RETRATOS
Licelot Marte de Barrios feminista de éxito inspirada en el amor de los hombres
SU PADRE MÉLIDO MARTE, EL EX PRESIDENTE JOAQUÍN BALAGUER, SU ESPOSO Y SU HIJO FUERON SUS MOTORES DE IMPULSO
Derrumbando la tesis de que el término feminismo quiere decir mujer amargada y enemiga de los hombres, Licelot Marte de Barrios abre su baúl de recuerdos sobre las inmensas jornadas de trabajo que ha realizado en favor de la reivindicación de la mujer y deja ver claramente su apreciación y admiración por el género masculino inteligente. Sus figuras emblemáticas son su padre, Santos Mélido Marte Pichardo, militar de fuste que formó parte de la seguridad de Rafael Leónidas Trujillo, de quien escribirá un libro cuando se retire de la vida pública en los próximos dos años, y el ex presidente Joaquín Balaguer, de quien aprendió que la disciplina es vital en el trabajo. También su esposo, el cubano- americano Juan Amador Barrios, de quien ha aprendido a superar las barreras de todo tipo de atraso político, y su hijo Mélido Juan de Jesús, a quien pretende devolverle con mimos y atenciones a los nietos que hoy le ha dado, el tiempo que le tomó prestado en su infancia. Es una mujer completa, que comienza a destacarse en la sociedad por su gracia y belleza juvenil, al ser electa reina del Carnaval de San Cristóbal luego de Los Rotarios y de la ciudad de Santiago; desafía los prejuicios de su época de que las hembras no podían estudiar “carreras fuertes”, logrando graduarse de abogada; se engancha en el poder político sin ruedos que le pesen en sus 44 años de ejercicio público, y crea su propia familia. La misma dama distinguida, cariñosa en el hogar, es dura con sus convicciones de que a la mujer no hay que darle nada sino devolverle el derecho que le han quitado de actuar en iguales condiciones que los hombres, y es la que le ha tumbado el pulso a los sectores que se oponían a que las madres participaran activamente en la política y a que ejerciera todas las carreras en las que ellas se sintieran capaces de desarrollar. Su amor por su padre militar, su admiración por el extinto presidente reformista, su atracción por su compañero sentimental y su devoción por su hijo, no la han detenido tampoco para poner un freno al mal manejo de los fondos públicos que ha detectado al frente de la Cámara de Cuentas, como nunca le ha temblado el pulso para desnudar la incompetencia de muchos hombres o resaltar la de los que muestran su capacidad y “dedos de frente”. En la entrevista en su residencia de la avenida Anacaona, Licelot Marte hace un recuento de lo que ha sido su vida social y política y reflexiona, mientras se mantiene atenta a los vinos y quesos que nos sirve su camarero y le va indicando cómo colocar la bandeja en la mesa para que la comida se vea elegante y suplir lo que va faltando, que aunque ha hecho aportes a su país debió haber hecho mucho más porque la sociedad demanda mucho más. UN DATO LA IDEA Cámara de cuentas La Cámara de Cuentas es para Licelot Marte de Barrios la graduación de su vida pública. El trabajo la agobia por la sobriedad de su naturaleza y el tener que responder a la gente que la responsabiliza de su imagen y la de su familia, pero no le quita el sueño. Dice que duerme tranquila. Confiesa haberse ganado muchos enemigos que, según dice, no entienden su misión y aclara que las auditorías no son ni buenas ni malas, sino miradas hacia adentro de lo que están haciendo las instituciones del Estado con fines de detectar mal manejo administrativos o de corrupción, si lo hubiese. Muestra de ello –agrega- es que no se hacen por sorpresa, como antes, que tenían un fin de persecución y los resultados se caían porque se les daba un matiz político, sino que ahora se programan con los funcionarios, se les prepara para la recopilación de documentos, se les orienta del objetivo y de su compromiso de colaborar y se les da participación, lo que permite corregir a tiempo cualquier anomalía interna y cuando no se logran los correctivos en la evaluación preliminar se publican los resultados definitivos y entonces se obliga a cumplir con sus obligaciones en el seno de la Justicia. La sociedad civil pudiera tener una participación más activa haciendo sus denuncias, pero no se empodera bien o no sabe canalizar sus reclamos, advierte. EN DOBLE VÍA Reinados, estudios, feminismo, cargos públicos, madre, esposa. ¿Cómo pudo dar tanto? En mi adolescencia ser reina tenía un significado especial porque uno comenzaba a sentirse importante en una época en la que el papel de la mujer estaba relegado al hogar. Graduarme de abogada cuando apenas había dos o tres estudiantes femeninas en las aulas también era un paso importante. Siempre trabajé en el sector público. Aprendí a hacer leyes y aproveché la coyuntura para proponer legislaciones que permitieran a la mujer demostrar su capacidad. Hoy tengo la oportunidad de defender los fondos públicos enseñando a las instituciones públicas a ser transparentes. Usted está casada con un cubano-americano. Cuéntenos sobre esa experiencia Desde que me casé me fui a vivir a Estados Unidos y allí trabajé en las Naciones Unidas como Ministra Consejera (1966). Luego fui embajadora externa y tuve que ir a varias asambleas y me vi con el secretario general y todos los jefes de Estado. Yo participaba en dos y tres comisiones y llegaba a las 2:00 y a las 3:00 de la mañana a mi casa. Mi marido tuvo que aceptar eso. Me involucré mucho en los asuntos de la mujer y soy feminista (sonríe abiertamente sin ningún tabú sobre la imagen que se tiene de estos grupos que luchan por la igualdad en entre los hombres y las mujeres). ¿Cuáles han sido sus conquistas en favor de la mujer? Siendo miembro de la Comisión Social y Jurídica de la Mujer, de las Naciones Unidas, por tres períodos, y luego Presidenta, redacté un documento sobre la discriminación social a la mujer. También fui representante de la República Dominicana ante la Comisión Interamericana de Mujeres. Siendo vicecanciller en mi país (1971) participé en las asambleas de la OEA sobre ese tema y en 1972 logré la aprobación de la Ley 255, que es la de la Patria Potestad, la cual había sido boicoteada por el Congreso y Balaguer me la aprobó cuando, estando en campaña para reelegirse le llevé un grupo de mujeres y al preguntarme que quería y le dije que me aprobara esa ley. Trabajamos con Balaguer 26 gobernadoras, pedimos la Ley de Cuota y luego con la Constitución nueva del 2010 incorporamos lo de la violencia contra la mujer. ¿De dónde le surge el ímpetu feminista? Yo adoraba a mi papa. Él me crio en el régimen militar pero con mucho amor y respeto y nunca me hizo sentir menos, por el contrario, me llevó al lugar donde se cogía “la guagua” y de ahí yo me fui. Yo era amiga de maría Teresa Mirabal porque su facultad de ingeniería en la UASD estaba cerca de la mía de Derecho y conversábamos, aunque no planes conspirativos. El ser abogada me hizo descubrir que obteniendo poderes políticos se podía obtener todos los demás y por ahí seguí la línea para conseguir todo lo que se ha conseguido. ¿Qué riesgos tomó? Yo traje a la esposa de Raúl Castro, Vilma Espín, para hacer seminarios sobre las luchas sociales y viajábamos por todos los pueblos diciendo que había que cambiar las estructuras. Por eso fui perseguida por el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) cuando Trujillo y después vista con recelo por los funcionarios de Balaguer que no querían dar paso a la mujer, tildándome de comunista. Pero mis luchas eran para que se abrieran las fronteras de la mujer, no para tumbar gobiernos ni cambiar sistemas capitalistas por socialistas. Antes se luchaba para mejorar las condiciones de la mujer y ahora se lucha para que no la maten. ¿Qué se puede hacer? Recuerda que todavía estamos en una sociedad machista. Aunque hay muchos hombres buenos y valiosos, hay otros que se han quedado atrás en la civilización y siguen subestimando a sus compañeras. A mí antes me preocupaba mucho el voto de ensayo que instauró Trujillo para que la mujer votara en el año 1942, y pensé que si fuera elegida avanzaríamos mucho y ha sido así, pero con los feminicidios no hay quien pueda. Es un asunto de Estado, todos debemos colaborar y el primer paso es elevar el nivel de la mujer para que se acabe o, al menos, se reduzca la subestimación y se reconozcan sus capacidades y bondades. “BALAGUER ME ENSEÑÓ A SER CELOSA CON LOS RECURSOS DEL ESTADO” A pesar de sus constantes luchas desde las relaciones exteriores porque la mujer participe en las decisiones del país, Licelot Marte de Barrios rechazó el cargo de Ministra de Finanzas (1990) cuando el doctor Joaquín Balaguer la nombró en ese puesto, por entender que no reunía las condiciones. No quería quedar mal ni que la mujer, en su conjunto, representada por ella, perdiera los puntos que se había ganado al lograr estudiar carreras destinadas a los hombres, como la Economía, Ingeniería y Derecho. Pero como el Mandatario insistió asumió el reto, aprendió finanzas y dominó el área. También recuerda que cuando fue designada presidenta de la Refinería Dominicana de Petróleo en 1993 no sabía nada de GLP, de crudo ni de petróleo blando ni negro, como tampoco dominaba nada de circuitos eléctricos en el 2008 cuando asumió la presidencia del Consejo Directivo de la Empresa de Transmisión Eléctrica Dominicana (ETED), sin embargo salió a camino. Un doble esfuerzo tuvo que realizar para poder manejar esas instituciones porque, primero tenía que aprender cómo funcionaban las cosas internas y alrededor de ese ellas y, segundo, tenía la obligación de detectar los clavos que no la dejaban avanzar y sentar las bases para que operara con transparencia, equidad y justicia frente a la sociedad demandante de servicios. De su rol como Ministra de Finanzas recuerda que aprendió que “el poder no se cede ni se entrega, sino que se arrebata”, pero con el objetivo social de arreglar las cosas que están mal y aportar ideas y soluciones a los problemas creando nuevas alternativas de desarrollo. “Balaguer era parco y casi no manifestaba lo que sentía ni lo que buscaba en la vida, pero uno podía percibir que lo único que lo satisfacía era hacer obras de toda índole, pero hacer, construir, dejar un legado, una huella, enseñar a trabajar a la gente y brindarle oportunidades de avanzar”, comentó. Respecto a la percepción que se tiene del gobernante líder del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) de que permitió el enriquecimiento de muchas gentes durante sus gobiernos, explica que aunque él mismo admitió que había hecho millonario a 300 personas, su plan no era ese, sino construir para que el país saliera del tercer mundo donde se encontraba. A su juicio, las inversiones que hizo su gobierno generaron mejoría de ingresos en muchos sectores; motorizó la economía con la compra y venta de insumos, la generación de empleos y las facilidades de obtener una vivienda propia, y mejoró las condiciones de salud y alimentación de mucha gente. “Él era un hombre sumamente austero y que no transigía con su trabajo. Estando yo en Finanzas tenía que ir todos los días donde él, llueve, t r u e - ne o ventee, a reportar los ingresos fiscales y recaudaciones del Estado y ahí mismo las repartía: decía, tanto para esto, para aquello y lo otro. Muchas veces yo salía a las 10:00 de la noche y no tenía Navidad, ni Año Nuevo ni día de fiesta”. “Decían que él llevaba una contabilidad de ventorrillo porque anotaba todo en papelitos y era cierto, pero nada se le olvidaba y estando ciego no se le pasaba ni un error. Una vez a mí se me olvidó dejarle el sobre con las facturas y yo le aseguraba habérselo dado y me dijo que no que lo buscara en mi cartera y ahí estaba. También había que explicarle bien cualquier variación en las cifras de las recaudaciones porque era muy sigiloso con los recursos del Estado”. EL COMUNISMO En las revelaciones de la doctora Licelot Marte de Barrios se registra que a pesar de que para instaurar su gobierno en el 1966, y mantenerlo firme, el Dr. Joaquín Balaguer tuvo que sacrificar a muchos jóvenes tildados de comunistas o revoltosos creadores del desasosiego de la ciudadanía y de la autoridad pública, el líder reformista respetaba el régimen socialista y admiraba al presidente cubano Fidel Castro. Sostiene su afirmación en el hecho de que el mismo Balaguer le dijo a un periodista cubano que no quería morirse sin conocer a Fidel y éste gestionó su encuentro. Pero también cita que el Presidente reformista invitó a la bailarina Alicia Alonzo a venir al país y a participar en la inauguración del teatro Cibao, por sugerencias de ella. Por su amistad con los cubanos recibía ron, cigarros y helados Copelia como regalos y que al Balaguer probarlos le encantaron y pidió que se los siguieran trayendo. Su padre Mélido Marte no los comía porque eran de comunistas y Balaguer sí. Otra muestra de democracia que dio el líder reformista ante los ojos de Licelot fue que cuando ésta le informó que el canciller cubano Isidoro Malmierca quería dar una conferencia en Montecristi y le preguntó qué instrucciones debía darle, le contestó que podía hablar de lo que quisiera. Igualmente acogió al historiador cubano Eusebio Leal, quien restauró la Vieja Habana en base a las orientaciones que le ofreció el presidente reformista. CERCA DE TRUJILLO, PERO LEJOS DEL PODER Yo crecí en el ambiente de Trujillo porque mi papá se enganchó al Ejército en un caballo, que en ese tiempo le pagaban 32 pesos por el animal, y cuando vinieron los americanos se hizo cadete en Haina y entabló una amistad con el gobernante. Luego sale al exterior y estudia aviación y se hizo capitán piloto. Cuando retornó al país compró el aeroplano al instructor que tenía y sin saber bien salió volando y después no sabía cómo aterrizar, cayó en Cuba y se guiaba por la carretera. Papá, como militar pasó todas las posiciones hasta llegar a Secretario de las Fuerzas Armadas. Él fue jefe de la Guardia Presidencial de Trujillo y después de Balaguer, por lo que con ambos nos unió una relación casi familiar. En mi casa era que Trujillo hacía sus fiestas en San Cristóbal, porque esa casa que se había construido para la seguridad del Presidente y yo llegué a bailar con él, pero cuando lo mataron Ramfis me fue a investigar con muchísimos hombres armados de ametralladoras porque en una libreta de teléfono de Antonio de la Maza (uno de los que participaron en su muerte) estaba mi nombre porque era amigo de la familia y me había pedido, la noche antes, el teléfono de mi papa, y anotó mi nombre. A mi papá no lo investigaron porque era muy leal, incluso le había advertido a Trujillo que había un plan para matarlo, porque lo había escuchado de una servidumbre de Juan Tomás Díaz, pero él no le prestó atención y hasta le dijo que no necesitaba escolta para ir a San Cristóbal. De Angelita Trujillo fui amiga escolar y cuando se marchó para París, tras la muerte de mi padre, me pidió que la acompañara y serví de ave mensajera de su madre doña María Martínez cuando necesitaba comunicarle algo al presidente Joaquín Balaguer a mi regreso al país. Luego terminó nuestra relación porque el esposo de mi hermana, coronel Luis José Domínguez, terminó casándose con Angelita. Mi papá también tiene su historia con Balaguer. Juntos se cayeron de un helicóptero y se rompieron costillas. En todos los viajes lo acompañaba y fue el creador de los Comedores Económicos, aunque casi no comía y murió sumamente delgado.