
Ella fue la senadora más votada que tuvo el PLD… En términos numéricos, más que duplicó los votos de Reinaldo.
Por supuesto, las poblaciones de ambas demarcaciones no son comparables: Cristina fue por la provincia de Santo Domingo; Reinaldo, por el Distrito Nacional.
Entre los diputados el problema lo tiene el Presidente por sus vínculos de familiaridad con Lucía Medina, su hermana, que al mismo tiempo goza de simpatía mayoritaria para ser presidenta de la Cámara. Lleva cuatro años como vicepresidenta de los diputados… No podría considerarse nepotismo su ascenso a la presidencia de la Cámara porque su hermano encabece el Ejecutivo… Se trata de dos poderes distintos del Estado.