ANÁLISIS
RD: un escenario ideal para un encuentro Obama-Castro
EL PRESIDENTE LEONEL FERNÁNDEZ PRESENTA EL PERFIL DE UN GRAN CONCERTADOR
SANTO DOMINGO.- Cuando el vicepresidente Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez Roque fueron expulsados de sus cargos la primera semana de marzo pasado, la generalidad de los analistas internacionales lo atribuyeron a que Raúl Castro había iniciado un proceso decidido y decisivo de desmembramiento de los cuadros políticos de su hermano, Fidel Castro, en las esferas del poder que gobierna a Cuba.
El aura de Lage y Pérez Roque, considerados entre los ‘hombres’ fuertes del entorno de Fidel -el primero como exponente de las corrientes de apertura económicas del siglo XXI que permitían al régimen navegar con sus precarias conexiones internacionales, y el segundo como el enlace sintonizado de la revolución comunista con la realidad política de los 2000- quedó apagada cuando el propio Fidel los llamó ‘ambiciosos’, acción que dijo los ‘condujeron a un papel indigno’.
¿Habían Lage y Pérez Roque traicionado la revolución? ¿En qué forma? ¿con qué propósitos y a favor de quién o quiénes?
Fuentes de inteligencia norteamericana y cubana coinciden en dar cuentas de que Lage y Pérez Roque habrían sido contactados por influyentes actores de la nueva era de la política norteamericana: el gobierno de Barack Obama, que trata de mostrar pasos agigantados hacia el ‘cambio’ prometido, entre ellos el propósito de avanzar en la distensión de 50 años entre Cuba y Estados Unidos, dejando atrás las hostilidades que se iniciaron con el mismo triunfo de la revolución, a principios de los 60, y lograr un proceso de democratización de la isla.
Señales de distensiónLos episodios a favor de la distensión EEUU-Cuba se reproducen rápidamente:
-El presidente Barack Obama ordenó el cierre del centro de detención y de denunciadas torturas instalado por Estados Unidos en su base de Guantánamo, al tiempo que propuso en el Congreso norteamericano flexibilización de las leyes de bloqueo a Cuba con autorizaciones para viajes de norteamericanos y cubanos exiliados a La Habana, el envío de remesas, alimentos y medicinas con menos restricciones y una reducción del tono áspero que mantuvo la administración Bush al referirse al régimen comunista de los hermanos Castro y su revolución de medio siglo.
-Raúl Castro ha reiterado su disposición de reunirse con Obama y entablar conversaciones serias que lleven a romper el hielo y las tensiones entre Cuba y Estados Unidos que en 1961 y 1963 -con los episodios de Bahía de Cochinos y la instalación de los misiles soviéticos en la isla- estuvieron a punto de conducir a una cruenta guerra.
-El recio exilio cubano se ha mostrado abierto al acercamiento La Habana-Washington y si bien sigue sus críticas al régimen de la isla, saluda la ‘apertura’ de parte de los Castro y de Obama.
-El secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, dijo la semana pasada que es partidario de que Cuba sea readmitida en la organización regional, ya que 31 de las 34 naciones de la región ya tienen relaciones diplomáticas formales con el régimen de Castro, una tiene intercambios consulares y solo dos mantienen cerradas sus relaciones.
Leonel entra en escenaEl viaje de Leonel Fernández a Cuba, la primera semana de marzo, fue blanco de críticas de la oposición política dominicana así como de connotados comentaristas y analistas que no perdieron la oportunidad para acusarlo de ‘huir’ de los problemas nacionales y/o hasta irse de turismo a la vecina isla.
Pero su viaje parece que contenía otra misión, más allá y más trascendente que participar en un encuentro internacional de análisis de la crisis económica y financiera mundial o concretar acuerdos para el intercambio de profesionales entre ambas naciones.
Leonel Fernández salió cerca del mediodía de la base militar de San Isidro y llegó a La Habana al filo de las dos de la tarde. Menos de tres horas después, a las 4:58 de la tarde, estaba sentado conversando con el enigmático y carismático líder de la revolución cubana: Fidel Castro, para hablar en privado en un conversatorio del que algunos detalles sólo se conocen por lo publicado por el líder cubano en su extensa ‘reflexión’ difundida por los medios cubanos.
En este contexto, Leonel Fernández, quien el 17 de abril compartirá escenario con el presidente Barack Obama, en Trinidad, a propósito de la Cumbre de las Américas, es visto por el ‘stablishment’ de Estados Unidos como un demócrata a carta cabal, de confianza para el sistema norteamericano con admiración hacia la figura del nuevo gobernante estadounidense, ducho en las intríngulis de la situación internacional y excelente concertador.
Los más agudos analistas de la inteligencia norteamericana sobre la política cubana concluyen en que el encuentro Leonel-Fidel, sin duda alguna perfectamente planificado, era quizá el paso esperado para que Castro diera las señales públicas de su voluntad de que se abran los contactos Cuba-Estados Unidos y que estaba escogiendo al posible concertador, no los que quizá habrían adelantado los estrategas norteamericanos, aparentemente en las personas de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, hombres subordinados en el régimen de Castro. Por ello, entonces, los piropos publicados por Fidel sobre las dotes de Leonel no fueron al azar, cuando se preocupó por destacar su formación educacional en las mismas entrañas del ‘imperio’, pero delineando sus posiciones liberales en el abanico internacional, especialmente sobre la realidad actual de una América Latina que hace galas de ampliar la plataforma de gobiernos de centro-izquierda.
“Nadie le regaló el cargo. Llegó a él a través de una especie de selección natural en virtud de la cual ascendió políticamente a medida que los acontecimientos históricos se desarrollaban... por vías diferentes a las mías llegó a criterios propios que determinaron su actitud ante situaciones que eran parecidas y a la vez muy diferentes a las que yo viví 23 años antes en CubaÖ”, comentó Fidel de Leonel en el extenso artículo que escribió dos días después del encuentro de ambos en La Habana.
UN ESPACIO PARA EL DIÁLOGOFernández ganó dimensión internacional como hábil concertador cuando durante la Cumbre de Río, en marzo del 2008 en Santo Domingo, logró calmar los ánimos, estrechones de manos y compromisos de distensión de las tensiones generadas entre el emotivo y altanero Presidente de Ecuador Rafael Correa, un frío, calculador y veterano Alvaro Uribe, de Colombia, y el levantisco y agresivo Hugo Chávez, de Venezuela, con motivo de las incursiones de las guerrillas de las FARC en territorio ecuatoriano a propósito de los combates que costaron la vida al jefe de los subversivos, Raúl Reyes.
Por demás, República Dominicana parece ser, en la región, el escenario perfecto para un encuentro Barack Obama-Raúl Castro, sobre cuya eventualidad el comandante cubano ha adelantado que no viajaría a Estados Unidos y es muy difícil esperar que el joven Presidente afroamericano se desplace a La Habana.
Cap-Cana, donde frecuentemente visitan los Clinton o Casa de Campo, donde hace unas semanas estuvo Bush padre con su esposa Bárbara, serían entonces escenarios perfectos por su alto componente de seguridad, cortas distancias y ambientes de distensión como para un encuentro que marque el inicio del fin de 50 años de peleas, tensiones, acusaciones, de guerra caliente y guerra fría.