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“Los crímenes de Grindelwald” no hace justicia a su mundo mágico

“Los crímenes de Grindelwald” tiene buenos momentos de intriga que son prometedores, pero eso dependerá de la calidad de su desarrollo.

“Los crímenes de Grindelwald” tiene buenos momentos de intriga que son prometedores, pero eso dependerá de la calidad de su desarrollo.

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Rubén Peralta Rigaud (Colaboración especial)Santo Domingo

Los meses después de su captura, el famoso mago Gellert Grindelwald (Johnny Depp) se escapa como había prometido y especulado. Al reunir más y más seguidores, es responsable del ataque de humanos normales por magos y solo Albus Dumbledore (Jude Law), a quien alguna vez consideró un gran amigo, parece ser el único capaz de detenerlo. Pero Dumbledore tendrá que apelar al único mago que ha frustrado los planes de Grindelwald antes: su ex alumno Newt Scamander (Eddie Redmayne).

La aventura que se aproxima unira de nuevo a Scamander, Tina (Katherine Waterson), Queenie (Alison Sudol) y Jacob (Dan Fogler), pero esta misión también pondrá a prueba la lealtad de todos a los nuevos peligros que se presentan en un mundo mágico, más peligroso y dividido que nunca.

Esta segunda entrega, ‘’Bestias fantásticas: Los Crimenes de Grindelwald’’, parte integral del universo compartido de Wizarding World, comienza aproximadamente seis meses después del final de la primera con el Escape de Grindelwald.

Después de su espectacular escape, el gran villano se va a París, donde cree que puede encontrar a Credence Barebone (Ezra Miller), una especie de nuevo elegido. Grindelwald está convencido de que este niño tendrá un papel importante que desempeñar en el futuro.

Grindelwald y los magos del Departamento de Magia británico emprenden una carrera en contra del tiempo para encontrar a Believing en París.

La búsqueda frenética de este personaje es, en la primera mitad, el punto de origen para la que será la derivación de su tercer acto.

Todos buscan al joven, ya sea para explotar sus poderes, para capturarlo o, lo que es peor, matarlo. Todo está vinculado a él, y esta situación es el hilo conductor de este episodio. Alrededor de este arco narrativo se injertan varias historias interesantes en diversos grados.

Por ejemplo, debemos mencionar a Albus Dumbledore, quien firma su regreso, bajo la presencia de Jude Law, quien presenta una actuación correcta y sobretodo sobria. Como todos los fanáticos de la saga saben, Dumbledore y Grindelwald están relacionados porque son muy buenos amigos y fue Dumbledore quien derrotó a Grindelwald cuando estaba en su apogeo. Este último evento es sin duda el que concluirá la saga en la quinta parte.

Para tener buenas intrigas, necesitas buenos personajes. Pero el no carismático Newt Scamander y la falta de gracia de su intérprete Eddie Redmayne, no ayudan. Más allá de su historia con Leta Lestrange (Zoe Kravitz), el personaje en esta ocasión es inútil. Lo mismo para su compañera Tina Goldstein, aun buscamos saber cuál es la plusvalía de ella.

Todas las secuencias durante las cuales Scamander está con sus animales no tienen sentido. No tienen ningún interés y rara vez aportan algo significativo a la historia.

Por otro lado, con personajes como Grindelwald y Dumbledore, es que tenemos interés. Es obvio que este duelo es el verdadero corazón de esta saga y que el resto solo sirve para el contexto.

Descubrimos aquí a un Dumbledore más joven, que ya ha vuelto a sus ideas de juventud, las que parcialmente son conocidas en la secuencia final.

Su deseo es que los magos ya no tengan que esconderse, pero para hacer esto, los humanos aún deben someterse.

El discurso es seductor. El auge del fascismo (ya que se trata de eso) es el tema principal de la película y no hay duda de que seguirá estando fuertemente presente en las futuras entregas.

El ritmo de la película es su mayor problema, es demasiado pausado para el género. Los primeros 45 minutos, o incluso la primera hora, se sienten eternos.

No pasa nada y el aburrimiento reina. Es solo cuando los primeros personajes visitan Hogwarts que finalmente sentimos que la película inicia y apreciamos un aire de nostalgia. Y solo porque mejora no significa que sea una gran película. Ya existen los problemas de los personajes y los de sus arcos narrativos.

En algunas secuencias de acción es difícil seguir el ritmo por su rápida vorágine. Sin embargo, Rowling, quien una vez más escribió el guión, todavía no tiene reservas sobre la decoración de su mundo mágico.

No solo la mayoría de los personajes anteriores están regresando, sino que están siendo aumentados por todo un ejército de nuevas adicciones.

En resumen, “Los Crímenes de Grindelwald” sufre el problema de su predecesora: la película está completamente sobrecargada. Al tratar de tener todo bajo control, Rowling pierde completamente de vista el foco de entretenimiento y magia del universo de magos.

Hay muy buenos momentos de intriga que son prometedores, hay que admitirlo, pero eso dependerá de la calidad de su desarrollo.

El futuro duelo entre Dumbledore y Grindelwald es inevitablemente esperado, por lo que, a pesar de la parsimonia de este episodio, los fanáticos seguirán presentes en las salas.