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La cultura autoritaria en el olimpismo

Desde niño mi madre me enseñó que, los hombres no deben sentir temor al expresar sus ideas, luego se afianzó cuando mi profesor de primaria siempre parafraseaba a Jose Martí, el prócer cubano, que decía “un hombre que oculta lo que piensa o no se atreve a decir lo que piensa no es un hombre honrado”.

Evidentemente, con el paso de los años he aprendido a hacerlo con la debida prudencia, como lo establece el filósofo español, Fernando Sabater, en su libro Ética Urgente.

Esto lo digo a propósito, que nunca he tenido diferencias personales con nadie, simplemente, fijo posición por lo que entiendo debe ser lo correcto, como resultado del compromiso social.

Aunque vivimos en un país subdesarrollado, donde el personalismo se coloca por encima de lo institucional, aun así, expreso mis ideas, porque como dice Eurípides, no decir lo que piensas es esclavitud, y como asimilo el proceso dialéctico de la vida no le temo a las consecuencias.

En el caso del Comité Olímpico Dominicano, cuyo secretario general, Luis Chanlatte, ha tenido toda una vida de denuncias frente a las autoridades olímpicas, hasta el punto de que escribió un libro, donde culpaba a los pasados presidentes de la degradación olímpica, posición que respeto, pero que no comparto, porque la razón de la crisis que vive el olimpismo, es por la falta de cultura democrática, el irrespeto a la norma, y una carencia y falta de regulación por parte del Estado.

¿Cómo Podemos Demostrar que Vivimos, en una Cultura Autocrática en el Deporte?

Vamos a ilustrar con dos ejemplos para comprender como el COD quebranta sus propios estatutos, que deben ser la guía para proteger la institucionalidad y el orden.

En el año 2011, bajo la administración de Luisin Mejia Oviedo, se hizo un acuerdo con la Corte de Arbitraje y Resolución Alternativa de Conflictos, para que todas las disputas dentro del olimpismo se conocieran en dicha instancia, por lo que se llevó a cabo una reforma estatutaria, no solo del COD, sino de todas las federaciones deportivas, que es una figura parecida al Tribunal de Arbitraje del Comité Olímpico Internacional y de la FIFA, donde no te obligan ir a esa instancia, sin embargo no ir a ella tiene consecuencias.

Es conocido que, en todas las federaciones que han tenido disputas internas, han ignorado esos preceptos estatutarios, y, hoy le toca las puertas a la cabeza del olimpismo.

De igual manera, cuando llegó este nuevo Comité Ejecutivo del COD, formaron una supuesta Comisión de Ética y Disciplina que, a la luz del derecho, como todo lo que se hace en el Movimiento Olímpico es ilegal e ilegitimo, ya que esa comisión debió ser aprobada en una Asamblea Extraordinaria, donde se le diera la autoridad, y su reglamento para actuar de oficio, y sancionar todas la violaciones, sin importar quien incurriera en la falta, donde el Tribunal de Arbitraje fungiera como una corte de apelación.

Cuando se emiten sanciones debe ser bajo el cuidado del debido proceso, porque es un derecho humano, que está establecido en la norma 23 de la Carta Olímpica. Asimismo, el Tribunal Constitucional Dominicano ha emitido la sentencia 0188/15, de que en el deporte debe cumplirse la tutela judicial y el debido proceso de conformidad al artículo 69 de la constitución. Sin embargo, en el Movimiento Olímpico se emiten sanciones que ni el Código Penal Dominicano lo contempla, ya que no existe ningún código ni procedimiento disciplinario en el deporte.

Por consiguiente, ni ha funcionado el Tribunal de Arbitraje ni mucho menos la supuesta Comisión de Ética y Disciplina. La cultura dictatorial es la que produce la crisis en el COD, porque sus dirigentes siguen enclavados a mediados del siglo XX, y como tengo muchos amigos en distintas instituciones deportivas, si ha esto no se le pone límites, su integridad física correrá peligro. Por lo tanto, es de carácter urgente cambiar el rumbo del Movimiento Olímpico Dominicano, porque afecta sensiblemente al desarrollo nacional.