DÍA DE LOS PADRES

Padres que se superan

MÁXIMO UREÑA ES UN EJEMPLO VIVO DE QUE CON TRABAJO Y ESFUERZO SE PUEDE PROSPERAR

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Isleny GarcíaDon Pedro, Santiago

Viene de una familia larga, de diez hermanos, y trabaja desde que tiene uso de razón. Para Máximo Ureña, cursar sólo hasta octavo de primaria no ha sido impedimento para que, con buen ánimo pueda luchar y sacar a su familia adelante. Con entusiasmo corta y fríe los plátanos y ruedas de salami con que cada mañana tomar desayuno a docenas de personas, desde hace casi seis años en una esquina de la Hoya de Caimito, Santiago. De esta manera lleva el sustento a sus cuatro hijos y esposa. Máximo, durante sus 47 años ha incursionado en diferentes medios de soporte. Desde los 15 fue zapatero, pasando más tarde a ser supervisor de Zona Franca, vendía salchichas y hot dog, luego “taxiaba”, y mientras vivió en Esperanza preparaba y vendía bolas de yuca y quipe. Pero Ureña no solo se “faja” en la calle. Su compañera de vida, Carmen, explica que es un buen esposo que se preocupa por la casa e hijos, y cuando le urge soporte en los quehaceres, también resuelve. EL TESTIMONIO DE SU QUERIDA FAMILIASus hijos lo ven como un padre bueno, cariñoso y atento. “Él no se imagina cuánto lo quiero, me demuestra mucho cariño” comparte Maiky, mientras su hermano Michael dice sentirse feliz por el apoyo que su padre le da. El mismo Máximo explica que siempre le da seguimiento a sus retoños, tanto en la escuela como en las actividades deportivas en las que participan. Maiky y Michael practican béisbol, el pequeño Melvin se inclina más por el karate. Este ejemplar padre entiende que a los hijos hay que educarlos principalmente en la casa, enseñarlos a trabajar. Porque a un muchacho que se le de todo, se cría vacío, agrega además que deben incentivarse a que practiquen algún deporte. Le brillan los ojos al contar que de por sí el haber tenido sus hijos es su mayor felicidad, pero esto se potenció el día que vio a Máximo, su hijo mayor, graduarse de bachiller para luego empezar la universidad. Hoy, a sus 17 años, cursa el cuarto ciclo de contabilidad. Amigos y clientes opinan sobre él. “Es un hombre de todo el mundo, amistoso y atento, una bella persona”. Alexander Bonilla, su amigo por más de 20 años.

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