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Bad Bunny, el icono de la música urbana latina

La carrera de Benito Antonio Martínez Ocasio, que en 2016 irrumpió en la escena de la música urbana como Bad Bunny, ha estado marcada por el éxito. Pero, sin duda, este ha sido su año soñado.

El cantante puertorriqueño Bad Bunny en República Dominicana en 2017. EFE/Orlando Barría

El cantante puertorriqueño Bad Bunny en República Dominicana en 2017. EFE/Orlando Barría

En tan sólo cuatro años, el reguetonero puertorriqueño pasó, de trabajar en un supermercado en su ciudad natal, a dominar el panorama musical colocándose en los primeros lugares de las listas de Spotify y Billboard.

VEGA BAJA, DONDE COMENZÓ TODO.

Bad Bunny nació en Vega Baja, una ciudad que está a unos 45 minutos de San Juan, en una familia de clase media baja con los padres que trabajaban para mantenerlo a él y a sus hermanos menores, Bernie y Bysael. Su padre conducía camiones y su madre enseñaba inglés.

Quisó ser cantante desde muy pequeño, pero no creció escuchando música urbana. Según contó a la revista New Yorker, no podía darse el lujo de comprar en los grandes almacenes de música y, en ese entonces, Tego era el único reguetonero al que su madre lo dejaba escuchar en la estación Top 40 cuando iba de camino a la escuela, pues según ella, “si lo suenan ahí es porque era bueno”.

No fue hasta después que Benito empezó a escuchar el reguetón de masas, cuando tuvo acceso a los discos que se vendían en las paradas de las urbanizaciones populares y se intercambiaban en los estacionamientos de las secundarias de San Juan.

Cuando era adolescente, y mientras trabajaba en un supermercado, comenzó a hacer “beats” y a improvisar en su habitación, junto a sus amigos, algunos de los cuales siguen siendo sus colaboradores más cercanos.

Dejó de estudiar para dedicarse por completo al mundo de la música, y el trap latino fue el género que lo arropó. Periodistas musicales aseguran que fue Bad Bunny quien le dio forma al género para convertirlo en una experiencia y espectáculo innovador.

“Ese era mi diario vivir desde chamaquito, imaginar y dejar que la mente se manifieste y, si tengo una idea de algo, al menos intentarlo”, recuerda el propio Bad Bunny en un documental de poco más de diez minutos donde cuenta sus primeros pasos en la música.

“Mi sueño siempre fue este: que la gente conociera mi música, que la gente disfrutara de mis creaciones, mis inventos e ideas”, agrega el artista de 26 años.

Pequeños shows en su tierra natal, vídeos en instagram o autoproducciones en Soundcloud fueron los medios que utilizó Bad Bunny para entrar en la escena de la música trap. Gracias a su talento y a propuestas innovadoras, el artista fue consiguiendo cada vez más seguidores, hasta que con su tema “Diles” llamó la atención de un productor que lo contrató para su sello discográfico.

ICONO DE LA MÚSICA URBANA LATINA.

En poco tiempo se convirtió en una estrella emergente del subgénero que ha ampliado el radio de acción del reguetón con un sonido más digital y cercano al hip hop. En 2017, su canción “Soy peor” se ubicó en el top Hot Latin Songs de Billboard, el termómetro de la música latina en Estados Unidos.

Para 2018 Bad Bunny ya era un icono en la escena de la música urbana latina con el éxito de la canción “I like it” de Cardi B, en la que colaboró junto a su amigo J Balvin. Al año siguiente lanzó “Oasis”, un álbum de 8 canciones en colaboración con el colombiano.

Ese mismo año, la canción de protesta “Afilando los cuchillos”, escrita por el propio Bad Bunny junto a Residente, se lanzó durante las protestas contra el Gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló. La canción obtuvo 2,5 millones de visitas en YouTube el mismo día de su lanzamiento.

Y después de dos años bombardeando con singles para el ciberconsumo masivo y colaborando con figuras como Jlo, Drake o Pharrel Williams publicó, sin avisar, y en plena Nochebuena de 2018, su primer álbum, “X100pre”.

El disco fue muy bien recibido por sus seguidores y los medios estadounidenses que publicaron titulares halagadores tras su lanzamiento.

“Bad Bunny rompió los límites en 2018. Su debut derriba más”, escribió Jon Camarica en The New York Times. Elias Leight escribió en la revista Rolling Stone: “Bad Bunny fue maestro en el single de éxito. Con “X100pre” llega como un artista del álbum”. Pero fue Chris Richards, en el Washington Post, quien más entusiasmado se dejó ver: “Bad Bunny ha publicado el mejor disco de 2019 antes incluso de que empiece el año”.

Pero sin duda el año de consagración de Bad Bunny ha sido el 2020, que arrancó con el lanzamiento de su segundo disco “YHLQMDLG” (Yo Hago Lo Que Me Da La Gana), el más escuchado del año en Spotify con 3.300 millones de reproducciones.

Cantó en el medio tiempo del Super Bowl, un espectáculo que se transmite durante el evento deportivo más televisado del mundo. Sobre el escenario, al lado de Shakira, Jennifer López y J Balvin, el puertorriqueño dejó claro que lidera a la nueva generación de artistas hispanohablantes de música urbana a los que llama la “latino gang”.

Luego, en medio de la pandemia, sacó las canciones que sobraron de “YHLQMDLG” y acaba de lanzar su cuarto álbum, “El último tour del mundo”, con el que levantó las especulaciones sobre su retiro de la música después de un año de gloria y premios.

No sólo eso, también cantó en vivo en sus redes sociales, de las que desapareció por tres meses para reaparecer con bigote, un “look” completamente diferente a sus habituales rapados, y con su tarjeta electoral en mano animando a los jóvenes a salir a votar.

Entrado el otoño y con los conciertos cancelados por el coronavirus, se le vio trepado y cantando en un camión en forma de vagón de tren, que atravesó las calles de Nueva York. Recibió el premio compositor del Año 2020 por la asociación musical americana ASCAP y Netflix anunció que el reguetonero incursionará en la actuación con un papel en la serie “Narcos: México”.

Este cantante de trap latino mueve masas. Sus videos tienen millones de visitas en Youtube, millones de seguidores en Spotify y millones de jóvenes que lo buscan e imitan. Es un personaje polémico que supo aprovechar el auge del reguetón y del trap latino en Estados Unidos y que ahora lo posiciona como el artista más escuchado a nivel global.