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David Ortiz sigue asombrado por su cita en Cooperstown

Ortiz es apenas el 58to pelotero en ser seleccionado por la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica en su primer año de elegibilidad.

David Ortiz, uno de los mejores bateadores de la historia en momentos de presión.

David Ortiz, uno de los mejores bateadores de la historia en momentos de presión.

Seis meses después de responder a la llamada más grandiosa que un pelotero pueda recibir, David Ortiz sigue asombrado por su buena fortuna.

El extoletero de los Medias Rojas de Boston — afectuosamente conocido como Big Papi — será exaltado al Salón de la Fama el domingo.

Quizás entonces finalmente asimile recibir el máximo honor del béisbol.

“Aún sigo sin poder creerlo. Esto ha sido un sueño hecho realidad”, dijo el dominicano de 46 años que acumuló 541 jonrones en 20 temporadas en las Grandes Ligas y fue clave para que los Medias Rojas ganasen tres campeonatos de la Serie Mundial.

“Me tocó crecer en situaciones muy duras. Mi niñez no fue fácil, pero tuve unos padres que me guiaron y me cuidaban para que no me metiera en problemas”.

Ortiz es apenas el 58to pelotero en ser seleccionado por la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica en su primer año de elegibilidad. Ingresa como el bateador designado con más juegos disputados que cualquier otro miembro del panteón en Cooperstown.

También será el cuarto dominicano, uniéndose a Juan Marichal, Pedro Martínez y Vladimir Guerrero.

La Clase de 2022 también incluye a seis figuras que fueron seleccionadas por los comités de las eras del béisbol.

LOS OTROS

Entre ellos están el toletero cubano Tony Oliva y el lanzador Jim Kaat, quienes fueron compañeros con los Mellizos de Minnesota.

Póstumamente, llega el momento para el cubano Minnie Miñoso, estrella de los Medias Blancas de Chicago en los 50; Gil Hodges, leyenda de los Dodgers de Los Ángeles que condujo a los Mets de Nueva York a su primer título de la Serie Mundial en 1969;

Buck O’Neil, quien jugó con los Kansas City Monarchs en las Ligas Negras y fue un incansable activista del deporte; y Bud Fowler, reconocido como el primer jugador profesional de raza y que creció en Cooperstown en los 1860, actuando en decenas de ligas.

Se trata de una clase con tres latinoamericanos y dos jugadores de raza negra que allanaron el camino para las estrellas del presente. Tres tienen nexos con los Mellizos.

LA CONEXIÓN DE LOS MELLIZOS

Minnesota guarda un sitio especial en el corazón de Ortiz por la amistad que tuvo con Kirby Puckett — miembro del Salón de la Fama y otro número 34 como Big Papi — antes que el dominicano fue transferido a los Medias Rojas al cabo de seis campañas.

“Ese era mi héroe”, dijo Ortiz, quien sobrevivió ser baleado en un bar de Santo Domingo hace tres años.

La trayectoria de Kaat es llamativa. Tenía una marca de 1-4 en 1958 jugando con el equipo de Missoula de la Pioneer League, y sospechaba que le quedaba una apertura más antes que lo mandase de vuelta a casa. El jugador y manager Jack McKeon le dio a Kaat un puesto en la rotación cada cuatro días, y completó la temporada con marca de 16-9.

“Aprendí sobre mí. Aprendí mucho sobre ser un lanzador”, dijo Kaat, de 83 años y quien creció en Zeeland, Michigan.

Apelando a la finura y el control en vez de lanzar rectas humeantes, el zurdo tuvo una carrera de 25 años antes de retirarse en 1983 con 283 victorias y 17 salvados con seis equipos. El último fue San Luis y, cuando los Cardenales ganaron la Serie Mundial de 1982, Kaat se convirtió en el único jugador profesional de las principales ligas en haber disputados 24 temporadas antes de obtener su anillo de campeón, según el Elias Sports Bureau.