Diego Jaar: una maestría en cine le lleva a la música

El joven artista lanzó su primer álbum “Mi libreta”, en el que recrea una diversidad de historias sociales, que resaltan los ritmos caribeños

Diego Jaar promueve el disco "Mi libreta".

Diego Jaar promueve el disco "Mi libreta".

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Ynmaculada Cruz HierroSanto Domingo, RD

Estudiando una maestría en cine, en Barcelona, el joven músico y autor de canciones, Diego Jaar, fue descubriendo cuál era el sueño que si no realizaba se iba a arrepentir toda la vida.

Inspirado en la vorágine cultural de esa gran ciudad española, Diego disfrutaba de los festivales que se presentaban allí. Era asiduo a visitar bares y otros locales en donde los jóvenes artistas contaban cómo lo habían dejado todo solo para ir a cantar a Barcelona o cómo echaban a un lado una vida segura para perseguir el sueño de la música. Estas experiencias hicieron que despertara nuevamente en este joven dominicano “el gusanito” de la música.

Jaar ya era publicista y, además, trabajaba en el mundo de la cinematografía, así que era tiempo de hurgar en su corazón y seguir su verdadera vocación, la que inició a la edad de cuatro años, cuando después de ver el musical “La novicia rebelde”, al llegar a su casa, pudo reproducir la música que había escuchado en un pequeño piano. Un talento innato, que sus padres supieron aprovechar y, de inmediato, lo inscribieron en clases de piano clásico.

Cantautores como Vicente García también lo inspiraron a seguir con la música y sus pasos por festivales lo colocaron en el ojo del público dominicano. + “Mi libreta” Decidido, compra una guitarra, toma una libreta y comienza a escribir canciones. Y es en honor a esta libreta que Diego titula a su primer álbum “Mi libreta”, disco que trae siete canciones, en las que muestra su preocupación por una diversidad de problemas sociales, pero expuesto desde otros puntos que evocan al amor e inclusive a un llamado de atención.

De igual manera rico en contenido musical. El bolero, el merengue, el pambiche y otros ritmos caribeños sobresalen.

Con la producción musical de Allan Leschorn, arreglos musicales de Ambiorix Francisco y Diego Jaar y la producción ejecutiva de Ángel García.

El Montro: “Es una canción que escribí cuando se destaparon los casos de corrupción de Odebrechty yo necesitaba desahogarme. Sentía que era tiempo de actuar. Con las protestas en la Plaza de la Bandera, para las elecciones pasadas, la gente hizo suyo el tema y sirvió para motivar a otros jóvenes a ir votar y a involucrarse en la política”.

La Negra: “Es una oda esa mujer dominicana, empoderada, que deja a su pareja, un hombre maltratador y sabe seguir adelante”.

La de Amor: “Inspirada en mi mejor amigo que a pesar de saber que era la mujer que amaba, sintió un pánico terrible cuando se iba casar. De igual manera le sucedió a la novia, pero cuando ambos se ven todo fluye”.

La Yola: “A raíz de una de las tantas tragedias de los viajes en yola a Puerto Rico, retraté la historia de amor de dos personas que se enamoran en medio de una travesía como esta. Aunque narro una historia de amor, también resaltó esta problemática social”. El Sueño: Una vez tuve un sueño con una melodía y una persona, cuando desperté grabé en el celular la melodía, luego al día siguiente me puse a escuchar lo que había grabado y encontré este hermoso bolero”. La Bruja: “Se trata de una bruja moderna, quizás de una mujer tóxica y absorbente económicamente, pero que a pesar de que los amigos le aconsejan, el hombre prefiere vivir con esas situaciones y con la mujer que ama”.

El Niño: “Tuve la experiencia con la que me di cuenta que no estaba mal sensibilizarse por los animales, pero no podemos ignorar la problemática que padecen los niños en nuestro país”.

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