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CONGRESO

Entre bachatas y cuerdas

El VII Congreso Internacional Música, Identidad y Cultura (MIC), dio la bienvenida a los más de 200 participantes de 10 países.

Concierto “Cuerdas para la Bachata” realizado en el Patio Caribeño.

Ver un público sumergido en el sabor de la bachata, escuchar voces que coreaban cada estrofa de su pieza favorita, y a otros que movían la cabeza y los hombros al son del ritmo; es una muestra de que las raíces bachateras son un símbolo de la cultura nacional.

El calor del Caribe de sintió durante tres días en la Ciudad Corazón, que abrió sus puertas para recibir a especialistas, investigadores, gestores culturales y exponentes artísticos en el VII Congreso Internacional Música, Identidad y Cultura en el Caribe (MIC), con el tema “Bachatas y cuerdas en las expresiones del Caribe”, organizado por el Ministerio de Cultura de la República Dominicana, Centro León y el Instituto de Estudios Caribeños (INEC).

Vibración en la tarima El Patio Caribeño del Centro León fue el escenario donde las cuerdas sonaron en gran dimensión. Artistas locales, bajo la dirección de Rubén Mirabal, interpretaron un repertorio de bachatas dominicanas denominado “Cuerdas para la Bachata”.

El momento cumbre del evento fue en el concierto “Pioneros de la bachata”. El público dio testimonio de que el género es un desahogo para el alma y que el sentir de generaciones ha trascendido por más de cincuenta años. El derroche de melodías lo inició Susana Silfa, quien abrió la velada en la que Leonardo Paniagua interpretó “Ella fue mía también”, “Mi Secreto”, “Chiquitita” y “Ella se llamaba Martha”.

Más de dos mil personas que acudieron a la cita musical en la que la emoción brotaba por los poros de los asistentes y el cuchicheo no faltó entre una pieza y la otra. Luis Segura (el añoñaito), puso de pies a quienes se dejaron persuadir por el sonido de una guitarra y el ánimo intacto de un exponente que entonaba con gran fluidez.

Un toque inesperado fue la interpretación de Davicito Paredes con temas de Ramón Torres. Luego, Manuel Jiménez sorprendió con su participación de las canciones”El amor no te da” y “Derroche”.

El pionero de la bachata, José Manuel Calderón, con su voz regia, puso a bailar y a gozar a los amantes de la bachata, quienes deslumbraban con cada pasos en su figureo sobre la pista. En esa noche no faltó, Edilo Paredes, un músico de gran trayectoria, que junto a Calderón amenizó con las piezas “Bebiendo en la barra”, “Sálvame” y “La carta”.

Para un cierre inesperado, Edilio Paredes también hizo gala de su voz con algunos temas, entre ellos “Morenita mía”, de Ramón Cordero. La noche culminó con un merengue pleno de guitarras y de su autoría: El batidor pelao.

El domingo, los participantes disfrutaron de una descarga musical, con la Academia de Bachata Dream Project de Cabarete.

Dedicatoria El congreso estuvo dedicado in memoriam a los bachateros Rafelito Encarnación, Mélida Rodríguez, Raffo Alcántara, Oscar Olmo, Aridia Ventura, Marino Pérez, Inocencio Cruz, Ramón Cordero, Fabio Sanabia, Tommy Figueroa y Juan Bautista.

Vivencias de los rostros bachateros La programación académica inició formalmente con la conferencia “La cultura del Caribe hispano en la bachata dominicana”.

Ser testigos de las vivencias de las joyas bachateras del país era el objetivo de las tertulias organizadas en el evento. Previo al concierto “Pioneros de la Bachata”, los artistas Edilio Paredes, Leonardo Paniagua, Anthony Ríos y Luis Segura testimoniaron sobre su quehacer en el mundo del espectáculo.

Con mucha propiedad, Panigua dijo al auditorio “antes no se escribía pensando en el dinero, las letras eran el resultado de las vivencias y la pasión que se pusiera“.

El dilema del conversatorio lo constituyó la pregunta sobre el origen de la bachata. Paredes siempre respondió convencido de que Rafael Solano fue quien usó el término por primera vez en un programa de televisión y afirmaba que el origen es de Santo Domingo porque Calderón es el primer exponente del género, pese a que el Cibao sea la cuna de más talentos.

Luis Segura en su intervención aseguró que las raíces son del Cibao. “Siempre he cantado para gente que ha sufrido en la vida”, expresó Segura durante la tertulia en la que el público coreó algunos de sus temas más conocidos.

En el turno de Anthony Ríos, la esencia primó en el reconocimiento a los músicos y en el análisis de que, la bachata es la forma de ver hacia dónde va el país con relación a la música.

En la segunda tertulia opinaron el panameño Juan Andrés Castillo y los dominicanos Víctor Víctor, José Manuel Calderón y Joe Veras. Con esas participaciones se mostró la pasión con que cada intérprete se dedica al oficio y las vicisitudes que atraviesan al momento de emprender.

Al entender de Víctor, la bachata es una música que se desarrolla y todavía le falta muchísimo. Calderón contó que para su primer disco ahorró de lo poco que ganaba en su trabajo.

El testimonio de Joe Veras se afianzó en que los sueños se pueden convertir en realidad. Juan Andrés Castillo resumió su formación de familia en el instrumento que ha sido su arma y corazón, la mejoranera.

Las ponencias Escuchar a Teresa Guerrero analizar la identidad narrativa de la bachata, en el caso específico de Ramón Torres y Marino Castellano, contribuye a entender el fenómeno como una interpelación de los bachateros hacia la audiencia. Además de promover en sus letras una dosis de la realidad social y la visión de los migrantes.

El folklorista Rafael Almánzar logró sintetizar los orígenes del género bachata en los albores cibaeños y proponer en su lista de artista influyentes a los que nacen en la zona liniera, en tierra de Montecristi. En ese mismo espacio el abogado e historiador, Edwin Espinal Hernández hizo algunas acotaciones del aspecto legal en tema musical.

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