Félix Sánchez
En familia ha triunfado el amor entre cata y vallas
“Yo no conocí al Félix Sánchez atleta. Lo que yo veía era lo que la mayoría de los dominicanos veían por la televisión”, afirmó Dimitrova
A María Dimitrova le satisface comprobar en el día a día que el Félix Sánchez que tiene como esposo, padre de Ayden y de Asher, es un ciudadano campeón que nada tiene que envidiarle al doble medallista olímpico y monarca mundial de los 400 metros con vallas que tiene a una nación rendida a sus pies.
Aun cuando su carrera coincidió con la del último tramo del laureado deportista, vino a conocerlo personalmente en 2019, varios años después que éste se retirara como atleta.
Por televisión
“Yo no conocí al Félix Sánchez atleta. Lo que yo veía era lo que la mayoría de los dominicanos veían por la televisión”, declara Dimitrova sobre el exultante vallista que se pavoneaba cuando salía a la pista en medio de los aplausos.
Subraya que en días pasados ambos veían la memorable carrera realizada por Sánchez en los Juegos Panamericanos de 2003 en el Estadio Olímpico que hoy lleva su nombre y que lo relajaba porque se veía muy creído, “muy chowsero”.
“En la pista era una cosa y ya como persona otra. Para mí resulta chocante, pues él es muy tímido, reservado, humilde. Yo me alegro de haber conocido a Félix Sánchez como hombre, como esposo, un medallista de oro, pero ya más como ciudadano”, manifiesta la karateca de 36 años para luego apuntar que a ella también le cambia su apacible personalidad cuando sale al tatami.
“Yo en el tatami me transformo también. Cuando llego a la competencia no quiero que nadie me hable porque estoy en mi mundo, con mi cara fea y agresiva en momentos en que estoy haciendo mi cata”, aclara la también campeona por equipo y de plata individual en los Juegos Panamericanos de Lima.
Sin dudas
El Súper Sánchez, en tanto, no alberga dudas que la María que conquistó la medalla de oro en las últimas cuatro ediciones de los Juegos Centroamericanos y del Caribe (2006-Cartagena de Indias, Colombia; 2010, Mayagüez, Puerto Rico; 2014 Veracruz, México y 2018 en Barranquilla, Colombia) se queda corta a la dama que ahora tiene de compañera.
“Su compromiso con la familia me encanta. Yo no le pondría una medalla dorada, sino dos”, enfatiza el progenitor de Ayeden, el niño de un año y ocho meses que procreó con Dimitrova, y de Asher, de siete años, fruto de una anterior relación, pero ella lo ha acogido con el mismo amor.
Destaca que a pesar de los compromisos que tiene como atleta que se prepara para participar en un par de meses en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de El Salvador y luego en los Panam de Chile, así como sus compromisos como entrenadora, profesora y empresaria no descuida las tareas de la casa.
Una sonrisa siempre
“Sin importar cómo durmió, si comió, como fue su día, ella va a estar ahí sonriente, con su cara linda, contenta, con su profesionalidad a la hora del compromiso. Muy enfocada, disciplinada. Es lo que me gusta de ella”, resalta mientras intenta acallar a un inquieto Ayden que reclama, sin decirlo, mayor atención (acto seguido, pide permiso, le busca un paquete de galletas, lo tranquiliza y sigue la conversación con redactores de LISTÍN DIARIO).
“Y es lo mismo en la casa. Ella da el cien por ciento. Los fines de semana, los domingos, que debería tomarlo para descansar, para no hacer nada, tú la ves cocinando, barriendo, limpiando y yo le digo ´pero por qué no dejas eso para otro día, descansa´”, relata.
“Es impresionante. Eso es ella, me encanta, me encanta de verdad, yo veía a mi mamá haciendo eso también”, puntualiza.