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Clásicos del cine

"Matar un ruiseñor", otro ejemplo de la validez de la literatura llevada al cine

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Rienzi Pared PérezSanto Domingo

Existen personajes que quedan en la memoria colectiva por su caracterización perfecta. Muchas veces el personaje ficticio pasa a ser parte fundamental del actor como ente de referencia en la sociedad.

Por ejemplo, Vito Corleone es Marlon Brando, independientemente de decir uno u otro nombre: sabemos de quién estamos hablando. Hannibal Lecter es Anthony Hopkins; Travis Bickle es Robert De Niro en Taxi Driver. Sin embargo, existe un personaje sacado de una novela que con el transcurrir el tiempo ya no pensamos en otro que pudiera haberlo encarnado y es Atticus Finch que lo personifica el famoso actor Gregory Peck.

“Matar a un ruiseñor” es una novela de la escritora estadounidense Harper Lee publicada en el 1960. Al momento de su edición, la novela fue un éxito rotundo que motivó a los estudios a llevarla a la pantalla grande. En el 1962 se estrena la película con Gregory Peck como actor principal; por el cual obtuvo su único Oscar por la tremenda actuación del abogado Atticus Finch en defensa sobre la falsa acusación a una persona de raza negra por el cargo de violación.

La historia se ubica en una pequeña localidad del Estado de Alabama, una ciudad racista, vive un viudo con sus dos hijos intentando criarlos en cánones reñidos con el racismo. Durante el verano, ambos niños juegan; pero viven bajo el temor de Boo Bradley (Robert Duvall) quien es el “loco” del pueblo. Este último vendría a representar la sencillez y la bondad dentro de toda la locura producida por una acusación contra el campesino Tom Robinson (Brock Peters) de violar y golpear a una mujer blanca. Atticus Finch acepta defender al campesino porque considera que es inocente en contra de que es persuadido para que no lo haga. El abogado entiende que lo moral y la verdad están por encima de todo prejuicio y de discriminación.

Durante el juicio vemos la destreza y el manejo del defensor en esta causa, a sabiendas de que el jurado estaría en su contra; pero sus principios y el honor como legado es lo perdurable como un modelo de integridad.

El tema principal es el racismo, en donde una gran Nación fue dividida por una guerra por este concepto y que todavía a principios del siglo XX se mantenía esta aberración en los estados del sur. La honorabilidad de este abogado es la de defender a su cliente, y por el otro lado, el de proteger a sus hijos de la burla y el desprecio de sus conciudadanos. En honor a su gallardía obtiene el respeto de la comunidad negra, cuando todos dentro de la sala de audiencia se encuentran de pie hasta tanto Atticus Finch salga de la sala en señal de respeto.

El guión fue escrito por Horton Foote, el cual fue galardonado con el Oscar a Mejor Guión Adaptado y Gregory Peck pudo conseguir su único Oscar como Mejor Actor Principal después de su quinta nominación, con una actuación que ha sido de lo mejor de su dilatada carrera.

En fin, el cine va junto de la mano con la literatura, y en esta ocasión se conjugan para dejarnos un legado de una obra espectacular. Una enseñanza sobre el honor y el deber ser.

Algunas curiosidades de la película:

“Matar a un ruiseñor” es una metáfora de “Matar la inocencia”.

La escritora tomó el nombre del protagonista (Atticus Finch) del filósofo romano Titus Pomponius Atticus, que se destacó por mantenerse alejado de las intrigas y luchas políticas; y el apellido Finch por el de su madre.

En un primer momento se pensaría en Rock Hudson y James Stewart, para representar al personaje de Atticus Finch, aunque este último lo rechazaría por temor a que la película (cuyo guión consideraba muy liberal) fuera demasiado polémica. Finalmente, el papel sería para Gregory Peck, quien tras leer el guión, aceptaría inmediatamente.

La película costó 2 millones de dólares de la época y recaudó la suma de 20 millones por lo que fue un exitazo para la Paramount Studios.

Ficha Técnica: Calificación: 5/5 (Excelente)

Nombre Original: To Kill a Mockinbird

Año: 1962

Duración: 130 minutos

Del director Robert Mulligan: Destacado cineasta de la afamada generación de directores de los años sesenta.