PRESENCIA DOMINICANA
Peculiaridad del béisbol
El juego de comodín de la liga Americana del pasado martes efectuado en la ciudad de Boston que decidió el paso de los Medias Rojas a la postemporada al superar estos a los Yankees seis por dos, mostró uno de los aspectos más interesantes que hacen al béisbol diferente a los demás deportes de su género.
En dos ocasiones Giancarlo Stanton, del equipo de Nueva York, consiguió sólidas conexiones en las que la pelota rebotó en la gigantesca valla del Fenway Park ubicada en el jardín izquierdo conocida como “El monstruo verde”.
El vigor aplicado en las dos acciones habría conseguido que la bola viajara una larga distancia convirtiéndose en cuadrangulares si no encuentran el obstáculo que fue la señalada alta pared. Esos batazos se convirtieron en consecuencia en hits sencillos, quizás los más largos que ha disparado en su carrera este toletero.
Los efectos de estos hechos costaron a los representantes de la Gran Manzana por lo menos tres carreras y en el segundo caso un total cambio de la perspectiva del desarrollo del juego.
Es de consenso, que los señalados disparos en cualquier otro parque de liga mayor hubiesen sido jonrón. Paradójicamente, en su oportunidad final, Stanton conectó un batazo de menos contundencia, esta vez por el jardín derecho, donde la bola pasó a las tribunas y fue un cuadrangular.
Eventualidades de ese tipo solo ocurren en el béisbol. Es el único deporte en el que los recintos donde se efectúa el juego tienen formas diferentes que influyen tanto en los resultados como en la estrategia a aplicar.
Distancias desiguales en los bosques, alturas de las vallas y espacios en las zonas de foul, son de las diferencias que caracterizan los diseños de los estadios.
Los hay que favorecen la ofensiva y otros al pitcheo, aunque los modernos se inclinan a la neutralidad. De los parques en los que se está efectuando la actual serie de división, son hostiles a los lanzadores el de Milwaukee, el de Chicago y el de Houston, los demás los ayudan.