MIRANDO HACIA ARRIBA
Cuidado con los sapos
Buenos días mis queridos lectores. En estos últimos meses he vivido experiencias que me han llamado a la reflexión y me han puesto de frente con la mediocridad, condición de algunos que son esclavos de sí mismos y de un ego basado en apariencia y posiciones pasajeras.
Por eso hoy les comparto esta anécdota:
Un sapo gigante, con un aspecto bastante desagradable, vio pasar una luciérnaga brillante y hermosa; con una de sus ancas la atrapó y la aplastó contra el piso, el pequeño animalito moribundo le reclamó: -por qué me matas? -porque brillas-, contestó el sapo.
Así como ese sapo hay seres mezquinos, inseguros, mediocres. Muchos andan por ahí exhibiendo anillos universitarios que de nada les sirven a la hora de medir sus supuestos liderazgos o capacidades gerenciales.
Estos seres son peligrosos porque logran frenar a muchos que albergan deseos de triunfar, de muchos que tienen sueños y andan deseosos de verlos materializados.
Esos individuos esconden inseguridades, complejos, frustraciones que arrastran desde niños, resentimiento social y quién sabe cuántas cosas más.
Cuidado, porque el mediocre no quiere lo que usted tiene, sino que usted lo pierda; recuerde que una persona de excelencia no se deja frenar por nada ni nadie, desarrolla una piel dura como la del elefante, no guarda resentimiento y mucho menos venganza, pero sobre todo encomienda cada paso a Dios. Dicen por ahí que cuando Dios manda hasta el diablo obedece.
Mediocres sí hay, pero si eres una persona de visión no lograrán nada, solo mostrarte lo que no debes repetir.