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Lo más insólito del 2022

Se nos acaba el año. Adiós. Bye, bye. Se va el 2022 de la misma forma en la que sacaron al PLD en el 2020: rápido y a patadas.

Un año lleno de cosas bellas, impresionantes y estúpidas. Sí, muchísimas cosas estúpidas en solo 12 meses de un año.

Un año donde un tipo se autodenominó el Albert Einstein de República Dominicana. Y donde otro siguió su impresionante tradición de chocar a personas en las calles como si nada hubiera pasado.

Este 2022 ha sido un año de muchas cosas. Pero sobre todo ha sido un año un montón de cosas insólitas.

Rubí, tira el intro que ando deprisa y haré algo rápido y poco aburrido.

El 2022 quedará en la historia dominicana como el año en que un grupo de ciudadanos se opuso a un Censo de Población y Vivienda dizque porque serviría para darle papeles a miles de haitianos. Eso fue insólito, cierto, pero también lo fue el desorden en la organización que tuvo la Oficina de Estadísticas.

También fue el año en el que por fin el caso de sobornos Súper Tucano tuvo sentencia. Y como siempre, engañaron al pueblo. No hubo uno solo condenado, ni siquiera los que aceptaron que hicieron las cosas mal hechas.

El año termina con un remeneón en la clase política dominante. El ministro de la Presidencia, Lisandro Macarrulla, tuvo que presentar renuncia al salir mencionado en un expediente de corrupción. En el famoso caso Coral, el de Jean Alain Rodríguez.

Primero puso la licencia en el cargo y luego, la renuncia.

Roberto Fulcar fue destituido del cargo de Ministro de Educación en medio de unas denuncias un poco raras.

Fulcar fue designado ministro sin cartera y desde hace más de un mes está fuera del país aquejado de problemas de salud. Su hermano, Julito, dijo que fue operado en Boston y que su familia se prepara para acusar a quienes le han difamado.

¿Quién iba a decir que los dos hombres más fuertes de Abinader: El súper empresario y el súper político no se iban a comer la cena del 24 y el 31 en el tren gubernamental?

Igual de insólita fue la violencia y la sinrazón que nos afectó. Un tipo que se crió con el ministro de Medio Ambiente se metió a su oficina y lo mató a balazos. El gobierno intentó como 4 veces más relanzar sus planes de seguridad en comunidades; el ministro de Interior dijo que él no era general para que le hicieran preguntas de Villa Mella, que en un momento se convirtió en una zona de guerra. El asesor del Gobierno dijo que la corrupción en la Policía empezaba en las oficinas de los directores y terminaba en los últimos rasos.

Raros y poco prudentes fueron los aumentos de salario de los gloriosos superintendentes de este país. El más brillante de todos fue el de Electricidad, que lo hizo en momentos en que el Gobierno estaba disparando al doble la factura eléctrica de los dominicanos.

Ese episodio se saldó con su salida del gobierno.

Vale decir que dichos aumentos salariales, o indexaciones por inflación, son legales. ¿Justas en este contexto? Eso lo podemos debatir. Al punto que Abinader salió a decir que esos aumentos eran imprudentes.

Una de las cosas más bonitas del año fue el rescate de dos mineros atrapados en Monseñor Nouel. Se pasaron una semanita y pico en el subsuelo y el mayor dolor de cabeza del dominicano era su teléfono celular, que no sabía quién lo tenía. Al final terminó en las manos de su pareja, que solo esperó que saliera con vida para botarlo por buena cosa.

El año también tuvo como especialidad de la casa la cantidad de estudiantes que debieron sentarse en el suelo por falta de butacas. Impresionante. Es el año 2022 y no somos capaces de comprar con tiempo los pupitres necesarios.

Y para redondear las cosas, fue el año donde el Ministerio decidió darle un bono especial a los padres para que inscriban a sus hijos en el colegio. Si eso no es fracaso hermano mío…

Voy a continuar diciendo que yo soy liceísta. Y que quien escribe el guión también es liceísta.

Están advertidos. Ahora viene el fuego: A las Águilas Cibaeñas les quitaron dos victorias por tramposos. O sea, por hacer trampa con el roster. Inscribiendo y quitando peloteros de forma irregular. Oh… y adivinen quién quiso salir a defenderlos. La mismísima Yeni Berenice Reynoso. La magistrada anti lo mal hecho. Pero es que el chiste se cuenta solo.

Y le acompañó el señor Camacho. Pero señores…

Por cierto, la magistrada solo pone el paquetico de internet cuando las Águilas ganan. Cuando andan en perdedera se concentra en armar esos expedientes voluminosos.

Un viernes de lo más bonito, el 4 de julio, nos convertimos en la inundación de Noel. Al cielo le dio con desparramarse sobre Santo Domingo. ¡Mi madre, cuánta agua! Llovió tanto que las calles se inundaron, los carros terminaron flotando y ni una sola autoridad salió a advertirle a la gente con un chin chin de antelación. Pero tampoco mientras pasaba el fenómeno.

Un caos de ciudad que tuvo que llorar a 9 personas muertas.

Pero también fue el año de Onguito. Un tipo que puso de relajo a la autoridad policial de este país. un individuo que no tiene licencia de conducir y lleva como 3 accidentes fatales. Ese caballero suele andar rodeado de su aura de estrella de la música urbana. Si esas son nuestras estrellas, estamos estrellados.

Pero si por algo será recordado el 2022 será por el imperio de Mantequilla, de la de barrita y la de tarro.

Un hombre de Sabana Grande de Boyá que comenzó a recibir dinero como supuestas inversiones y las devolvía hasta con el doble del dinero.

Lo malo no es que estas cosas ocurran. Lo malo es que haya personas que caigan tan fácilmente.

Y ahora, cuando se ha armado el soberano lio, esa misma gente sale a gritar justicia.

Y justicia se le dará.

Se nos va el año y desde aquí, felices fiestas para todos. Pórtense bien, no recojan nada del suelo, y recuerde darle un abrazo a la gente que anda como muy molesta esto días. Trate de ser feliz, caramba, que la vida es bonita, aunque a veces nos duela.

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