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No hacen falta ni tanques ni tractores
Según nuestro plan, iba a ser un día largo y de mucho trabajo. Y lo fue, pero por otras razones. No logramos instalar los tanques ni la planta de tratamiento de agua en Nepoxen. Moverse en el Chaco (Paraguay) es más difícil de lo que parece. La comunidad está a 25 kilómetros desde la autopista a través de un camino arcilloso. Para llegar hasta allí, un carro de doble tracción viene bien, pero para llevar los tanques de una aldea a otra necesitábamos un tractor. Ahí empezó la odisea. Un ganadero de la zona pondría el suyo a nuestro servicio. Nos veríamos con él, exploraríamos las rutas y luego organizaríamos un circuito de visitas para llegar hasta las aldeas más lejanas. Saldríamos de Cruce de Pioneros temprano por la tarde y a eso de las tres ya tendríamos el recorrido hecho y empezaríamos a colocar los tanques. Parecía la mejor idea. Pero el Chaco es muy grande, poco poblado y la señal de teléfono es casi inexistente. Se imaginarán entonces que dar con el tractor fue casi imposible. Fuimos de un lado a otro siguiendo las instrucciones de la gente. Vamos, una larga y otra corta, pero ninguna la correcta. Al final un menonita nos dibujó un mapa en el suelo para guiarnos. Seis curvas, dos puentes y una loma más allá, llegamos a casa de Johnny, el ganadero. Mala suerte, él había salido. Sin tractor y con tres horas de retraso, salimos a Nepoxen. Don Aníbal Padrón, el líder indígena del lugar, nos recibió atento y con algunas recomendaciones: “Necesitamos canaletas más largas, techos más limpios y más tanques instalados”. Y es que cualquiera de estas noches podría caer un buen aguacero y. en ese caso, las comunidades deben estar listas para recoger toda el agua posible. Esa será nuestra principal tarea: garantizar que haya tanques instalados.