CINE

Tiburón sangriento: Una persecución de vida o muerte

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Rienzi Pared PérezSanto Domingo, RD

Recuerdo ese verano de 1975, cuan­do tenía 10 años de edad. Muchos estaban ate­morizados y dejaron de ir a las playas por temor a los escualos. Se estrenaba la película Tiburón.

El proyecto se lo endosa­ron a un joven director de 26 años de edad de nombre Steven Spielberg que se ha­bía estrenado con un filme bastante interesante titu­lado Duel (1971), lleno de suspenso e intriga, donde solo aparecía un personaje. “Tiburón“ es un equivalente a “Moby Dick” porque obse­siona a un capitán de barco quien emprende la perse­cución de la bestia aunque le cueste la vida. La músi­ca compuesta por John Wi­lliams es una de las bandas sonoras más emblemática de la historia del cine ya que sin la misma el efecto de te­rror y miedo no sería igual.

El argumento comienza al aparecer el cuerpo de una joven mutilada en lo que se presume fue atacada por un tiburón. El jefe de la policía Martin Brody (Roy Schei­der) quiere cerrar la playa para evitar posibles muer­tes. El Alcalde de la comu­nidad “Amity”, ante la even­tual avalancha de bañistas por la celebración del 4 de julio, descarta esa posibili­dad para no perder turistas.

Los espectadores se iden­tifican con los personajes; ya que la puesta en escena transmite una narrativa ci­nematográfica cercana al terror y el pánico. El tibu­rón gigante que aparece en la cinta es mecánico. Tuvo problemas para sostenerse a flote y en la primera mitad de la pieza no aparece. Aquí el director Steven Spielberg apela al suspenso del mis­mo modo que lo hacía Al­fred Hitchcock con la cáma­ra; porque pudo transmitir ese miedo impactante con el acercamiento fotográfico y la sintonía de esa banda sonora extraordinaria. Así surge un interesante juego de música y ataque. Es por eso que el tiburón da tanto miedo cuando no está en la superficie, como cuando se deja ver.

El miedo es una emoción natural que nos protege an­te un evento de peligro, en­tre tanto, el temor nos ha­ce escapar ante un peligro imaginario. Por ejemplo, existen personas que le te­men a animales domésti­cos, pero en el caso que nos ocupa, existe una combina­ción entre miedo y terror porque es un miedo exacer­bado ante el peligro que re­presenta el tiburón perder la vida.

Estamos ante una exce­lente película del género de suspenso que ha ocupado un sitial en los anales del ci­ne comercial. La recomen­damos a y se encuentra dis­ponible en la Internet.

CURIOSIDADES:

Cuando se estrenó en el verano 1975, más de 67 millones de estadouni­denses fueron a verla, por lo que fue el primer “blockbuster” de aquel verano.

Aunque Steven Spiel­berg quería a Charlton Heston para hacer de Brody, la razón princi­pal por la que Spielberg decidió no contratarlo fue por ser el héroe en sus películas anteriores, “Aeropuerto” (1975) y “Terremoto”. Spielberg pensó que con Heston, el público sabría que el tiburón no tenía ningu­na posibilidad de salir con vida frente a su opo­nente.

EL autor del libro, Peter Benchley, quería como protagonistas a Robert Redford, Paul Newman y Steve McQueen.

Después del lanzamien­to de la producción, una especie de histeria al­canzó al público en sen­tido general, ante la po­sibilidad de encontrar­se con un tiburón en la playa.

El nombre del persona­je Quint viene de la pa­labra latina “Quinto”. Quint es la quinta per­sona que muere por el tiburón (después de Chrissie Watkins, Alex Kintner, la cabeza sin cuerpo de Ben Gardner, y profesor de vela de Mi­chael).

El nombre del barco de Quint es Orca, y la Orca es una ballena asesina de tiburones.

El tiburón mecánico su­frió muchas averías de­bido a que la presión del agua salada se colaba en los mecanismos y los estropeaba. Eso obligó a Spielberg a buscar al­ternativas y decidió en­señar lo menos posible el tiburón, con lo que se ahorraba poner a prue­ba la problemática má­quina y, de paso, poten­ciaba la sensación de miedo y el suspenso.

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