MLB
“El mejor juego de mi vida”: Eury Pérez rememora su debut
Alcanzar la categoría de ligamayorista perfectamente puede significar tocar el cielo para el nativo de Santiago, quien, como muchos dominicanos, quedó cautivado de un deporte que solía jugar en las calles
“El mejor juego de mi vida”.
La oración descrita parecería simple en caso de evadir la forma tan sentida con la que se expresa, una composición de palabras que utiliza el lanzador Eury Pérez sobre lo que fue su primer partido en Grandes Ligas.
Alcanzar la categoría de ligamayorista perfectamente puede significar tocar el cielo para el nativo de Santiago, quien, como muchos dominicanos, quedó cautivado de un deporte que solía jugar en las calles ante la falta de utilería deportiva.
Él nació para la disciplina, una que empezó practicando de manera organizada con la edad de 11 y que nueve años después le permitió pisar el escalón más alto que existe.
Primeros años
Pérez nació en Santiago, al norte de la República Dominicana, en las proximidades del Río Yaque del Norte, en suelo del Ensanche Bermúdez.
Relata al LISTÍN DIARIO lo que fue la mudanza hacia la avenida Yapur Domit, el lugar donde nació su amor por el béisbol y en el cual jugaba “con lo que había” ante la falta de utensilios para la práctica.
Tuvo su primera experiencia en una liga infantil cuando cambió de residencia a “La Otra Banda”, teniendo entonces 11 años de edad.
Allí conoció los fundamentos, puliendo las habilidades que le permitieron escalar hasta una academia.
Contando con el entrenador Alejandro De Aza, Pérez conoció en primera persona el proceso de peloteros aficionados a través de las demostraciones en los famosos ‘tryouts’.
El primer acercamiento que tuvo con un equipo fue con los Rockies de Colorado, aunque decidieron no firmarlo y permitiendo que los Marlins de Miami tengan libre paso.
Ficharon al dominicano bajo la edad de 16 años, el mínimo requerido para agentes libres internacionales, otorgándole una bonificación de 200 mil dólares.
Circuitos minoritarios
Pasando de ser contratado, Pérez contó con un rápido proceso de desarrollo en lo que fue su paso por las Ligas Menores en la pelota estadounidense, alcanzando el máximo nivel luego de tres años de muestra.
Reparte crédito entre los compañeros que le tocaron sobre la marcha, especialmente en el estelar Sandy Alcántara, quien dice aprovechar “un poquito” de cada persona para incluir nuevas experiencias en su haber.
A propósito de Alcántara…
“Sandy es como un hermano mayor para mí”, cuenta Pérez sobre la simbología de su compinche. “Alguien que nunca tuve, alguien que me faltó mientras estaba en la liga”.
Ha encontrado un consejero, pero también con quien comparte rutinas físicas y sostiene una relación de amistad que trasciende cuando las luces del estadio se apagan.
“Trato de agarrar un poco de todo lo que me dice, porque (él) es alguien demasiado increíble”, añade Pérez.
Alcántara también hizo de interlocutor en la llamada más importante en la vida de Eury. Le comentó que sería otro dominicano en la Gran Carpa, así como quien lo recibió en el aeropuerto de cara a su primera apertura.
“Fue un poco incómodo”, declara sobre la broma que levantaron los Marlins antes de comunicarle su ascenso. “Dije: ‘mierd*, que estoy haciendo mal’. Ellos me habían dicho que tenía que ver un vídeo donde estoy lanzando y entra Sandy diciendo que me tiene una mala noticia”.
“Luego comienza a decirme que me tendrá que ver la cara todos los días”, toma pausa y continúa: “fue la llamada más emocional de mi vida, por lo que también le agradezco a Sandy que tomó un minuto de su tiempo”.
Play-ball
Pérez reconoce que la euforia se apoderó de él antes de saltar al montículo en su debut con los Marlins, rememorando como la mezcla de emociones lo llevó en su sesión de calentamiento a botar la pelota la primera vez que hizo un envío.
Tomó un segundo aire y fue al escenario para firmar una labor de siete ponches frente a los Rojos de Cincinnati, aunque fue castigado con dos anotaciones producto de cuadrangulares.
“Todo estaba fluyendo, saliendo bien, tratando de dar lo mejor de mí, compitiendo con los bateadores y sacando outs rápidos. Fue algo increíble, el mejor juego de mi vida”, dijo.
Segundo encuentro
El dirigente de los Marlins, Skip Schumaker, confirmó que el santiaguero estará realizando la segunda apertura en su carrera este jueves contra la alineación de los Nacionales de Washington.
El lanzador abundó sobre las diversas cosas en las que han estado trabajando, buscando una mejor participación y que de forma progresiva aumente la cantidad de entradas en los partidos.
“Hemos trabajado en los pitcheos, (conseguir) mantener la recta alta y tratar de realizar pocos pitcheos por innings. Me están controlando los lanzamientos por juego, entonces, estamos tratando de sacar más outs y dar menos bases por bolas”, revela el portento.
El quisqueyano también afirma que sintió incomodidad para adaptarse a una esférica diferente a la empleada en Triple-A, la categoría anterior en la que participó.
Con relación al enfrentamiento, Pérez invita a que la afición dominicana continúe brindándole su apoyo. “Yo voy a seguir tratando de dar lo mejor para mí, ustedes y la República Dominicana”, manifiesta.
Mientras se acerca otra prueba en el ecosistema de Las Mayores, el dominicano tuvo un momento de mirarse en el espejo y reflexionar sobre el camino en el que se abre paso.
“Orgulloso de ese muchacho porque trabajó mucho para estar aquí (…) Que siga trabajando, esforzándose, siendo el mismo muchacho humilde del barrio”, relata.
Sabor agridulce
Existe una pequeña cosa que impide que la dulzura del momento pueda disfrutarse a plenitud en el caso de Pérez: ningún miembro directo de su familia ha tenido oportunidad de verlo en un partido profesional.
“Nunca han podido verme como pelotero profesional, también sería uno de mis sueños que ellos estuvieran aquí apoyándome de cerca y poder abrazarlos después de un juego. Poder pasarles la primera bola o algo así. Que puedan gozar ese momento”, declara.
La familia ha mantenido una comunicación constante en cada apertura suya, haciendo que la tempestad en contra tenga menor trascendencia y dando valor al verdadero significado del momento.
“Siempre están ahí, me llaman y escriben cada vez que picho. Me dicen: ‘lo hiciste muy bien, estamos felices por ti. Sigue trabajando que estamos aquí apoyándote’. Y nada, ellos igual se lo disfrutan como si están”, dijo.