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"Una noche de doce años", la película que rinde homenaje a Pepe Mujica

El expresidente de Uruguay José Mujica, junto al director uruguayo Álvaro Brechner. Foto: EFE

El expresidente de Uruguay José Mujica, junto al director uruguayo Álvaro Brechner. Foto: EFE

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Rubén Peralta Rigaud (Colaboración especial)Santo Domingo

En septiembre de 1973, en plena dictadura militar de Uruguay, los llamados Tupamaros, o miembros del Movimiento de Liberación Nacional, fueron finalmente derrotados y encarcelados. Una noche, tres de ellos son secuestrados de sus células y son insertados en un programa militar destinado a destruirlos psicológicamente, haciéndolos rotar en diferentes cuarteles de la nación con condiciones al límite.

En un cautiverio que duró 12 años, la película nos cuenta la historia real de estas tres personas: el ex presidente de Uruguay José "Pepe" Mujica ( Antonio de la Torre ), el escritor Mauricio Rosencof (Chino Darín ) y el ex Ministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro ( Alfonso Tort).

“Una noche de 12 años”, basada en el libro “Memorias del calabozo” de Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro, nos lleva a través de los muros de las cárceles uruguayas durante la dictadura, donde la dignidad humana fue pisoteada constantemente y la única posibilidad fue confiada a la capacidad de aferrarse a los más pequeños pensamientos y recuerdos. Una condición de total incomodidad física y psicológica, exigida por un régimen que no se limitaba a agobiar las voces de la disidencia, sino que reclamaba su aniquilación para evitar futuras represalias.

Lo que convence de este filme es la capacidad de contar en detalle el horror del encarcelamiento y, al mismo tiempo, seguir siendo muy humano, gracias a una profunda introspección en el alma de los protagonistas. El rencor por esta triste página en la historia de Uruguay es, por lo tanto, secundario a la fuerza de la historia y sus imágenes, incluso dando espacio a una dosis considerable de humor, que encuentra su punto máximo en la escena en la que uno de los prisioneros no puede usar el inodoro debido a las esposas usadas, lo que resulta en la participación de todo el cuartel para encontrar una solución.

Una variedad de estilos y atmósferas que nos ayudan a caer en la psique atormentada de los protagonistas, para quienes incluso las circunstancias más simples e insignificantes se convierten en una oportunidad para saborear la existencia perdida.

Lo que ayuda a no olvidar fácilmente a la película, es la música de Federico Jusid y Sílvia Pérez Cruz , pero sobre todo las actuaciones de los tres protagonistas, emanando una persistente vitalidad emocional y política. En este sentido, es interesante ver cómo se moldea al futuro presidente de Uruguay Mujica, ya con una idea personal del Estado, y la de Mauricio Rosencof , quien gracias a sus habilidades de escritura, logra establecer relaciones con los militares y obtener algún favor, haciendo así que su encarcelamiento sea menos severo.

Este es el tercer largometraje que escribe y dirige el uruguayo Álvaro Brechner. El director es muy hábil para transmitir el profundo sufrimiento de los presos, utilizando magistralmente la cámara con la que, a menudo, se encuentra de cara a cara con los personajes, realizando tomas nunca triviales y, junto con muchas tomas cerradas, comunica al espectador toda la violencia al público que los prisioneros fueron sometidos.

Golpeados, encapuchados, sucios y desnutridos, sin la posibilidad de comunicarse entre ellos, si no a través de un método probado por los tres para intercambiar información a través de un código reproducido con las manos pegadas en las paredes de las células, fueron objeto de violencia física pero, sobre todo, Psicológica, que a menudo los llevó al borde de la locura. El sentimiento es un verdadero descenso al inframundo que socava su fuerza de voluntad.

“Una noche de 12 años” cava lentamente un camino en el corazón del espectador, en una integración exitosa de drama carcelario, reconstrucción histórica y un mensaje de esperanza inquebrantable, que nos recuerda la importancia de no dejarla ir nunca y de no dejar de esperar, siguiendo esa tenue luz que nos puede alejar de las dificultades más atroces o de las paredes frías de una célula, hacia una vida.

La película rinde homenaje a Pepe Mujica, una de las figuras políticas más bellas de los últimos 50 años, que ha hecho coherente su estilo de vida y que ha revolucionado la mentalidad política de miles.