ABUSO INFANTIL
¿Quién será que vela por ellos?
DESDE HACE MÁS DE DOS MESES LA WINSTON CHURCHIL ES UNA DE LAS VÍAS DONDE SE AGLOMERA GRAN CANTIDAD DE NIÑOS QUE PIDEN O LIMPIAN VIDRIOS
Santo Domingo.- Las principales avenidas de la ciudad de Santo Domingo acogen en las noches la pobreza de la sociedad dominicana que se ve reflejada en los rostros inocentes de niños que salen a pedir para sustentarse. Estos infantes bien pudieran ser sometidos a maltratos y abusos por parte de sus familiares o grupos que se dedican al contrabando clandestino de menores. David ya se ha hecho mi amigo. Tiene más agilidad que tamaño. Sus hermosas, largas y rubias pestañas exhiben un rostro dulce y angelical, pero delatan cierta tristeza y deseo de cambio. Asume una postura de “hombre de la casa” y con actitud de responsabilidad más que de desafío, lanza una esponja y se extiende hasta deslizarla por completo ante el vidrio de un vehículo. A sus ocho años toma la descisión diaria de salir a la esquina donde ya todos lo conocen, 27 de febrero con Máximo Gómez, para “aportar algo en la casa, porque yo no soy el más grande, pero no quiero que nada más ni mamá trabaje”. Cuando David sale de la escuela se quita el uniforme y se traslada desde Invivienda hasta “su esquina”. La mayor parte del tiempo sin comer. Rebusca entre los arbustos, cambia los zapatos un poco apretados por unos tenis rotos y desgastados y complementa con una camisa jeans manga largas para no quemarse con el sol. De su parte, Jarol, un menor de edad que día tras día de adentra en la avenida Winston Churchill, junto a otros nueve párvulos, explica que no tiene dolientes y que sus amiguitos del barrio van a pedir en las noches y él los acompaña para no quedarse solo. Condición parecida a la de Jarol es la de Edwin, quien dice vivir “con familia” pero que sus padres están en Puerto Príncipe. Transita la Churchill en busqueda de dinero y esquiva al “ladronazo” (un adolescente de 15 años) que amenaza a los menores y a veces hasta los golpea para quitarles el dinero. Cuando el menor llega a la vivienda debe dar el producto de su mendicidad a su “familia” para no ser maltratado, al igual que sus primos, quienes hacen lo mismo que él: pedir y a veces limpiar zapatos. Lorna tiene 25 años y es madre de una preciosa niña de intensos ojos negros. Sin querer contar las condiciones en que tuvo la pequeña, solo pronunció la edad de la misma, un año. “Yo podría trabajar, pero nadie quiere cuidarla”. Ella “protege” a los infantes que la rodean y acompañan en su busqueda de sustento. Todos tienen características similares: Menores de doce años, procedentes de Los Alcarrizos, y con idéntico “horario laboral” a lo largo y ancho de la misma avenida. Haitianos y donicanos. Soñadores. Esforzados. Llenos de fe y truncados años de niñez. Una guagua de los jefes? Cuando Manuel Peguero se dirigía a su casa en una guagua quedó estupefacto por ver con sus propios ojos lo que había escuchado semanas atrás. Justo debajo del puente peatonal de la John F. Kennedy, donde finaliza la Churchill, se estacionó una guagua blanca con un letrero de Ruta 50, supuestamente repleta de niños y mujeres haitianas que son repartidos a lo largo de toda la avenida y horas más tardes pasados a recoger. Según lo relatado por Peguero, en varias ocasiones escuchó hablar de esa guagua, pero tenía dudas al respecto. “La primera vez que escuché el tema no lo creí porque el chofer que lo decía hablaba con cierta dejadez y desesperanza. A partir de ese momento, estuve atento, pregunté a otros choferes y luego la vi”, explica. El Departamento de Consultoría Jurídica del Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani) informó que ciertamente han recibido llamadas anónimas con la finalidad de manifestar la supuesta acción que está siendo llevada a cabo por personas desconocidas, en la cual se involucra la participación de menores de edad que están siendo distribuidos en diversas calles y avenidas de Santo Domingo con el objetivo de ser explotados laboralmente. En tal sentido, el departamento de Conani, realiza investigaciones a lugar. Según vendedores ambulantes, choferes de carros públicos, entre otros dicen que una guagua blanca los deposita y luego los recoge y algunos afirman que viene desde “Los Alcarrizos” y que parte de los menores son de procedencia haitiana.