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Las mil y una tanganas de Antón Álvarez antes del videoclip de "Ateo"

Ya se había convertido en un nombre controvertido, tanto por los traseros femeninos exhibidos en el videoclip de "Mala mujer" como por titulares como "Yo no soy machista ni feminista; soy transexual"

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Javier Herrero / EFEMadrid, España

Como en su último videoclip, en el que baila de manera provocativa en la catedral de Toledo, Antón Álvarez hizo evidente su querencia por la polémica y la irreverencia desde el día en que escogió para propulsar su carrera musical en solitario un alias con el conflicto impreso en el apellido, C. Tangana.

Este madrileño licenciado en Filosofía, y que inició su carrera en 2006 como parte del colectivo de hip hop Agorazein, eligió en primer lugar el pseudónimo de Crema para abrirse paso en el ámbito del "freestyle".

Tras un lustro bajo esa identidad y la premisa de comenzar a diversificar su música, en parte inspirado por los planteamientos de artistas como el canadiense Drake, reaparecería como C. Tangana con un disco homónimo que obtuvo tantos elogios como críticas.

"Mantuve la C. por Crema y Tangana por la idea de conflicto, de pelea desordenada. Aquel disco explicaba muy bien esa idea, porque surgió un año en el que me quedé sin vacaciones en Madrid, en el que quería hacer cosas en la música, pero en el que veía que no podía crecer", contó a Efe.

Suyo fue uno de los "beefs" (disputa, en el mundo del rap) más célebres del ámbito nacional, el que mantuvo con el dúo Los Chikos del Maíz a propósito de su cambio de estilo y su afiliación a una empresa de moda.

"A veces las polémicas compensan. Algo malo en lo personal puede pasar a ser algo bueno en lo profesional: un mal día en la vida es un buen día para escribir", comentó respecto a aquella primera gran polémica que, en efecto, contribuyó más a su "mediatización".

No pasaría mucho tiempo antes de que su viraje musical lo condujera a la senda del urbano latino con "Mala mujer", su primer gran éxito, número 1 en la lista mundial de éxitos virales de Spotify y, poco después, a desvelar el nombre de su disco "Ídolo" mediante enormes carteles que tapaban fachadas enteras y emulaban sin pudor la egolatría de gigantes de la música.

"Me di cuenta de que estaba construyendo una figura, unos patrones de excesos, de exaltación del poder, de individualismo, de ambición en un contexto muy competitivo...", explicó a Efe en 2017 tras su lanzamiento, realizado por cierto exclusivamente en formato digital en un órdago a los usos tradicionales de la gran industria.

Ya se había convertido en un nombre controvertido, tanto por los traseros femeninos exhibidos en el videoclip de "Mala mujer" como por titulares como "Yo no soy machista ni feminista; soy transexual", un exabrupto en mitad de una entrevista que él siempre ha negado.

"Que te acusen directamente de machista es como si te preguntaran si eres nazi, un asesino o un pederasta. Significa que piensas que la mujer es inferior a ti. Es una aberración", se defendería, lo que no impidió que las fiestas de Bilbao de 2019 cancelaran su actuación por sus supuestas letras machistas y abriera un debate que dividió a la sociedad.

Álvarez, que siempre ha defendido que los artistas no deben ser "los dueños de la moral" y que todos los discursos han de ser puestos en cuestión, respondió en redes que "censurar y prohibir no es la forma de educar".

Entre medias, durante una comparecencia en el Primavera Sound, no se había mordido la lengua al salir a defender al rapero Valtonyc, que enfrentaba cargos por injurias a la Corona: "El rey soy yo, el rey es un gilipollas, la madre del rey me come los cojones, la que ahora llaman reina era una presentadora de la tele, y eso es lo que sigue siendo para mí, y que me metan a mí también en la cárcel".

Resultaba difícil saber qué era cierto o impostado en su discurso, incluido lo que afectaba a su vida personal y cómo lo trasladaba a su música, si de manera consciente o para rentabilizar una atención desmedida a cada uno de sus movimientos, especialmente los que tuvieran que ver con su expareja, Rosalía.

"La música que me emociona es la que habla de mí, pero si no me lo tomase a coña, no podría hacerlo", reconoció en una ocasión el artista que obtuvo un enorme éxito con el reciente tema "Tú me dejaste de querer", para muchos dedicado a la catalana; no en vano se contrató a una actriz para el videoclip que recordaba su fisonomía.

En una entrevista con la revista Rockdelux lo negó, pero en su respuesta también fueron muchos los que entendieron que hacía de menos a Rosalía: "La obsesión ahora mismo con ella es tanta, el debate entre la salsa rosa con la presencia que tiene, el impacto que ha tenido y todo eso... O sea, citar a Rosalía ahora mismo es aburridísimo. Es como, no sé, me gusta la coca cola, pues muy bien. Molaba hace cuatro años cuando no la conocía nadie. Ahí sí".

¿Cuánto provoca "per se" y cuánto escándalo es fruto de una interpretación retorcida del que lo recibe? Muchas de sus más recientes manifestaciones han tenido que someterse a esa pregunta, como cuando se le acusó de clasista por el vídeo de "Fácil", en el que derrama una botella de champán ante el desconcierto de una limpiadora.

También cuando este verano posó (supuestamente de manera espontánea) para la promoción de su canción "Yate" en la cubierta de una de estas embarcaciones rodeado de mujeres en actitudes provocativas, muchas reconocidas figuras empoderadas como la actriz Ester Expósito o la actriz Hiba Abouk. Se le acusó de rodearse de un "harén".

El último episodio de esta retahíla de "tanganas" ha llevado al deán de la catedral de Toledo a dimitir tras permitirle la grabación de su videoclip "Ateo", que desairó a un sector de la población por sus bailes con Nathy Peluso, que son seguidos con expectación por varios religiosos, y por un momento en el que tira del pelo a la artista, un gesto que, según han defendido ambos en redes, reproduce por otro lado la iconografía expuesta en muchos templos católicos.