Punta Catalina, dolor de cabeza desde el primer día
Cuando Danilo Medina mostró sus intenciones de construir las plantas Punta Catalina muchas voces se le opusieron.
Y el proyecto tuvo mil problemas para conseguir financiamiento. Primero por el tema del carbón y luego al estallar Lava Jato, el caso de corrupción más grande de Brasil.
El proyecto tenía pautado recibir dinero del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, de Brasil, que suspendió su apoyo a las obras en manos de constructoras que pagaban sobornos, incluida Odebrecht, por supuesto.
Pero finalmente el gobierno las construyó. Danilo y su gobierno consiguieron 595 millones de dólares con bonos soberanos; otros 291 millones de dólares con financiamiento de bancos europeos y otros 1,231 millones de recursos propios.
Y es bueno hacer un poco de historia de por qué era importante construirlas: República Dominicana dependía en exceso de unas plantas que generaban electricidad con derivados del petróleo, que parece que lo único que saben hacer es subir de precio.
Contra eso tampoco ha podido la fórmula de Ito…
Habían algunas plantas que aún se dejaran apagadas había que pagarles el dinero como si hubieran funcionado.
Y todos los años el gobierno tenía problemas con los generadores eléctricos, los empresarios dueños de las plantas, que si no les pagaban sencillamente las apagaban. Y cuando las apagaban nos quejábamos de apagones. Y cuando nos quejábamos por estar oscuros se nos ocurría la brillante idea de encender gomas en las calles, imaginamos que para iluminar los barrios…
Entonces la idea principal era construir unas plantas que produjeran energía con un combustible más barato. Eso, junto con algunas plantas de energía renovable, ayudarían a no poner todos los huevos en una misma canasta. La mejor opción era el gas natural, pero cuando eso no había mucha oferta. La opción fue el carbón, contaminante por demás, pero más barato al fin y al cabo.
El primer ruido de Punta Catalina comenzó con su precio. Siempre se ha comentado que unos chinos propusieron construir las plantas como por mil millones de dólares. Y el Estado dominicano seleccionó a Odebrecht para su construcción, a un costo de 1,945 millones de dólares.
Pero no solo se quedó ahí… Odebrecht pidió más dinero y el gobierno, para evitar un pleito en arbitraje, le pagó 395.5 millones de dólares más.
Pero hay otros costos, algunos medios pendejos. Pues, para que entiendan, Punta Catalina comenzó a construirse en unos terrenos que no eran del Estado dominicano. O sea, les prestaron unos terrenos y comenzaron a construir. A nadie en el gobierno se le ocurrió la idea de primero comprarlos y luego construir.
Y esto es importante porque esos terrenos donde se plantó la construcción adquirieron muchísimo valor desde que se levantaron las dos plantas. Elemental, economía básica…
Pues el Estado salió a comprar los terrenos cuando ya las plantas estaban hechas. Y le costaron 6.9 millones de dólares.
Y encima del dineral que costó su construcción, cosa que todavía no ha quedado del todo clara, de cuánto dinero se gastó en total, vale por igual recordar el dinero del soborno.
Y aquí hay que aclararse la garganta y beber agua. Contrario a lo que nos quiso vender el gobierno de Danilo, en Punta Catalina sí hubo pago de sobornos.
Lo confirmó la Procuraduría de Jean Alain Rodríguez, que cuando se dio cuenta de la pataza que metió intentó sacarla. Entonces dijeron que el soborno no fue en la selección de la empresa, ni al hacer el contrato. Que fue con el financiamiento en el Congreso.
A todo esto, nadie ha sido señalado ni llevado a la justicia.
Una investigación del Consorcio Internacional de Periodistas halló que se pagaron 39 millones de dólares en sobornos para construir las plantas en República Dominicana.
Pero eso no debería de sorprendernos. En el juicio famoso del caso Odebrecht no se condenó a nadie por recibir los 92 millones en sobornos. Pero sí se condenó a uno dizque por manejarlos…
Los funcionarios del PLD prometieron que Punta Catalina generaría a las finanzas nacionales un impacto de 450 millones de dólares al año, lo que suponía que el dinero invertido sería recuperado muy fácilmente.
Pero tan pronto se prendieron y empezaron a funcionar, se les ocurrió la brillante idea de vender la mitad de la planta, dizque para recuperar la inversión.
Desde entonces anda el PRM con Punta Catalina, diciéndole que es cuerpo del delito, que costó todos los millones de chanflin, y ahí tienen razón.
Ya las plantas están hechas y funcionando. Y el PRM y el gobierno de Luis Abinader aún es incapaz de decirnos cuánto costaron las plantas. Uno pensando que eso era ellos llegando y encargando esa investigación.
Estos días el presidente dijo que ya recibieron una auditoría técnica y prometió otra auditoría para mostrar todos los detalles financieros de ese proyecto.
Eso es válido y es lo que se esperaba. Solo que, por momentos, pareciera que el presidente y el Gobierno están actuando por el pique del mal rato que vivieron con el fideicomiso aquel.
Al parecer lo del PRM es no llevarse muy bien con Punta Catalina. Porque cuando tuvieron la oportunidad de administrarla se les olvidó comprarles hasta el carbón con el que funcionaba.
Hubo que hacer llamadas de emergencia al presidente de Colombia para que nos prestara unos cargamentos. Ahí llegó una tanda de apagones kilométricos. Y eso terminó con la cancelación de Serafin Canario, quien era el administrador general de las plantas.
Ahora pusieron en pausa el famoso fideicomiso, lo enviaron al CES para discutirlo.
Mientras tanto las dos plantas de Punta Catalina generan 758 megas, lo que representa el 24.5% de la demanda de energía que hay en República Dominicana. Eso las convierte en las plantas de generación de electricidad más importantes del país. En las más atractivas…
Y eso podría explicar el por qué había tantos sectores que antes se oponían a su construcción… tiene la energía más barata. Y también puede explicar el por qué ahora todo el mundo las quiere. Ya están construidas y ahora sí es bueno manejarlas.