DIA CINE
“Intriga” no hay otra palabra: ¡formidable!
Esta historia original de Aaron Guzikowski nos cuenta sobre personajes que no están encerrados físicamente, pero, mentalmente, son prisioneros de sus formas de pensar
Denis Villeneuve es, aunque apenas hemos visto dos obras suyas, un maestro. “Incendies” es tan excelsa que se pasa de excelente. Y ahora, “Intriga”, es una de las mejores cintas de este 2013. Ese título es inocuo. El verdadero, el que sí da la idea, es “Prisoners”, porque esta historia original de Aaron Guzikowski nos cuenta sobre personajes que no están encerrados físicamente, pero, mentalmente, son prisioneros de sus formas de pensar, de sus idiosincrasias, de sus creencias. Keller Dover, desde el mismo inicio de la acción, cuando está con su hijo adolescente cazando en el bosque, antes de disparar al ciervo reza a su dios, reza para que sus pecados sean perdonados. Y cuando decide hacer lo que es el nudo de la acción y no podemos revelar, muy a pesar de lo repugnante de lo que se dispone a hacer, también reza para tener fuerzas, para que su dios le ayude en su misión. Y si los secuestradores hacen lo que hacen, también lo hacen en nombre de su dios que, por cierto, es el mismo al que reza el piadoso Keller. Con la excepción de Loki, el policía investigador, todos o casi todos los personajes centrales son prisioneros de su mente, son víctimas de sus creencias, se convierten, para mal, nunca para bien, en verdaderos seres enloquecidos por la obsesión de un supuesto cumplimiento de su deber, de su misión en la tierra. No hay que abundar demasiado, lo importante es ver este film que nos ofrece un relato apasionante, profundo, duro de asimilar, pero impregnado todo el tiempo de un sentido de lo que significa la verdad para cierto tipo de seres humanos. Sin embargo, de nada hubiera servido esta historia tan relevante de no ser por esa mano diestra, formidable, de Denis Villeneuve, el canadiense que nos mantiene en vilo durante dos horas y media, que nos enerva minuto a minuto a pesar de tan larga duración, que nos mantiene en tensión hasta ese ligero sonido que casi no escuchamos en las últimas tomas del rostro de Loki, que se vale de los recursos más prístinos del lenguaje cinematográfico, en especial la augusta fotografía de Roger Deakins, sus ángulos, sus encuadres, las tonalidades del color que se resuelven prácticamente en el blanco de la nieve, en el negro de la noche, de los rincones donde vibra el dolor, la muerte, el horror. Muy bien utilizada la música de Johann Johannsson, tanto que apenas se percibe aunque nos hace sentir el tremendo peso dramático de las imágenes, de lo que vemos, de lo que imaginamos, de lo que intuímos o presentimos. Y Hugh Jackman olvida la mojiganga de ser Wolverine para sacudirnos con un personaje de tremenda fuerza interna que desborda las palabras; a su lado, Jake Gyllenhaal, que está muy bien, luce pálido, y lo mismo Terrence Howard. Mejor Viola Davis en sus breves escenas. Sin lugar a dudas, “Prisoners” es una de las mejores películas de este 2013, y por ello la recomendamos de todo corazón.