CINE/COCALECAS
"Hotel Artemis" proyecta una atmósfera decadente que fascina desde su primera toma
El debut como director del guionista Drew Pearce (cuyo crédito de guionista más notable es Iron Man 3), es "Hotel Artemis", la cual sufre desde el principio por intentar hacer demasiado a la vez.
No es difícil ver de dónde vino la compulsión. Sin embargo, teniendo en cuenta que el elenco incluye figuras como Sterling K. Brown, Jodie Foster, Dave Bautista, Sofia Boutella, Jeff Goldblum y Charlie Day, se esperaba algo distinto.
Las cosas comienzan con “Waikiki” de Sterling K. Brown, quien al fracasar en un robo con su hermano (Brian Tyree Henry) es herido en el proceso.
Ambos terminan en el Hotel Artemis, un exclusivo hospital solo para miembros dirigido por Foster y su corpulento asistente, Everest (Dave Bautista), mientras afuera en Los Ángeles desciende al caos desenfrenado.
A partir de ahí, las cosas comienzan a confundirse. Se nos presenta rápidamente a un elenco de personajes que pueblan Artemis, desde “Niza” (Sofia Boutell) una asesina a sueldo, hasta “Acapulco” (Charlie Day) un traficante de armas, los cuales parecen tener sus propias agendas.
El personaje de Foster se llama “The Nurse”, como su nombre clave específica, es la líder aquí.
El Hotel Artemis nunca decide exactamente dónde quiere poner el peso de la narrativa.
Brown y Foster comparten la mayor parte del enfoque en el primer acto, pero a medida que la trama comienza a construirse y los hilos comienzan a converger, se vuelve cada vez menos claro quién es el protagonista y quién está de parte de quién.
Se vuelve aún más confuso cuando emerge una policía herida (Jenny Slate), quien aparece justo antes de la llegada de un señor del crimen conocido como El Rey Lobo (Jeff Goldblum) y su séquito, lo que hace de esto una ruleta rusa variable de exposición y estructura de fondo.
Si bien todos estos cabos sueltos parecen tener poca conexión, el guión de Pearce los vincula a todos inteligentemente y, lo que es igual de importante, un elenco que lo lleva a cabo sin una actuación débil.
Foster, como es lógico, se destaca como la enfermera neurótica con un pasado. Con destreza, pasa de explorar el lado nervioso de su personaje a encontrar su sentido del humor y, en última instancia, su humanidad.
Si la vulnerabilidad, el sentido del deber y la amenaza pueden habitar el mismo cuerpo, Brown lo domina como Sherman, cortesía de un guión que le permite explorar sus fallas y remordimientos como si fuera completamente natural.
Mientras que Foster y Brown son actores comprobados, es Bautista quien aporta mucha diversión a su personaje. Él no solo es un ordenanza sino que también es un ejecutor, su “Everest” le da mucho valor a la película.
El único problema con el elenco es que Jeff Goldblum no está en la pantalla lo suficiente. En su tiempo limitado, hace que la audiencia se sienta como si estuviera saliendo con un viejo amigo.
La cinematografía de Chung-hoon Chung (Oldboy, The Handmaiden) da muestra de un gran ojo para el estilo, permitiendo que su iluminación, especialmente en las escenas culminantes, las cuales baña en carmesí, establezcan el estado de ánimo y el tono.
Para una película que claramente va para el nicho de acción-ciencia ficción, no tiene muchas secuencias de acción.
La falta general de la misma, eventualmente, se basa en algunas escenas de lucha con sabor a al clásico cine de artes marciales bastante satisfactorias, que alegremente muestran tanto el físico de Boutella como el de Bautista.
Hotel Artemis no está particularmente interesado en sorprender a los espectadores con acrobacias y efectos visuales, sino en entretenernos con interesantes diálogos y personajes, pero principalmente con una atmosfera decadente que fascina desde su primera toma. Hotel Artemis vale la pena en su corta estadía requerida.