PRESENCIA DOMINICANA
Nueva Generación
La evidencia surgida este año indica que la nueva generación de bateadores dominicanos en las grandes ligas tiene la capacidad para honrar el legado que dejó la pasada, la cual deberá concluir cuando llegue la hora del retiro para Albert Pujols.
Esa generación que emergió entre los años noventa y principios del 2000 alcanzó hazañas ofensivas que perduraran en el tiempo y serán una especie de reto para la actual. La habilidad que demuestra Juan Soto en el dominio de la zona del plato revela que podría, al concluir su carrera, presentar resultados similares a los que consiguió Manny Ramírez en promedio de bateo, porcentaje de embasarse y slugging, uno de los pocos en la historia y único latinoamericano con cifras de .300/.400/.500.
El grupo presente está integrado por hombres con mucha capacidad para lograr conexiones que envíen la bola a viajar largas distancias; además de Soto se puede señalar a Manny Machado, Fernando Tatis, Jr., Rafael Devers, Vladimir Guerrero, Jr., José Ramírez y Eloy Jimenez; de ellos, ¿Cuáles lograran disparar más de 600 cuadrangulares como lo hicieron Samuel Sosa, Alex Rodríguez y Pujols?
Cuatro dominicanos finalizaron sus carreras con un OPS por encima de los novecientos puntos, todos pertenecientes a la generación del 90-00: Manny Ramírez (.996), David Ortiz (.932), Vladimir Guerrero (.932) y Alex Rodríguez (.930). Pujols comenzó la actual campaña con .923 y ha descendido a .920, a pesar de eso, todo indica que al llegar el retiro ese porcentaje estará por encima de la señalada cifra élite. Entre los activos con un mínimo de tres mil apariciones al plato únicamente siete tienen un OPS por encima de novecientos y el único criollo incluido en esa lista es Pujols. Detalle significativo que induce a preguntarse: ¿cuáles de la nueva camada dominicana están en mejor posición para ser incluidos en ese cuadro cuando logren las necesarias apariciones? En estos momentos Tatis y Soto, enseñan .980 y .968 respectivamente y Guerrero, Jiménez y Devers .867, .851 y .846.
Solo al final de la meta se podrá conocer si la actual generación dominicana de bateadores honró la herencia de la anterior.