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ENTREVISTA

Dominicano abordó avión hacia el éxito

MARIO BÁEZ INICIÓ EN CHILE UNA LARGA CARRERA COMO PRESTIGIOSO ECONOMISTA AL SERVICIO DE LA CEPAL, TRAS SU PADRE, DUEÑO DE EMISORAS, RECHAZAR QUE FUERA LOCUTOR

En mayo del l990, con veinte y pico de años, Mario se echó sus motetes al hombro y se fue a vivir a Chile. Aquello fue casi una aventura, porque aunque se iba con un empleo en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sabía que el sueldo le alcanzaría apenas para vivir con lo imprescindible, pagar casa y comida, y enfrentar un clima por naturaleza frío y hostil. Ya montado en el avión, pensó que aquello sería pasajero y que estaría de vuelta en unas semanas, tal vez en dos o tres meses a lo sumo. Aquí dejaba a sus padres, a sus hermanos, a sus amigos, a sus compañeros. Por eso nunca pudo imaginar que ese día marcaba el inicio de una nueva vida y que se iba paraÖ ¡siempre! Su ilusión fue la comunicación social, en especial la locución. A eso estaba destinado a juzgar por la tradición familiar. Su padre, Mario Báez Asunción, fue locutor toda su vida, hasta hace pocos años cuando se retiró. Fue propietario de estaciones radiales y estuvo en cabina por más de 40 años. Su tío, Luis Armando Asunción, fue una de las voces mejor timbradas de la locución noticiosa dominicana. Fue por muchos años director del programa Tribuna Democrática, órgano radial del PRD, y era el presentador favorito de Peña Gómez. Pero Don Mario nunca quiso que sus hijos fueran locutores. Ni siquiera permitía que se acercaran a la cabina de radio. Dijo siempre que sus hijos “tenían que ser profesionales”, en obvia referencia a su formación académica fuera de la radio. Por eso Mario ingresó en el l976 a la escuela de Economía de la Universidad Autónoma. Graduado cinco años más tarde, obtuvo una beca para un post grado en Florida University, en la comunidad de Auburg, Alabama, a tres horas al Oeste de Atlanta. A su regreso al país, Mario trabajó como asistente en la burocracia del secretariado Técnico de la Presidencia, en un empleo de medio tiempo que le consiguió Ramón Alburquerque, el actual presidente del PRD y amigo de la familia. De allí trabajó también en una dependencia del Consejo Estatal del Azúcar, durante la administración de Carlos Morales Troncoso. Y estando en ese puesto concursó para una vacante de tercera categoría en la Agencia Internacional para el Desarrollo. Ganó el concurso y ese puesto le abriría la puerta a su salida definitiva del país, con destino a Chile, en un cargo menor en la CEPAL, donde inició una carrera que se prolongó por l9 años y que acaba de concluir en esta semana con su traslado definitivo a la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Su llegada a ChileMario llegó a Chile empezando el invierno en el hemisferio Sur, en el mes de mayo del l990. Un resfrío agravado con un problema pulmonar congénito estuvo a punto de provocar su regreso a la semana de su partida. Aguantó aquel invierno como Dios lo ayudó, viviendo en un pequeño apartamento sin calefacción en la fría ciudad de Santiago. El dinero que ganaba apenas le alcanzaba para lo imprescindible. Hombre “de gusto”, soltero, joven y con aquel atractivo caribeño que sobresalía por ser excelente bailarín, Mario no tardó mucho tiempo para darse a conocer en una sociedad que entonces comenzaba a romper el cascarón en el que la mantuvo el régimen militar del general Augusto Pinochet. Santiago de Chile en aquella época se abría a la diversión nocturna, y “los carretes” iniciaban los jueves y terminaban los domingos. “Carretes” en Chile se denominan las fiestas largas que generalmente se producen los fines de semana. Durante el gobierno militar, las actividades nocturnas tenían muchas restricciones. Chile es el único país del mundo que soportó un toque de queda de siete años. Primero de seis de la tarde a seis de la mañana. Y años después se flexibilizó y se impuso de doce de la noche a seis de la mañana. Fue precisamente al término del gobierno militar cuando Mario Báez llegó a Chile. El resurgimiento de la democracia despabiló a la sociedad que inició a partir de entonces un dramático crecimiento económico, a la par que fortalecía su democracia y los organismos internacionales se afianzaron en Santiago y observaron aquel fenómeno como un ejemplo para la América Latina. Es en esas condiciones que Mario inicia una ascendente carrera técnica en la CEPAL. Su dominio del inglés y sus récords académicos facilitaron que al cabo de unos pocos años el joven dominicano ya fuera tomado en cuenta al momento de tomar decisiones importantes en las áreas de su competencia. En el l994 Mario fue trasladado a la subsede regional de México, que cubre los países centroamericanos, la República Dominicana y Haití. Su permanencia de cuatro años en la CEPAL de México dejó una rica experiencia profesional a Mario Báez. Viviendo en la capital mexicana se produjo el alzamiento guerrillero del Comandante Marcos, mataron al candidato presidencial del PRI Luis Arnaldo Colosio, la alternabilidad política iniciada por el Presidente Ernesto Zedillo y la firma del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, entre otros grandes acontecimientos registrados en esa época. La economía de RDEn sus l9 años en la CEPAL, Mario tuvo la oportunidad de estudiar las economías de los países latinoamericanos y darle seguimiento a las recomendaciones que se formularon en cada caso. Observó con particular atención la situación de la República Dominicana a propósito de un fenómeno poco comúnópor no decir únicoóen América Latina. Los técnicos cepalinos, con Mario a la cabeza, dicen que la economía dominicana presenta “una gran desalineación en su sistema de precios relativos”. “A rasgos generales, una economía tiene cuatro grandes precios: el precio del dinero, que es la tasa de interés; el precio de la divisa, que es el tipo de cambio; el precio del trabajo, que es el salario, y el precio de los bienes y servicios que todos los ciudadanos consumimos habitualmente”, explica Báez. Para que la economía de un país funcione bien, esos precios tienen que estar bien alineados, de manera tal que con lo que un individuo gana como fruto de su trabajo, es decir con su salario, pueda tomar dinero prestado y pagarlo a una tasa de interés aceptable; que pueda adquirir los bienes y servicios necesarios para vivir con dignidad, como una vivienda, y poder comprar los alimentos necesarios para su alimentación. Otras necesidades básicas también pueden ser adquiridas cuando los precios de una economía están equilibrados, como un automóvil utilitario, por ejemplo. “Así funcionan todas las economías sanas del mundo. Así es en Chile, donde estuvimos residiendo hasta hace poco. En Chile, desde el más encumbrado ejecutivo hasta una empleada doméstica es capaz de comprar hasta una vivienda con el fruto de su salario porque hay condiciones para cada extracto social”, manifiesta Mario, al tiempo de extrañarse de que en la República Dominicana no existan esas posibilidades. “Nuestro país hoy no es así, a pesar de que esas condiciones prevalecían hasta finales de la década de los 70. Desde entonces comenzaron a distorsionarse los precios relativos a una escala que parece no tener fin”. Mario dice que los estudios que pudo hacer de la economía dominicana mientras estuvo en la CEPAL demuestran que un ejecutivo medio difícilmente pueda adquirir una vivienda promedio a partir de su salario. “O no puede pagar las elevadas tasas de interés en el mercado o no tiene acceso al crédito o los precios de las viviendas son prohibitivos para los niveles de salarios existentes”. Observa que ha podido ver con preocupación que un ejecutivo medio en nuestro país no tiene capacidad ni siquiera de adquirir un vehículo utilitario a partir de su salario y ni siquiera puede acceder a los bienes y servicios necesarios para tener una vida digna. ..¡Y ni pensar en un obrero o en una empleada doméstica”. Mario Báez recorrió tres cuartas partes del mundoóen los cinco continentesóen su labor técnica de l9 años en la CEPAL. Explica que como estudioso del fenómeno siente gran preocupación por la situación económica dominicana, y lamenta que ningún gobierno se haya empeñado en buscar solución a este espinoso problema. Como respuesta inmediata a esa situación se ha producido en nuestro país “una inversión total de valores, que hace que todos los días nos sorprendamos con casos de militares y policías involucrados en narcotráfico o con estudiantes prostituyéndose para financiarse bienes y servicios básicos que en otros países se los financian con el fruto de su trabajo”. Y es que está demostrado que los sistemas económicos transforman las conductas de los ciudadanos, incidiendo de forma determinante en su comportamiento. ¿Qué hacer, entonces?Es necesario, pues, alinear el sistema de precios relativos en la economía dominicana. Para ello hace falta un acuerdo nacional que no sólo permita corregir tales distorsiones, sino también encaminar al país por una senda de desarrollo. “Para lograr estos propósitos es necesario trabajar de forma simultánea y con esfuerzos sostenidos en el tiempo en distintas áreas, como son el saneamiento de nuestras finanzas públicas, incluyendo el fortalecimiento de la gestión del gasto público y la ampliación y modificación de la base impositiva”. Un país exitosoEn los cincuenta años transcurridos entre el l950 y el 2000, la República Dominicana se reputa como el país más exitoso de la región. Su producto bruto per cápita creció a una tasa de alrededor de un 3 por ciento (medido en paridad de poder adquisitivo). Solamente Trinidad y Tobago se asemeja a la República Dominicana en ese sentido y porque con apenas l.3 millones de habitantes, cuenta con importantes reservas de petróleo y gas natural. Esa condición hizo que nuestro país triplicara su PBI por habitante durante el último medio siglo. Sin embargo, resulta chocante que a pesar de esos indicadores, la Republica Dominicana muestra un atraso muy notable comparado con naciones de ingresos y características similares a las nuestras. La pregunta, entonces, es permanente entre los técnicos que han estudiado el problema. ¿Por qué la República Dominicana no ha logrado que esa enorme capacidad de crecimiento se traduzca en mejores condiciones de vida para sus habitantes? Dos respuestas:-El problema de distribución del ingreso que caracteriza a la sociedad dominicana, la brecha enorme entre los que tienen mucho y los que no tienen nada; y -La rapacidad e incapacidad de la clase política que no ha demostrado ni la lucidez ni el interés por diseñar políticas económicas y sociales que le garanticen al país un proceso de desarrollo equitativo y sostenible. De cualquier forma, los dominicanos aún tenemos de sobra motivos para sorprender al resto de la humanidad... Porque las cosas que pasan aquí no ocurren en ningún otro lado del mundo. Mario Báez cumplirá en mayo 50 años. Pero casi dos terceras partes de ese medio siglo ha vivido en sociedades desarrolladas, estudiando a fondo la problemática económica latinoamericana, sirviendo a las Naciones Unidas e inmerso en el mundo de la literatura. Y aunque jamás ha roto sus vínculos con el país, podrá parecer cualquier cosa menos un dominicano más en la ciudad de Nueva York. Ataviado con su gabán negro a la rodilla, botas altas y gorro de lana que le cubre medio rostro, Báez chapalotea en la nieve que cubre calles y aceras de Times Square hasta llegar a la librería Barnes & Noble en busca del último best seller biográfico de Abraham Lincoln, donde encuentra “extraordinarias similitudes” con el presidente Leonel Fernández. Y aunque parezca una apostasía, de Báez en esa materia no puede esperarse una lisonja interesada o un halago inútil e insustancioso. Porque no es de esa calaña. Y si alguna simpatía política tuviera, no sería precisamente por el partido al que pertenece Leonel Fernández. Porque aunque su nombre, así a secasóMario Báezóno le diga nada al mundillo político dominicano, si se le agregara el apellido materno de su padre tendríamos entonces a Mario Báez Asunción, una gloriaóya retiradoóde la locución nacional con vínculos históricos muy profundos en el Partido Revolucionario Dominicano. Pero nada de eso importa, frente a este hallazgo oportuno del intelectual dominicano que llegó a la librería y tuvo que hacer cola para adquirir el libro “Team of Rivals: The Political Genios of Abraham Lincoln”, escrito por la historiadora norteamericana Doris Kearns Goodwin, convertido hoy en el best sellers de mayor demanda en las librerías de Estados Unidos y Europa y que ha sido traducido a varios idiomas. La versión en español está ya en imprenta y saldrá en las próximas semanas. El libro fue citado por el presidente norteamericano Barak Obama en el momento en que estaba conformando su gabinete, los primeros días de su llegada al poder. Decía Obama que acopiaba la experiencia de Lincoln al designar en su gabinete a las principales figuras que compitieron con él por la candidatura de su partido. Así Obama justificaba la designación de Hillary Clinton en el Departamento dfe Estado, y de Bill Richardson, en Comercio. Lincoln, al ganar la Presidencia en el l860, incorporó a su gabinete a sus principales contendores del Partido Republicano de la época: William Seward, secretario de Estado; Salmón Chase, secretario del Tesoro, y Edgar Bates, procurador general de la República. Sobre el particular, Mario Báez explica:“Más allá de las semejanzas que puedan haber tenido los presidentes Obama y Lincoln en la designación de su gabinete, la lectura de este trabajo me ha permitido detectar grandes similitudes en los estilos de liderazgos de Lincoln y Leonel Fernández en las áreas siguientes: -Su visión de mediano y largo plazo;-Manejo de los tiempos; -Su capacidad para construir alianzas y amistades con quienes habían sido sus contrarios; -Su capacidad de asumir responsabilidad por los errores de sus subordinados y de compartir con ellos sus triunfos; -Condición para aprender de sus errores; -La continuidad en su equipo de gobierno; -La calma y sosiego con que enfrenta los momentos de crisis; y -Su amor por la lectura. Esos rasgos, aprecia Mario Báez, fueron característicos en el presidente norteamericano que abolió la esclavitud. Y similares características como gobernante tiene Leonel Fernández. Aunque hay una condición de Lincoln que no tiene Fernández: Un gran sentido del humor. Lincoln era conocido como un gran bromista y se le distinguió siempre por su sonrisa a flor de labios. Hacía bromas a cada momento y en cualquier circunstancia de la vida. Fernández, en cambio, es muy sobrio en sus manifestaciones cotidianas y no se le conoce por hacer bromas corrientemente. (En una entrevista en Hoy Mismo dos días antes de asumir su segundo mandato en 2004, Fernández respondió una pregunta del autor a propósito de su sobriedad cotidiana, señalando que el país había tenido suficiente broma en el período que en ese momento tocaba su fin. ¡Y vaya lo costosas de aquellas bromas!) Mario Báez opina que Leonel Fernández es un político visionario con capacidad para proyectar las situaciones de futuro, y en ese sentido consideró la sagacidad del ejecutivo dominicano en el manejo del tema económico y su capacidad para salir airoso de las situaciones difíciles en esa área del Estado. Báez fue hasta hace poco subdirector del Centro Económico para América Latina (CEPAL) con sede en Santiago de Chile. En ese organismo de las Naciones Unidas laboró por l9 años. Actualmente ocupa una de las más importantes funciones técnicas en la sede central de las Naciones Unidas en Nueva York. Se le considera una de las figuras hispanas de mayor relieve en ese organismo multilateral.

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