ORLANDO DICE
Ahora le corresponde al TSE
HASTA DONDE SE PUEDA.- La Junta Central Electoral debe satisfacer, hasta donde le sea posible, las inquietudes de los seis ex candidatos a la presidencia que fueron víctimas de “fraude colosal”. Inteligencia emocional, pero sobre todo comprensión. No habrá razón suficiente, y tampoco forma de control, pero la situación debe ser superada. Y si no los puede convencer, que por lo menos los canse con más de un responso. El velorio será largo, ante la dificultad de un funeral decente, y conviene entender el sufrimiento del otro. Nadie se resigna al pariente muerto, y aunque las palabras alivien, las lágrimas serán inconsolables. Así, o se presta el hombro, o se ofrece un pañuelo o una caja de servilletas de papel. Aunque se impone un cambio de protocolo. Las explicaciones, si son de lugar, deben darlas el vocero de prensa o el secretario, como ocurrió con el último documento. Nunca el pleno, o ya no el pleno, y menos el presidente de manera personal. Era justo que después de tantos escarceos, la Junta rindiera un informe, pero debió hacerlo de forma corporativa. Esto es, una presentación en que aunque solo hablara Roberto Rosario, este apareciera con los demás miembros, como autoridad electoral conjunta...
EL CARÁCTER, EL ÁNIMO.- A Roberto Rosario lo traicionó su carácter voluntarioso, su ánimo de pelea, y quiso asumir como propio un papel que era de todos. De ordinario en la Junta Central Electoral eran tres que echaban a Pedro en el pozo, y la última votación fue cuatro a favor y una abstención. Cosa de muchos, nunca de uno solo. ¿Por qué, pues, tomó la escena para sí y no la compartió con sus pares? Habrá que preguntárselo, pues en el guión original era otra la trama. Aunque aprendió la lección, y se ve que las habas le salieron caras, pues la respuesta a la réplica de los excandidatos no la dio él, sino el colectivo, e incluso en voces que no eran titulares, pero sí oficiales. Esto es, que Roberto Rosario recapacitó, se salió de debajo de la patana, y lo que en principio fue un riesgo personal, ahora fue asumido institucionalmente. Cambió las reglas, o los protagonistas, y los excandidatos se quedaron en el aire, sin el contendiente de su gusto. No es lo mismo debatir con Roberto Rosario, a quien se quiere descalificar ante la opinión pública, que con terceros o muchachos de mandadoÖ
SITUACIONES A RESOLVER.- Si es por pedir, la oposición sabe que la boca es suya. Que se quedaron mesas sin contar en Santo Domingo Oeste, pues se contaron y nada cambió. El PLD y sus aliados siguieron al frente. Ahora se dice que por ley la alcaldía de esa demarcación corresponde al PRM y no al PRD, al Tribunal Superior Electoral que haga el trabajo, que no será nada difícil. Basta que observe si el PLD aplicó sus estatutos y si la alianza entre PRD y partido morado llenó los requisitos de ley. Experiencias como éstas demostrarán que el panorama nunca fue pesaroso y que las confusiones pueden despejarse sin mayores crispaciones. El levantamiento de la huelga de hambre, por ejemplo. Las razones para dejarlas sin efecto convencen más que los motivos alegados en principio. La foto de Luis Abinader caminando con los restantes huelguistas conmueve, aunque la situación luce extraña. La protesta no era de gente propiamente suya, sino de rivales que en la ocasión encontraron amparo en el excandidato. ¿Dónde, pues, Domingo Batista?...
CUIDARSE DE LA MALICIA.- El debate electoral se irá recogiendo poco a poco, y más si los resabios pequeños encuentran acogida en las instancias de lugar, como es el Tribunal Superior Electoral. El cual no debe dejarse presionar por los interesados y asumir su trabajo con ecuanimidad. La Junta Central Electoral llevó a cabo la tarea que le correspondía, y el TSE, por igual, debe hacer ahora la suya. Este último no tiene que hacer coro a la primera, y sí preocuparse, en caso necesario, de arreglar la carga en el camino. Enderezar entuertos, ya que en cada circunstancia y organismo pueden darse gazapos, e incluso a esa posibilidad debe su existencia. Aunque sí debe cuidarse de que su jurisprudencia sea coherente, puesto que si no resuelve en armonía, con la mayor justicia, podría dar lugar a situaciones peores que las que (se supone) soluciona. Cada cual, partido o candidato, querrá que se le mida con la misma vara. Descontar votos en una alianza aprobada, del modo que fuere, podría provocar reclamos nuevos y obligar a decisiones parecidas. Cuando la malicia toca una puerta, se abren todas...