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Los Tucano, otro caso de sobornos donde nos engañaron

Nos engañaron compañeros. Hemos sido estafados. Si el PRD existiera todavía yo diría que me apagaron el jacho.

Miren, la empresa brasileña Embraer admitió a Estados Unidos que pagó 3.5 millones de dólares en sobornos en República Dominicana para vender sus aviones Súper Tucano.

Vamos al paso: la empresa admitió que pagó los sobornos. Esa no se lo inventó ni Jean Alain ni Miriam Germán. Tampoco la Marcha Verde.

Ellos, los brasileños, dijeron que dieron ese dinero en RD.

Tanto así que se les abrió un proceso y fueron condenados a pagar el doble del dinero como compensación al Estado: 7 millones de dólares. Y en el 2018 lo pagaron. Le dieron al Estado dominicano 7 millones de dólares al admitir que habían sobornado para que les compraran los aviones.

No solo pagó el dinero, también entregó “los papeles” a la Procuraduría para que se armara el proceso judicial en el país y se persiguiera a los responsables del dineral en sobornos.

Todo este caso comenzó en el 2016 en los Estados Unidos. Y desde entonces se apresó a Pedro Rafael Peña Antonio, un hombre que fue jefe de la Fuerza Aérea primero y secretario de las Fuerzas Armadas después, acusado de ser el principal receptor de los sobornos.

Pero también se acusó a Carlos Piccini, un coronel encargado de proyectos especiales de la Fuerza Aérea. También a unos empresarios que supuestamente habían ayudado con empresas al movimiento del dinero.

Pues resulta que el tercer tribunal colegiado del Distrito Nacional conoció el caso y los declaró no culpables, que no es lo mismo que inocentes, pero no culpables al fin y al cabo. Les dio sentencia absolutoria.

Y volvemos al chiste anterior, al que hicimos cuando Odebrecht: hubo sobornos, porque las empresas lo admitieron, pero no hay nadie preso.

Ahora, ¿por qué no hay nadie preso? Las honorables juezas lo explicaron. Y aquí les traemos un resumen:

Lo primero es que según las juezas el soborno alegado era de 3.5 millones de dólares pero durante el juicio solo se habló de 178 mil dólares.

Ante esas cantidades, las juezas dijeron que esos 100 mil dólares de la empresa 4D Bussines Group y 78 mil dólares de Magycorp resultan irrisorias frente a los 3.5 millones de dólares que Embraer admitió pagar.

Y dicen ellas mismas que los fiscales no presentaron prueba de rastreo o de que se haya identificado el paradero del monto restante.

Que se presentó el documento donde la empresa admite los sobornos pero que sin embargo no se presentó prueba testimonial alguna, nadie vino a hablar, para que así se pudiera contrainterrogar y preguntar libremente.

El boche de las jueces incluye lo siguiente: la cooperación internacional fue oportunidad de oro para una acusación robusta. Pero los fiscales no hicieron las diligencias y actividades probatorias que les correspondían.

Este caso es tan raro que una empresa acusada, Magycorp, aceptó la condena que el Ministerio Público le solicitó. Pero, sin embargo, las juezas la declararon no culpable porque los fiscales no pudieron aportar pruebas de su culpabilidad.

O sea, los de la empresa aceptaron y las juezas dice que no, que los fiscales no hicieron su trabajo.

Los fiscales dijeron que Peña Antonio y Piccini manejaron sumas millonarias desde el 2006. Pero las juezas le respondieron que eso queda invalidado como prueba porque los mismos fiscales llevaron papeles que prueban que los dos hombres, desde antes de esa fecha, manejaban sumas similares de dinero.

Señalan como una simple referencia dos transacciones por 2.5 millones de dólares y 920 mil dólares movidos por una empresa llamada Globaltics, pero que nada de eso se presentó en el juicio, dijeron las juezas.

A ver si entendemos esto mejor…

Con el discursito de la impunidad, la corrupción, la justicia independiente… nos están ganando por goleada. La duda es si son simples goles en propia puerta, autogoles planificados o simple incapacidad profesional de los fiscales o del sistema.

Quién está en condiciones de decirnos si esa facilidad con la que el Ministerio Público no puede probar sus acusaciones es apropósito, o por simple error.

En quién rayos es que podemos confiar en este país. O sea, dónde es que estamos parados. Porque, mire esto, suponga usted que los acusados son inocentes, o no culpables, como ha dicho el tribunal. Supongamos que en realidad no hicieron nada de lo que se les acusó: Quién le paga a esos ciudadanos sus años de lio judicial. Quien le resarce luego de tanta baba vertida en medios de comunicación y pasillos judiciales.

Ya los fiscales dijeron que van a apelar, que eso no se va a quedar así.

Pero yo les digo algo. Después de la vergüenza del caso Odebrecht. Y después de la vergüenza del caso Tucano… por mi madrecita santísima que esto deberíamos cerrarlo. Pero no. Aquí seguiremos.

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