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BÉISBOL

El nuevo reloj de Grandes Ligas no solo afectará a los lanzadores

Un reloj de pitcheo se aprecia junto a la sede de una práctica ce bateo de los Marlins de Miami en Jupiter, Florida, el 19 de febrero de 2023.

Un reloj de pitcheo se aprecia junto a la sede de una práctica ce bateo de los Marlins de Miami en Jupiter, Florida, el 19 de febrero de 2023.

Como uno de los principales prospectos del béisbol, Grayson Rodríguez podría debutar muy pronto con los Orioles de Baltimore. Luego, el lanzador derecho de 23 años podrá comenzar a ajustarse a las Grandes Ligas.

Al menos contará con una ventaja: Ha tenido experiencia con el reloj de pitcheo que se probó en las ligas menores y que ahora se implementará en las mayores.

“Yo era un gran defensor de eso”, dijo. “Obviamente acelera el juego. Como pitcher, en cierta forma es lo que quiere uno. Los bateadores de las mayores demoran mucho para llegar al plato. A mí eso me vuelve loco. Así que este reloj de pitcheo en cierta forma agiliza el proceso. Me gusta mucho”.

No todos están tan contentos con la novedad. Sin importar que se trate de un pitcher, un cátcher, un bateador o un corredor en las bases, no hay forma de ocultarse de este cambio en las reglas. De todas las modificaciones bajo las órdenes del comisionado Rob Manfred, el reloj de pitcheo sería la que más afectaría a prácticamente todos los peloteros.

Los relojes estarán colocados detrás del plato y más allá de los jardines, de tal suerte que resulten visibles para lanzadores y bateadores. Realizarán una cuenta regresiva de 30 segundos entre cada bateador.

Y entre un pitcheo y otro del mismo turno, la cuenta será de 15 segundos —20 si hay corredor en alguna de las bases. El pitcher debe comenzar su movimiento para lanzar antes de que se agote el tiempo.

Tras un lanzamiento, el reloj se pondrá en marcha de nuevo cuando el pitcher tenga de vuelta la pelota, el cátcher y el bateador estén en el círculo que rodea el plato y haya condiciones generales para reanudar la actividad.

Será por lo tanto clave una buena comunicación entre el cátcher y el pitcher, pues el tiempo estará corriendo. El bateador tendrá también responsabilidad: Necesita estar en la caja y alertar al lanzador cuando queden al menos ocho segundos en el reloj.

Los bateadores pueden pedir tiempo una vez por turno, deteniendo el reloj.

“En cierto modo, vamos a tener que abreviar nuestra rutina en el plato, al limpiar la caja o al hablar con el umpire o el cátcher”, dijo Michael Harris II, jardinero de Atlanta y Novato del Año pasado en la Liga Nacional. “Yo pasé por algo de esto en la Doble A, así que sé cómo funciona y cómo puedo agilizar el juego, pero supongo que habrá que acostumbrarse”.

La meta de hecho es acelerar el ritmo de los encuentros, limitando específicamente las partes de los mismos que muchos fanáticos encuentran tediosas.

De acuerdo con la oficina de las Grandes Ligas, el reloj de pitcheo redujo en 25 minutos la duración promedio de un juego de nueve innings el año pasado en las menores, de 3 horas y 3 minutos en 2021 a 2:38.

Y otras estadísticas, como las de carreras por juego, promedio de bateo y número de bateadores golpeados, permanecieron prácticamente sin cambios.

“Los juegos se abreviaron pero no a expensas de su desenvolvimiento”, enfatizó Joe Martínez, exlanzador de las mayores y actual vicepresidente de estrategias en el terreno de las Grandes Ligas. “Lo que realmente se retiró del juego fue el tiempo muerto, en que los lanzadores caminan alrededor del montículo, los bateadores se ajustan los guantes, se hacen pitcheos adicionales en el bullpen o se camina de un lado a otro”.

Los juegos al comienzo de la temporada, en la segunda semana, incluyeron un promedio de 1,73 infracciones. Para la 24ta semana, la cifra se redujo a 0,41.

En un sondeo, alrededor del 90% de los lanzadores y demás peloteros dijeron que se adaptaron al reloj en aproximadamente un mes. Si los jugadores de las mayores lo logran rápidamente, deberían estar listos hacia el final de la pretemporada.

Sin embargo, hay una diferencia entre peloteros de ligas menores que buscan cumplir con lo que se les indique y veteranos de las mayores, habituados a cierta forma de trabajar. Además, el monto de información disponible para los jugadores de las Grandes Ligas pude derivar en que los duelos entre pitcher y bateador tengan una índole física y también una mental.

“En este deporte, lo importante es la estrategia y encontrar formas para retirar a los rivales. Creo que eso es único en el béisbol”, dijo Vince Velásquez, lanzador derecho de Pittsburgh. “Hay mucho talento diseminado en la liga, y los bateadores harán sus deberes tanto como nosotros, pero pienso que se requiere algo más de tiempo para idear una estrategia y encontrar formas de incorporar esas cosas”.

A Velásquez no le agrada el reloj de pitcheo. Su compañero, el cátcher Kevin Plawecki, está preocupado por incurrir en infracciones.

“Siento que, cuando comienzas a marcar automáticamente los strikes, las bolas, las bases intencionales y posiblemente las carreras automáticas sólo con base en un mal paso o un tiro a las bases, eso cambia la integridad del juego”, dijo Plawecki.

Cuando un pitcher no haga su lanzamiento a tiempo, se le sancionará marcando una bola. Si el bateador no está listo a tiempo, se le cantará un strike automático.

Podrá eludirse fácilmente el reloj si el pitcher simplemente deja de hacer contacto con la goma o hace un tiro a las bases. Para evitar que se abuse de esos recursos, los lanzadores sólo pueden optar por los mismos dos veces en cada turno.

El tiempo vuelve a correr después de que el lanzador recurre a alguna de las dos alternativas mencionadas. Una vez que agota el límite, es posible que el lanzador siga intentando un revire a las bases, pero más le vale retirar al corredor, pues si éste vuelve a la almohadilla y es safe, se marcará un balk y se le otorgará la base siguiente.

La restricción en los revires a las bases cumpliría dos propósitos. Limitaría un aspecto tedioso del béisbol —los fanáticos suelen abuchear esos tiros a las bases por parte de los lanzadores visitantes. Por otro lado, alentaría un corrido agresivo de bases en un deporte cada vez más definido por los jonrones y los ponches.

En las pruebas dentro de las menores, los intentos de robo aumentaron de 2,23 por juego en 2019 a 2,81 el año pasado. El índice de éxito mejoró de 68 a 78%.

“Siempre que se implementa una nueva regla o algo, uno piensa que sabe lo que ocurrirá, y luego la gente usa esto como un arma a su favor”, dijo Trea Turner, campocorto de Filadelfia, quien acumula 230 robos en su carrera, con un índice de éxito del 85%. “Ojalá que haya más bases robadas para todos. Esto simplemente será más emocionante”.