baloncesto
Para Carola Hernández, nada supera el ser madre
Ganar un partido decisivo de una serie final, ser parte de la selección nacional o una medallista en certámenes internacionales son parte importante del perfil de un atleta de alto rendimiento.
En el caso de Carola Hernández ningún premio, logro o sentimiento supera el de ser madre.
“Soy mejor persona desde que me convertí en madre”, dice la baloncestista integrante del equipo nacional desde el 2008.
Dice que tras la llegada de Wildalis Victoria hace casi nueve años ahora es ella –su niña- la que ocupa la mayor parte de su pensamiento, de su accionar en la cancha y su propósito en la vida.
“Luego de su nacimiento me he convertido en una mujer más madura ya que hay que dedicar tiempo tanto al deporte como a mi hija”, añadió.
Un sacrificio mayor que ha tenido que hacer durante su vida es el no poder celebrar el cumpleaños de su hija que este año va a coincidir con el Día de las Madres en el país.
“Es difícil alejarse de lo que uno más quiere para estar concentrada en el baloncesto”, ha dicho la jugadora que desde el 2008 forma parte de la selección nacional dominicana, además de ver acción en el torneo superior del Distrito Nacional y en la Liga Nacional de Baloncesto Femenina.
Es solo una muestra de lo que tienen que sacrificar las madres atletas para representar con gallardía al país.
“Cuando se presentan las competencias internacionales, la dejo a cargo de mi madre, principalmente, ya que siempre hay que estar sobre ella, sobre todo con lo que tiene que ver con la escuela”, añade Hernández.
Sin embargo, recientemente ha vivido una experiencia que la ha colmado de felicidad.
“Hace unas semanas, Wildalis me contó que su profesor de matemáticas le había dicho que ella tenía una madre que es una superestrella, que sabe jugar mucho al baloncesto y que es alguien muy importante para el país”, agregó.
Tras escuchar estas palabras de labios de su retoño, Hernández creyó estar “volando entre las nubes”.
Hernández fue parte del cuarteto que obtuvo la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos del 2019 en Lima, Perú en el baloncesto 3X3.
Fue una de dos niñas que a los 13 años comenzaron a practicar el baloncesto junto a los varones en el club Rafael Leónidas Solano del sector de Guachupita. En la Liga Nacional de Baloncesto ha jugado con las Águilas y las Murallas de San Lázaro. Con estas últimas se ha proclamado campeona en dos ocasiones. En 2021 fue campeona con las lazareñas en el superior distrital. En la serie final fue premiada como la Jugadora Más Valiosa.
Con la selección de mayores participó en el torneo FibaAméricas del 2015 en Edmonton, Canadá, los Juegos Bolivarianos del 2017 en Santa Marte, Colombia (medalla de plata), el FibaAmericup del 2019 en San Juan, Puerto Rico y el Preolímpico de ese último año en Edmonton.
Fue la segunda mejor anotadora del equipo en ese preolímpico (10.7 pp), al igual que en el FibaAméricas con 8.8 tantos mientras anotaba el 82 por ciento de sus lances libres.
En las categorías formativas ganó bronce en el Centrobasket Sub16 del 2009 y en el Centrobasket Sub17 del 2011 y participó en el FibaAméricas Sub16 del 2009 y en el Sub18 del 2012.